Capítulo 3

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Tuviste el control de todo, yo me sentía confiada entre tus brazos, eras mi mundo entero, cuando te miraba a ti no necesitaba de nada más, me gustaba el simple hecho de tenerte cerca, poder verte a diario, eso me hacia feliz, te lo juro.
No sé porque tenías que usar todo eso en mi contra en lugar de aprovecharlo a tu favor, o tal vez... a favor nuestro.

Ya no te quiero pero de vez en cuando vagas por mi mente, y no por nada, supongo que eso está bien, me gusta hacerlo porque gracias a esos breves momentos en los que te pienso puedo darme cuenta de lo mucho que me he superado y junto con eso te he superado a ti también.

Me gusta no quererte, más de lo que me gustó haberlo hecho.

De vez en cuanto recuerdo esa película de actores cubanos que tanto te gustaba, esos cigarrillos a los que de vez en cuando le dabas una que otra calada, esos cafés a media noche mirando la luna mientras planeábamos un futuro que jamás fue, esos besos mientras me encontraba sumergida en una de mis crisis, esos abrazos involuntarios que nacían por inercia, esas caminatas hacía la montaña por la madrugada solo para ver el sinnúmero de luces de la ciudad aglomeradas y disfrutar de un aire cálido mientras hablábamos de cualquier trivialidad posible, cuando te quedabas observándome mientras yo estaba distraída en cualquier cosa; Todas esas simples cosas me hacen recordarte, pero créeme, las cosas que hiciste mal sobrepasan eso y mucho más.

Ya te superé.
El simple hecho de poder hablar de ti sin ni siquiera sentir culpa me lo confirma.

Y me gusta.

Me gusta poder ser yo misma al fin.

La gente entra y sale de nuestras vidas casi tantas veces como aire respiramos.

Ya no quiero hablar de ti, de tu estancia en mi vida, de partida y mucho menos de lo poco que ahora me importas.

En serio ahora tengo cosas más importantes que resolver.

Historia a continuación... 🔜

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