*NARRA MARTA*
Me desperté con el sonido de unos nudillos golpeando nuestra puerta. ¿Qué hora era? Cogí el móvil y vi que eran las 10. Aún era muy pronto. Seguían llamando a la puerta. Me giré para ver que Celia estaba durmiendo todavía y entonces la persona que había estado llamando todo el rato decidió entrar. Era Zayn.
—Buenos días dormilonas—saludó sonriente.
—Hola Zayn—respondí—¿pasa algo?
—Claro que pasa algo, que si seguís aquí tiradas no vamos a poder aprovechar bien el día para hacer turismo.
—¿Turismo?
—Sí turismo, así que levantaros—dijo mientras se ponía al lado Celia, pegando sus labios a su oreja—¡Arriba!
En ese momento Celia le metió un manotazo en la cara y escondió la cabeza bajo la almohada.
—Celia, ¡pero serás burra!—me giré hacía Zayn, que a pesar del golpe que había recibido reía—¿estás bien?
—Sí tranquila, no me ha hecho daño.— la verdad es que Celia tenía una fuerza pedo que no podía con ella—. Ya veo que alguien no tiene muy buen humor por las mañanas.
Celia sacó la cabeza de debajo de la almohada.
—¿Acaso insinúas que tengo mal humor?—preguntó con el ceño fruncido.
—No lo insinúo, lo digo claramente—respondió y Celia le dio un golpe amistoso en el brazo. Al parecer si que habían hecho muy buenas migas ayer.
—Bueno chicas, os dejo que os vayáis arreglando. Los demás están abajo con el desayuno— dijo antes de irse.
Celia y yo nos duchamos rápido y nos vestimos. Cuandobajamos, todos los chicos estaban ya allí. Me fijé en Harry, que estaba de pie frente a los fogones, con una sartén en la mano.
—Buenos días rizos—saludé mientras él ponía la tortita de la sartén a un plato.
—Buenos días enana— dijo levantando la vista y dedicándome una sonrisa. Su mirada se dirigió hacía Celia que estaba detrás mía y una sonrisa se dibujó en su rostro—. Buenos días Celia.
—Hola Garry—dijo devolviéndole el gesto de forma sarcástica.
—Es Harry.
—Sí, como digas Barry.—respondió mientras se daba la vuelta. .
—Ahora vuelvo— dije resoplando. Me acerqué a Celia que había ido a coger una taza.
—Celia, ¿qué te parece si dejas de ponerte así de borde con él e intentas entablar una conversación?
—¿Borde yo?—dijo haciéndose la loca—. ¿Con quién?
—Pues con Harry, obviamente. Vale que ayer con él no empezara muy bien la cosa, pero es que no le das siquiera la oportunidad de intentar ser amable contigo.
—Marta déjalo—miró a Harry un segundo con los ojos entrecerrados—, ese tío no me da buena espina, y punto.
—y dejándome con la palabra en la boca, mi amiga se dio media vuelta y se marchó.
*NARRA NIALL*
Ni uno. Ni un día había pasado y yo había tenido que volver a recurrir a los consejos del rizos. Bueno, "consejos". El me daba su opinión y yo no le hacía ni caso. Nuestra última conversación sobr el tema había sido hacía unos minutos. Le había avisado de que sabía que podía sonar a locura, y le conté lo que ocurría. Había vuelto a soñar con ella, con Marta. Dos veces en un día, eso tenía que significar algo. Y no digo que me estuviese enamorando de ella ni nada por es estilo, uno no se puede enamorar en un día de una persona que no conoce. Pero no estaba negando que no me fuese enamorar de ella más adelante. Lo sé, todo esto sonaba a rayada mental más grande que una casa, pero más o menos, en mi cabeza tenía parte de sentido. No sé, tal vez se trataba de un flechazo, amor a primera vista. ¿No hay una frase que decía que el amor llama a tu puerta cuando menos te lo esperas? Pues ahí estaba. No lo había esperado y ella había llamado a mi puerta, literalmente. De alguna manera sabía que algo pasaría entre nosotros. Todo esto fue lo que le confié a Harry, y él tras varias insistencias de que no podía gustarme una persona tan rápido—lo que le cuestioné, porque él bien que se llevaba a muchas "esta-es-la-definitiva" a la cama, tras una noche de juerga—y el único buen consejo que logré sacar en claro de aquella charla fue: "Niall, ¿por qué no te vas un rato a ver la tele y dejas de comerte el coco?"