Capítulo: 99 "Finalización de la Guerra"

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Los integrantes de la Compañía para derribar el Sol estaban peleando con fervor, dando todo en el campo de batalla, sabían que Wen Ruohan venia con su gente a enfrentarlos cara a cara por lo que Lan WanJi suponía que traería a Wei Wuxian con él, por lo que esperaba en desespero la llegada de ellos, Bichen volaba cortando cabezas, apuñalando bestias demoníacas, esto continuo unos cuantos minutos, luego dejaron de venir, los cuerpos permanecieron inertes en el suelo, JiangCheng con Zidian en mano peleaba junto a Lan XiChen, ambos combinaron sus ataques, defendiéndose y contraatacando a la par, sus movimientos se fusionaban a la perfección, Jin GuanYao también mostró ante todos su destreza con la espada, aunque no era perfecta era admirable, ya que un doncel tan pequeño y delgado no aparentaba tener esa fuerza para manipular esa arma.

Después de unas horas de tranquilidad, los cultivadores repusieron energías y fuerzas, Lan XiChen aprovecho el tiempo para compartirle energía yang a su esposo mediante el enlace del beso, acompañado de unas tocaditas por todo su cuerpo, pues desde la desgracia del ataque al Receso de las Nubes los ánimos del doncel no eran los mejores para ello, por lo que Lan XiChen estaba un poco intranquilo y desesperado por volver a probar el dulce sabor de la carne de su esposo.

-XiChen te deseo, pero no es el mejor momento, cuando esto termine, hasmelo. – Dijo el doncel mientras besaba los labios de contrario. – El mayor se sorprendió por la repentina petición por lo que abrazo al doncel y se aferro a él, con dos lágrimas recorriendo por sus mejillas le contestó con una sonrisa.

-Sí, no te arrepentirás mi amor, haremos el amor como nunca lo hemos hecho.

Jin Ling jugaba con su perro, le encantaba estar con él, todo el día estaban juntos, en la mañana, en el desayuno, en el mediodía, en las clases de entrenamiento, en la comida, en el baño, en la cena y en la cama, siempre estaban juntos, eran inseparables, ese hermoso perro de pelaje blanco lo bautizó como Fairy, debido a que parecía encantado, un guardián del reino de las hadas.

Las horas pasaron velozmente, los Wen se acercaban listos para masacrar a la Compañía para derribar el Sol, Wen Ruohan sostenía al Mo XuaYu, Wen Chao y Wen Zhiliu iban a su lado, Xue Yang llevaba a XingCheng con su hijo A-Shang, y los demás guerreros volaban con un brillo de sed de sangre y muerte en sus ojos.

Las espadas se acercaban al frente de batalla, por lo que ya eran visibles, el encargado de vigilar la zona dió aviso a los superiores, Lan XiChen, Lan WanJi, JiangCheng, Jin GuanYao y a los otro lideres de sectas y clanes, Son Lang también estaba listo para reencontrase con su amado y su hija, pues más de cinco años sin saber nada de ellos, pensado lo peor y autorregañarse por tener ese hilo de pensamientos, días y noches seguidas de llanto, dolor y desesperación, la locura casi se apoderaba de su consciencia, el dolor aveces lo cegaba haciéndole actuar sin pensar, pero gracias a que sus amigos lo detuvieron y lo hicieron entrar en razón, dándole esperanzas de que tarde o temprano se volverían a encontrar y volverían hacer una familia feliz.

Los lideres y su gente desenfundaron sus espadas, listos para atacar a la señal u orden, los Wen aterrizaron sonrientes con aura de arrogancia, Wen Ruohan tomó al doncel de la muñeca, este se removió levemente, pero al sentir que el agarre se hacia más fuerte dejo de hacerlo y permaneció en silencio, con su mirada busco entre todos la silueta del que en su corazón buscaba venganza, hasta que la encontró con los cultivadores de la Secta LanlingJin, su corazón tembló, sus manos hormiguearon y un sudor frió recorrió su espalda, la energía del resentimiento que contenía su cuerpo empezó a hervir, como si su furia se convirtiera en un fuego abrazador, inconscientemente sus ojos se tornaban carmesí, Wen Ruohan lo vio por el rabillo de su ojo y sonrió con malicia.

-Soy un hombre misericordioso, les perdonaré la vida si dejan esto que solamente los llevara a su propia destrucción, ustedes no me son ninguna amenaza, por lo que si quiero puedo destruirlos con un simple tronar los dedos de mi mano. ¡¿Así que no hay mucho que pensar?! ¡¿Están dispuestos a buscar sus propias muertes?! – Comentó Wen Ruohan con un rostro serio y frío, sus túnicas blancas con distintivos rojas con rosa se mecían al compás de la fresca brisa.

El doncel del amor y la cultivaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora