Capítulo 13

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[Demon]


Su beso cada vez era más y más intenso, el sabor a fresa, era tan dulce...

No quería que se terminara nunca, aunque la haya observado todo el tiempo desde las sombras, descubrir que pudiera tener este tipo de expresiones, ha hecho que una ligera llama se encendiera en mi interior.

Era como si todo volviera a tener sentido en mi vida.

Seguí con mis brazos alrededor de su cintura, y ella intentaba no hacerme daño en las costillas, se fue separando poco a poco, me miró a los ojos y sonrió.

Pude notar como un rubor rojo asomaban por mis mejillas, era demasiado tierna, tenía que protegerla tal y como me pidió su padre, pero, por otra parte, quería protegerla como alguien importante para mí. 

Nunca pensé que llegaría el momento en el que yo caería rendido ante una chica.

Quizás por todas las similitudes que teníamos de demonios, nos comprendíamos, aunque siempre voy a tener el miedo de lastimarla, y de hacer el mundo arder.

Tenía delante a una bomba de relojería, que en cualquier momento puede estallar y quemar a todos a su alrededor.

La cogí de la mano y se la estreché, con la otra cogí el mando de la televisión y la encendí.

Ella me seguía mirando con la sonrisa en la cara.


-      ¿Tantas ganas tienes de ver la televisión? – comentó ella con un brillo en los ojos.


-      Quizás esté dando algo interesante – hice una pausa para mirarla – aunque lo más interesante ya está delante mía - le sonreí.


-      Deja de ligar conmigo – me sonrió mostrando sus perfectos dientes blancos.


Reí ante su comentario, era cierto, y me causaba gracia en la manera tan franca de decírmelo.

Presioné el botón rojo del mando, y aparecieron las noticias, me quedé de piedra...

Esto no puede estar pasando...no... aún no...

Noté como su mano presionaba la mía y me observaba con preocupación.


-      ¿Qué pasa Demon? – sus ojos se clavaron en mi cara pálida.


-      Mira – le indiqué la noticia con el dedo – lo que pone...


-      "Nos encontramos ante un caso de asesinato muy macabro" – comentaba el señor de edad en la televisión.


El titular de la noticia "asesinada por una bestia". Cuando de pronto aparecieron las imágenes del crimen, enseñando lo destrozada que estaba.


-      "Anna, camarera de 25 años, asesinada por una bestia"- seguía pasando fotos de su cuerpo. Las heridas no eran de una bestia, era peor... demonios...


-      Eso no es una bestia – me llevé la mano a la cabeza – no es posible...


-      ¿Qué quieres decir? – apretó mi mano en modo de cariño.


-      Están empezando.... – maldije, ¿por qué tan temprano? – son demonios Jennie...


Su cara de estupefacción hizo que mi corazón se rompiera.


-      No... - susurró - ¿vienen a por mi no? – su voz se estaba quebrando y me dolía.


-      Sí – asentí – y no estás preparada, ¡maldita sea! – di un fuerte puñetazo en la cama.


-      ¿Qué puedo hacer? ¿Son muchos? – preguntó mientras se levantaba y quitaba su mano de la mía.


-      Son muchos, y no solo ellos, los grimms, los antiguos vendrán a por ti – hice una pausa mientras pasaba la mano por mi pelo – aquellos que respetan las tradiciones, van a venir todos a por ti... - susurré mientras sus ojos se volvían en un mar de lágrimas.


-      Joder... - dijo llorando - ¿qué hago? No puedo involucrarte Demon – señaló mis vendajes.


-      No, ni se te ocurra alejarte ahora de mí – la miré – no puedes hacer eso- notaba como mi voz empezaba a fallar – tengo que enseñarte a controlar tus poderes...


-      Demon- susurró – sabes que no puedo hacerte daño, no puedo permitir que, por mí, gente inocente muera.


-      Jennie, lo sé y lo entiendo – un nudo en la garganta me impedía hablar bien – pero tengo que protegerte, no puedo dejarte sola...


-      No es así, no tienes porqué protegerme – cogió su bolso.


-      Entonces Jennie, dime – empecé a elevar la voz - ¿este beso no significó nada para ti? – grité mientras mis lágrimas empezaban a recorrer mi rostro.


Esta agonía me estaba matando. No puedo dejarla sola. No, tengo que estar a su lado.


-      Quiero protegerte Demon... - me miró a los ojos – quiero protegeros a todos, por eso – hizo una pausa colocándose el bolso al hombro – tengo que alejarme – sus lágrimas y su voz me rompían el corazón en mil pedazos.


-      No puedo dejarte sola – se aproximó hacia mí y con sus manos limpió mis lágrimas.


-      Siempre lo he estado – y con aquellas palabras tan dolorosas, depositó un beso en mis labios, un beso amargo.


Era el adiós, lo sabía, pero no voy a darme por vencido, prometí a su padre que la protegería y así lo haré, ni, aunque ella acabe por odiarme. Quiero que esté a mi lado. Haré todo lo posible para mantenerla a salvo. Aunque me cueste la vida.

Los dos, con lágrimas recorriendo nuestros rostros, deseábamos protegernos unos a los otros, era una controversia.

Ella quiere protegerme creyendo que la mejor forma es alejarme de ella, y yo... quiero protegerla con ella a mi lado. Ella mejor que nadie, sabe lo que es perder a alguien, ambos lo sabemos, y somos tan testarudos, que, en vez de mantenernos unidos, uno se aleja pensando que es lo mejor...

Maldije estar en el hospital, maldije a todos aquellos que la buscaban, si querían acercarse a ella, tendrían primero que pasar por encima de mi cadáver.

Con su bolso, salió corriendo de aquel hospital, dejándome mirando la televisión y aquella noticia.No tendría que haber mencionado nada. ¿Por qué seré tan bocazas?

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¿Qué os ha parecido?

A mi se me ha ido encogiendo el corazón cuando lo estaba escribiendo.

Una GrimmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora