Capítulo 5 - Una enfermedad incurable.

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EPISODIO 5: Una enfermedad incurable.

Minutos más tarde, Rosalie se encontraba en la habitación del amo, se hallaba agachada junto a su cama, mientras el hombre se encontraba sobre ella con aquella fea herida sobre su costado, la joven mirada aquella herida temiendo que le doliese demasiado que alguien la tocase mientras permanecía con la mano levantada agarrando con fuerza el paño húmedo que acababa de mojar con agua tibia...

- No tengas consideración conmigo.- añadió el hombre al anotar el miedo de la chica por curar una herida tan fea.- cúralas, no me dolerán.- ante aquella nueva información la chica le miró sin comprender para luego preguntar...

- ¿Qué quiere decir con qué no...?.- pero se silenció al recordar que no le estaba permitido hacer preguntas, en aquel momento, por alguna razón no quería molestar al amo con sus tontas preguntas.- No haré preguntas.- añadió al notar la mirada del amo.

- Veo que cumples las normas...- comentó en tono de burla, pues la chica nunca solía cumplirlas, es más siempre había tenido un cierto desdén por las normas. Ante aquel comentario intentó sonreír, pero había permanecido tanto tiempo sin hacerlo que había olvidado como hacerlo, así que en lugar de ello solo puedo conseguir una mueca extraña, esperó que la joven no se percatase de ello. Pero Rosalie tenía la vista perdida en el escritorio.- ¿La has visto?.- preguntó cambiando de tema, refiriéndose a la foto que había guardado horas antes en su mesilla.- La fotografía.- aclaró al notar como la chica le miraba desconcertada.

- Yo sé cuál es su historia...- comenzó la joven recordando aquellas leyendas que su padre le había contado cuando ella apenas era una cría.

- Las leyendas tienen parte de verdad, pero no son totalmente ciertas.- le informaba el hombre el cual tenía la mirada perdida en su escritorio.

- Tus padres fueron asesinados y tú...- proseguía la joven, pero tan pronto como pronunció aquellas palabras se dio cuenta de que no debería haberlas pronunciado, pues era demasiado descorteses para el amo hacer tales insinuaciones.

- No sabes nada sobre mí.- en aquel momento Rosalie enmudeció, el tono con el que había pronunciado aquellas palabras no era el mismo tono que había mantenido durante toda la conversación. Su tono había cambiado, ahora era frío, solitario, triste, ...

- Y... ¿por qué no me cuentas que sucedió?.- preguntó la chica curiosa mientras miraba a los ojos del amo sin parpadear, intentando encontrar respuestas para sus preguntas.

- Si quieres permanecer aquí... no hagas preguntas, creí que habías aprendido esa norma.- le recriminó duramente el amo, mientras intentaba no mirarla directamente a los ojos, aquellos hermosos ojos marrones que lo cautivaban.

- ¿Por qué? Si hago preguntas... ¿me echaras?.- preguntó la chica temerosa de que su respuesta fuese positiva.

- Probablemente.

Los días fueron pasando, Rosalie no había vuelto a hablar con el amo desde entonces. Se encontraba mucho más fuerte, casi curada, inevitablemente pronto se marcharía, pero por alguna extraña razón no quería hacerlo. Se propuso ser amable y gentil con todos, y cumplir las normas del castillo, pues pensaba que de esa forma no tendría que marcharse. Hacía tanto tiempo que no cocinaba un pastel, que ya había olvidado como se sentía al hacerlo.

Era una mañana como cualquier otra, él se encontraba sobre su sillón de terciopelo mientras mantenía la mirada perdida en el fuego, pensaba en la muerte, llevaba tanto tiempo haciéndolo que ya había formado parta de su rutina. Ocurrió entonces, algo lo sacó de sus pensamientos, se trataba de una alegre risa, un sonido de felicidad, un sonido que nunca pensó que volvería a escuchar, un sonido que le traía tantos recuerdos, recuerdos de cuando sus padres aún vivían...

El Castillo Triste | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora