3-Una mala noche para salir

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Cojo mi chaquetón favorito, un bolso con algo de dinero y mi móvil dentro. Me dirijo hacia mi cómoda, me inclino frente al espejo y me pongo algo de rímel. Al mirarme, noto que no tengo la menor pinta salir de fiesta, así que me puse un tono suave de pintalabios, aunque seguía teniendo una pinta normalucha. Resoplé; no tenía tiempo para más. Me arreglé un poco el pelo y, acto seguido, salí sigilosamente de mi habitación.

En el cuarto de baño, hay una ventana en la que, justamente, hay una escalera extensible unos metros más allá. Mi padre subió el otro día al tejado, pero no la volvió a guardar.

Le he dicho a Holly por Whatsapp que se acercase a la parte trasera de la casa y me acercase la escalera. Cuando abro la ventana, veo a mi amiga aguantándola desde bajo. Me hace señas para que me de prisa. Con cuidado, subo el primer peldaño, intentando no pensar en el golpe que me daría si la escalera cayera, conmigo detrás. Sacudo la cabeza.

El frío invernal me recorre la espalda y me paraliza los dedos, así que bajo lentamente. Por cierto, ¿he comentado que tengo miedo a las alturas?

-Venga, date prisa-dice Holly en voz baja.

-Voy-murmuro mirando hacia el próximo peldaño. Un paso en falso podría suponer romperme varios huesos.

Al llegar al suelo, me tiemblan las piernas, y no es por el frío precisamente. Me cuesta mover los dedos de las manos, así que me llevo las a la boca para calentarlas.

-Perfecto, ¿lista para ir de fiesta?

-Lista-asiento, emocionada.

Holly me coge de la mano y taconea sigilosamente hasta su coche, conmigo detrás suya.

Antes de subir, intento visualizar si mi familia sigue en el salón. Veo la silueta de mi madre tras la ventana y, a su lado, la de mi hermana. Están despiertos, pero estoy segura de que no entrarán a mi habitación. Por mi bien, espero que esto último sea cierto.

-Que poco te has arreglado, hija-comenta Holly, mirándome de arriba abajo.

-No me ha dado tiempo, tan solo me he puesto algo de maquillaje.

-Bueno, algo es algo-me mira la cara con los ojos entrecerrados-. Aunque parece que no te has puesto.

-Arranca el coche de una vez.

Ella obedece, arranca el motor, enciende la radio, la pone a un volumen excesivamente alto y, tras dar un pequeño gritito de emoción, pone rumbo a la discoteca.

Estoy emocionada por esto. Jamás me he escapado; jamás he ido a una discoteca. Como tan solo tengo dieciséis años, Holly me ha conseguido un carnet falso. A mí y a las demás chicas con las que vamos a ir esta noche.

Mi amiga parlotea sobre las posibles cosas que podrían pasar esta noche. Noto que se está emocionando demasiado. Nuestros planes son un poco opuestos, pues yo no quiero ni emborracharme ni volver a casa de madrugada. Ligar no estaría mal, pero no me voy a ir con ningún tío. Serviría para subirme la autoestima, aunque estoy segura de que no se me va a acercar ningún chico.

En cambio a mi amiga se le acercará más de uno. Es abierta a la gente, extrovertida, coqueta y tiene un cuerpo de infarto. No es muy guapa de cara, pero lo compensa con su personalidad.

Yo, por el contrario, soy algo reservada y tímida. Tampoco tengo un cuerpo de infarto, más bien normal, quizás algo delgado.

Aparto todos esos pensamientos de mi mente. He venido a pasármelo bien con mis amigas, no ha calentarme la cabeza.

Al llegar a la calle, Holly aparca dos manzanas más allá de la discoteca. Seguro que ahora no le importa andar todo este trozo, pero cuando volvamos esos tacones la van a matar.

¿Y si te como a besos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora