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.Luka.

"La musica expresa lo que no puede ser dicho y aquello sobre lo que es imposible permanecer en silencio"

Sí, el día era frío. Pleno otoño en París y aún así, el balcón de su departamento era el lugar más preciado que tenía.
En ese pequeño rincón había magia, creación y felicidad... Libertad.

Cuando se sentaba en aquel lugar, los dedos bailaban entre las cuerdas de su guitarra haciendo que una melodía saliera desde lo más profundo de su corazón. Una melodía sincera que era dedicada a cualquiera que amara la música.
El tiempo pasaba volando entre cada nota pero esa era la ventaja de su trabajo, ser musico le daba bastante tiempo libre para crear, inspirar y sobre todo volar en la magia de la clave de sol.
Esa semana tenía una gira a Marsella y debía preparar su repertorio, pero no se encontraba de ánimos y aún le faltaban tres canciones más.

Sol, fa, re...- tarareaba mientras caminaba a la cocina para preparar algo de comer. "Bailo en tu oscuridad...- intentando crear una canción, se alimentaba de una tostada con mermelada. Maldición. -

No había nada en su mente, su corazón estaba vacío y le frustraba no cumplir con su meta mensual de canciones.

Tomó su celular, buscó a su hermana entre los contactos y la llamó. Juleka, tengo un grave problema.- se sincero. Caminaba de un lado a otro con algo de nerviosismo mientras escuchaba a su hermana por el otro lado de la línea. Tengo un bloqueo, uno grande.- prestó atención a lo que su hermana le explicaba. Son diez canciones por cada uno Juleka y yo tan sólo llevo ocho.
En unos días es nuestra gira y no se me ocurre que puedo escribir.- Suspiró ante su problemática y encontró cierta razón en lo que su hermana le decía. Sí, tienes razón. No toda mi inspiración se encuentra en mi balcón. - terminó de hablar con su hermana, le agradeció por la ayuda y cortó la llamada.

Mirando a su viejo amigo el balcón. Tomó su cuaderno de apuntes, su abrigo y salió de su departamento a quien sabe donde.
Su paso era sin rumbo alguno, miraba a las personas pasar y al río danzar en unas pequeñas ondas a causa de su caudal. Veía las hojas de los árboles caer con sus colores excéntricos.

A sus veintiún años de edad, se consideraba un genio de la música y desde que comenzó su paso por los escenarios a la corta edad de diecisiete años, jamás le había pasado algo similar a lo que le ocurría actualmente... Un bloqueo musical, eso le ponía los pelos de punta.

Luego de tanto caminar, se encontró en la Place de la Bastille. Donde los árboles eran de gran tamaño y las plazas del lugar estaban casi vacías por el hecho de que todos estaban trabajando.

Tomó su lápiz y abrió su cuaderno, inhaló un poco de aire frío y comenzó a escribir. La inspiración estaba flotando en esa plaza y algo lo atraía a escribir las más bellas canciones que en su vida pudo escribir.
Una y dos canciones salieron de su corazón y satisfecho por el resultado de aquellas, miró a su alrededor y tomó en cuenta que pasaron horas desde que estaba ahí. Miró su celular para comprobar la hora y era exactamente las siete de la tarde en punto, el sol estaba escondiéndose poco a poco y los rayos naranjas de este se veían por todo el cielo... era realmente hermoso.

Cuando entró en cuenta que ya era la hora de ir a su departamento, vio como una pareja tomaba asiento en la banca contigua a la de él. Ella se veía muy nerviosa y el chico estaba muy tranquilo, se quedó un rato más para saber en qué terminaba eso.

Adrien, debo decirte algo.- escuchó decir a la joven. Luka se sintió atraído a ella, algo hizo que despertara una sensación extraña y quería escribir una canción pero... algo más le faltaba.

Claro Marinette. Te escucho. - Luka al escuchar el nombre de la chica, lo anotó en su mente, prometiendo que no lo olvidaría.
El chico llamado "Adrien" sonreía, mientras que la chica luchaba por mantener sus nervios bajo su rostro.

Tú... Tú me... me...- Luka no podía creer lo que sus ojos veían y sus oídos escuchaban. Estaba presente en una declaración de amor y por lo que él presentía, no iría nada bien.

Me gustas Adrien Agreste.- y por fin lo dijo. Los ojos de Marinette se cerraron fuertemente, como si este acto la alejara de la realidad. En cuanto Adrien la escuchó, no pudo evitar sonrojarse y voltear hacia un lado para evitar mirarla.

Oh Dios... Marinette...Tú sabes que yo (...) .- Luka no pudo escuchar más. Se levantó y decidido a volver a su departamento, dejando atrás a la pareja de desafortunados.

Cuando llegó, colocó la alarma en su celular, 03:30 am, debía terminar su última canción. Aquella chica de la plaza había despertado en él lo que le faltaba, pero estaba incompleta y debía terminarla antes de que olvidara a Marinette.

Eres mi inspiración 🎶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora