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El número en la puerta sigue intacto.

Con azul, la pintura marca un contraste en la puerta blanca. Dosientos tres es el número azul, justo al centro, cumpliendo el propósito de identificar el apartamento.

Naruto traga con nervios mientras mira ese número, casi reprimiendo el impulso de pasar sus dedos sobre la puerta, pero al instante se detiene, y simplemente presiona el timbre que suena igual que siempre, del mismo modo que lo hizo hace casi tres años, cuando tocó ese timbre para entregar un pedido de comida.

Y, al igual que hace años, Hinata abre la puerta.

Él la mira con sorpresa. Su cabello es más corto y Naruto no sabe si estar sorprendido o fascinado con el nuevo corte, pues cuando él se marchó, Hinata tenía una hermosa y larga cabellera.

Sus ojos se conectan. Ambos se miran fijamente durante segundos, al igual que hicieron hace años cuando el rubio simplemente repartía un pedido de comida y Hinata había recibido más que eso, su primer amor había tocado la puerta.

-Hola, Hina. - le dice por fin el rubio, sonriendo ligeramente.

Ella intenta devolverle la sonrisa, pero es más una mueca. -Hola.

Entonces el silencio se instala otra vez y el ambiente es denso. Las palabras están ahí, pero solo se quedan callados mirándose, hasta que finalmente Hinata baja la mirada.

-Yo... Yo vine por las últimas cajas que deje. - le informa Naruto, mientras desvía también la mirada. -Espero no interrumpirte.

La ojiperla niega con la cabeza antes de quitarse de la puerta, dejándole pasar. Naruto siente al instante en el que entra, el familiar aroma a canela que siempre inundó el ambiente de ese pequeño departamento.

-También te traje un par de libros que tenía en mi casillero y son tuyos. - le dice, rompiendo el silencio

Hinata ríe con amargura y Naruto entiende a la perfección ese gesto. Ellos eran la pieza del rompecabezas del otro, era algo normal que él tuviera cosas de ella en lugares que se suponía eran suyos. Bueno, ellos habían sido la pieza del rompecabezas del otro. Habían, en pasado.

-Ire a mi habitación por un abrigo para bajar a ayudarte con la cajas, ahora vuelvo.

Él asiente mientras mira a su ex novia caminar al cuarto. Entonces se permite mirar a su alrededor.

El departamento está casi igual que siempre. Las fotografías siguen allí, pero están boca abajo, como si Hinata no quisiera verlas. Naruto camina hasta un portarretratos que descansa sobre la mesa del centro de la sala, lo levanta con cuidado, mirando la fotografía.

En la fotografía están los dos, ambos con sonrisas enormes mientras se abrazan. En esos días del comienzo de su relación, ambos estaban completamente sobre el otro, tocándose a cada rato y abrazándose siempre que podían. Dios, ese día había sido tan perfecto...

No puede evitarlo y una sonrisa nostálgica llega a sus labios. Mira entonces el sofá, en donde muchas veces durmieron abrazados después de ver una serie o jugar videojuegos a altas horas de la madrugada. Hinata una vez le confesó que amaba dormir allí con él, porque el espacio era reducido y así se podía recargar en su pecho y sentir su agitado corazón latir como loco.

Ahora su mirada cae en la mesa, donde la besó por primera vez. Ese día, la empujó contra ese lugar y cargó a para sentarla sobre esta, después de eso, recibió el beso más tierno que alguna vez había experimentado.

El pasillo hacia la habitación también estaba lleno de recuerdos, pues inevitablemente piensa en las muchas ocasiones que persiguió a su ex novia por ese lugar, justo antes de atraparla y llenarla de cosquillas.

DEPARTAMENTO 203 [NH] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora