Capítulo treinta y seis.

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036: Felices veinticuatro...



Narra Elena.



Marzo 21.



Desperté sintiendo unos suaves labios recorrer por todo mi rostro, abrí los ojos y me encontré con la perfecta sonrisa de Jael.



─¡Feliz cumpleaños, mi diosa! ─Exclamó para seguir dejando besos por todo mi rostro.



Mi diosa, eso es lo más hermoso que le he escuchado decirme.



Me abrazó fuerte y luego se tumbó a mi lado, acarició mi mejilla con sutileza y luego unió nuestros labios, los movía con delicadeza, como si tuviera miedo de romperme, sus dedos se desplazaron por debajo de mi camiseta de pijama y acariciaron mi piel con sumo cuidado, segundos después se encontraba encima de mí deshaciendose de toda mi ropa...



Felices veinticuatro. ─Besó mi frente.



Estaba recostada en su pecho escuchando los latidos de su corazón, pasaron de un ritmo demasiado acelerado a uno más calmado. Mi parte favorita de estar con él eran las noches, por el simple hecho de que podía estar en esta posición escuchando los latidos de su corazón, esa era mi melodía favorita, amo escuchar cuán tranquilo está y luego como poco a poco se agita y que todo sea por mi causa.



─Deberíamos bajar preciosa, ¿nos duchamos juntos? ─Asentí.



***

.
Luego de ducharme me vestí con algo lindo y bajé junto a Jael quien llevaba a nuestro hijo en sus brazos.
Un riquísimo olor penetró mis fosas nasales, había un delicioso desayuno servido en la mesa, pero sólo había un plato.



─¡Sorpresa! ─Gritó mi hermana al notar mi presencia y sonreí. ─Te he preparado un riquísimo desayuno sólo para ti. ─Se acercó y me abrazó. ─Feliz cumpleaños, hermanita.



Desayuné con la compañía de Cassidy, Jael y mi hijo por supuesto. Debo admitir que la comida le había quedado deliciosa a mi hermana, se esmeró bastante, creo que ese curso de cocina que hizo a los dieciocho le sirvió bastante.
Ayudé a llevar todo a la cocina, Olga me felicitó al verme y se ofreció a lavar los platos. Fui a la sala y allí estaban todos reunidos esperándome, todos me felicitaron, mamá, papá, Travis ─quién ya iba de salida para el trabajo y vendría en la noche. ─y Tara.



─Bien, como sé que a las princesitas como tú les encantan este tipo de chorradas te he reservado un día de spa. ─Dice Tara y me entrega el folleto.



Sonrío ampliamente:
─Lo mejor de esto es que es para dos personas, ¡Vas a compañarme! ─Chillé.



Puso los ojos como platos, estoy cien por ciento segura de que no se percató que era un día de spa para dos personas, así de despistada es ella.



─¿Estás jodiendome? ─Pregunta.



─No querida amiga ─Paso un brazo por sus hombros. ─, puedes verlo tu misma, es para dos.



Pone mala cara y todos reímos.



El chofer nos llevaba al spa a Tara y a mí, ella tenía mala cara desde que salimos, en cambio yo sólo me la he pasado sonriendo, se que no debería darme gracia esto, pero Dios, ¡Ya quiero ver a Tara en ese lugar!, como princesita, así como le llama ella.
En el lugar nos trataron a la perfección, de hecho, a Tara se le borró la mala cara y ahora llevaba una sonrisa en su rostro, ¿Sorprendente no? , me habían preguntado si iba a hacer algún cambio con mi cabello pero dije que no, en cambio Tara decidió cortarse el cabello hasta los hombros, se le veía genial siendo sincera. Volvimos a casa a eso de las cinco, Jael estaba sentado en la alfombra de la sala con mi precioso Aiden mientras que los demás estaban sentados en los sofás parloteando de cualquier cosa, al notar nuestra presencia, sobre todo la de Tara nos empezaron a halagar.



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