Capítulo veintitrés ✔

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023: Tienes que venir conmigo...

Narra Jael.

Me había quedado en el hospital con Elizabeth y Fabiola, hoy temprano llevé a cada una a su casa para que se dieran una ducha y comieran algo al igual que yo, quedamos en vernos nuevamente en el hospital, Elizabeth se iría con el nuevo chofer que contrató mientras que yo tendría que pasar por Fabiola.

Ayer no vi a mi padre en todo el día, lo que leí en esa carta me hace detestarlo, es mi padre y todo, pero lo que está haciendo no se lo voy a consentir. Ahora no sé cuál será el siguiente paso y no lo sabré hasta que Cassidy despierte, necesito hablar con ella y saber que fue lo que pasó exactamente.

Bajé colocándome una franela y me encontré con papá sentado en los muebles. Contuve mis ganas de soltarle todo en su estúpida cara.

─Hasta que te dejas ver. ─Me dice. ─¿Qué haz estado haciendo?

─Pasé todo el día en el hospital.

─Me enteré que aprecio Cassidy, ¿cómo está ella? ─Me pregunta mientras le da un trago al vaso con licor que llevaba en sus manos.

─Aún no despierta.

Si soy sincero no quiero sacar tema de conversación, no soporto verle la cara y creo que ya va siendo hora de que busque un lugar para quedarme.

─Quiero que me avises cualquier cosa. ─Me señala.

─¿Para qué?

─¿Cómo que para qué, hombre? Es la hija de mi socio, me preocupa.

Reí sarcástico:
─Claro papá, te avisaré. Debo irme.

Salí de allí antes de escucharlo hablar otra vez, su presencia ya me estaba poniendo de mal humor. Pase por Fabiola, llegamos al hospital y le dije que se adelantara mientras aparcaba el auto. Cuando lo puse en su respectivo lugar una chica bajita se subió de copiloto.

─Pero qué...

─¿Eres Jael? ─Pregunta y la miró extrañado.

─¿Tú quién eres?

─Por Dios, no imaginas a cuantos autos me he subido preguntando lo mismo. Pero en definitiva, tú eres el chico al que busco.

─¿Me buscas?, ¿para qué?

─Tienes que venir conmigo. Hay alguien que quiere verte.

─¿De qué hablas?

No entiendo quién me querrá ver. No conozco a nadie y menos el rostro de esta chica.

Rueda los ojos:
─Te interesa.

─Si no me dices no iré a ninguna parte.

─Para ser mayor te comportas como un crío. Vengo de parte de Elena.

Elena...

Sentí mi corazón dar un vuelco.

─¿Perdón?

─Cierra el pico y pon el auto en marcha. Cuando lleguemos a casa puedes preguntarle todo lo que quieras.

Tomo mi móvil y le texteo a Fabiola.

Yo: Vendré en un rato, se me presentó algo y tengo que resolverlo.

Narra Elena.

─¿Te encuentras bien? ─Me pregunta Tara sentándose en la otra esquina de su cama.

─Sí. ─Paso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. ─Sólo estoy nerviosa, ¿tardarás mucho por allá?

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