Capítulo 1: La Siniestra Bondad

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"Hoenn, actualmente potencia mundial por sus avances en transportes marítimos, no sólo famosa por eso, también por los sucesos de talla mítica que tuvieron lugar hace unos años. Se dice que un entrenador logró salvar en conjunto con Rayquaza a toda la región, aquel entrenador era el mismísimo campeón actual: Rubí, considerado por muchos como una leyenda viviente."

Una televisión transmitía un programa informativo sobre la situación de Hoenn, a la par que una señora abstraída observaba la programación desde la sala de una hogareña casa en Villa Raíz.

—Qué emocionante resulta aprender cada día algo más. ¡Lloyd, cariño, ven a ver la televisión con mamá, está pasando algo muy educativo!— Dijo una señora sonriente.

Zzz... ¿uh? mi pesada siesta interrumpida una vez más, pues ya era costumbre, mi madre siempre se preocupaba por mí, incluso hasta cuando duermo. salí de mi deprimente habitación y me encontré con Sceptile, mi fiel amigo desde que era un niño, no se veía de buenas y creo que tal vez es por la travesía que emprenderemos. Poco después de terminar mi rutina matutina bajé las escaleras que conducían la sala para ver a mi madre.

Lloyd portaba un traje característico de entrenador, con la excepción de tonos más claros y tela más abrigada, dicen que tu apariencia refleja tu ser.

—Madre, no estoy para ver la televisión hoy, aprecio tu oferta pero hoy tendré que abandonar el hogar. Ha pasado mucho tiempo ya... sinceramente no sé cuál es mi propósito ahora, no pude ganar la liga y el tiempo solo me lo recuerda cada vez más,  madre, actualmente vivo por vivir.— Respondí bruscamente.

Mi madre se veía melancólica, ella sabía que esto pasaría.

—Yo... no sabía que te sentías así, debe de ser duro esforzarse mucho para que en la última instancia lo pierdas todo, pero pese a todas las adversidades estoy segura que saldrás hacia adelante, ¡Te lo dice tu madre! y sé que en el fondo eres como yo, nunca dejaría tu destino echado a la suerte, te levantarás y más fuerte que antes.— Mi madre me empalagaba, pero ella me quería ver feliz y ya.

—Tranquila, llamaré siempre que pueda, después de todo tengo 19 años y creo saber defenderme sólo.— Dije sin muchos ánimos.

Abracé como último recurso a mi madre, me despedí con una sonrisa y marché de casa. Sceptile me seguía pisándome los talones, no me odia, pero seguía conmocionado por mi decisión.

—Bueno, Esto tenía que suceder, Sceptile, ya no somos niños jugando a ser entrenadores, ya perdí la cuenta de cuantos Zigzagoon he derrotado en la ruta 101. Si ves el lado positivo puede que te encuentre a una linda Gardevoir, no son del mismo grupo huevo pero hacen linda pare— Sceptile me interrumpió de un golpe en la cabeza.

—¡Ouch! ¿Acaso eres un sudowoodo o qué?— Manifesté adolorido.

Mientras pasábamos por la ruta sentía la presencia de un extraño, como si alguien estuviese vigilando la zona. Ignorando completamente el suceso no perdí mu rumbo, la ruta era corta pero los pasajes de ella me recuerdan incontable momentos vividos cuando era más joven. Al llegar noté una calma extraña, era inusual incluso para este pequeño pueblo, un escalofrío recorrió mi espalda y terminó en la nuca.

¡Sceep-Tilee!

Sceptile entró en su ball a voluntad, generalmente entra ahí cuando está agotado.

—Vaya, y sólo fue una ruta, es un poco patético aunque tiene sentido, yo tampoco pude dormir bien anoche.— Le sonreí a mi amigo.

Aún tenía la sensación de que alguien nos vigilaba, era una especie de inseguridad enorme. Me acerqué a un habitante del lugar, era un anciano.

—Disculpe, ¿No sabe que está pasando por aquí? Siento una sensación extraña.—Pregunté al anciano, él no tenía un gesto amistoso.

—Son los Absol, vienen a destruir la paz del pueblo, esperando el momento perfecto para traer una catástrofe, ¡Te juro que si llego a ver a uno no dejaré que vuelva a pisar el pueblo!— En un tono desafiante me contesto, para tener esa edad le sobran agallas.

—No creo que un Absol haga eso...— Respondí temeroso.

De repente un Absol entró en el pueblo, aullando para llamar la atención, yo sabía perfectamente lo que significaba eso, su cuerno en forma de media luna detecta cuando sucederá una catástrofe. Por mala suerte del Absol este era un pueblo muy prejuicioso y no dudaron en atacarle con piedras.

—¡Hey! ¡Déjenlo en paz, no está advirtiendo sobre una catás— Fui interrumpido nuevamente, y no precisamente por el anciano.

Un sismo azotó el pueblo, los habitantes huyeron rápidamente al centro pokémon, porque su estructura era más sólida de lo normal. Sin embargo corrí la mala suerte de ser derribado por unos escombros de una casa cercana, todo parecía... acabado... no podía llamar a Sceptile...

El Absol esquivó cada obstáculo que le amenazaba, dudó un poco al ver a Lloyd desmayado, pero recordó el motivo de estar ahí: Salvar vidas humanas. Utilizando tajo umbrío intentó destruir los escombros que mantenía preso al chico, pero no lo logró... Todo parecía perdido y quedaba nada más esperar el horrendo final. . . De repente un pequeño brillo rozó el cuerno de Absol, de inmediatamente se llenó de la fuerza y la voluntad necesaria para destruir los escombros con un tajo umbrío potenciado. Habiendo liberado a Lloyd lo montó en su lomo y lo llevó a la zona segura más cercana, cerca de un estanque.

—¿Q-Qué pasó?— Fue lo primero que se me ocurrió al despertar.

Ya con la razón recuperada voltee a ver la zona, estaba fuera de pueblo escaso al lado de un Absol, deduje que me había salvado de la muerte, al parecer corrí con mucha suerte.

—Gracias por salvarme, no sé cómo agradecerte.— Un poco vago pero era lo único en mente que tenía.

El Absol tocó con su pata una de las pokeballs de reserva que tenía en mi cartera, casualmente estaba abierta. El Absol entró en la pokeball, dejándome confundido y con un nuevo pokémon...

"No puedo justificar sus motivos, cayó directamente hacia mí... y yo desmayado"

Mi Absolución por TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora