Después de que mandaran a llamar a Inue han pasado tres días, la joven no se atrevía a acercarse a su amigo ya que este estaba ansioso por saber por qué la habían mandado a llamar, ella solo se excusaba diciendo que era algo sin importancia, cosa que Ichigo no se lo creía del todo. Así que prefirió mantener su distancia, además de que se la pasaba ocupada con los preparativos de la evaluación y casi no tenía tiempo de convivir con sus amigos, los días pasaron tranquilamente en el campus de la academia, aún era novedad la presencia de la teniente de la octava división, pues aun no la habían visto, existía el rumor de que había vuelto porque sufrió una horrenda herida en la cara en el campo de batalla y que por eso no se mostraba, otros decían que estaba observándolos desde lejos como espía. Cada uno tenía sus teorías.
Cuando llego el tercer día la pequeña capitana mando a llamar a los pocos tenientes que se encontraban en la institución a su oficina.
- Taicho podemos pasar?.- se escuchó la voz de Renji atreves de la puerta.
- Claro pasen por favor.- dijo la Capitana parándose de su escritorio y se dispuso a dirigirse a la pequeña sala de su despacho, vio como entraban Renji, de tras de él paso una joven de baja estatura, ojos marrones y pelo negro sin duda Momo no había cambiado nada, al verla le dedico una sonrisa a la capitana, en seguida entro Isane, con Nanao, detrás de ellas entro Ikkaku con su resplandeciente cabeza calva y por ultimo entro una mujer de exuberante cuerpo y gran escote, con su cabellera larga y rubia, entro con una gran sonrisa en su bello rostro sin duda Matsumoto seguía siendo la misma.
- Kia-chan.- grito Matsumoto una vez que ya estaba adentro.- Kia-chan!!!! ... Cuanto me alegro de verte.- se acercó y le dio un fuerte abrazo cosa que la pequeña shinigami no se lo esperaba
- Rangiku-san deberías tener más respeto, ahora es una Taicho.- le regaño Nanao al acomodarse los lentes
- No seas aguafiestas, tenía casi cuatro años sin verla, es obvio que este feliz de verla.- lo dijo aun abrazando a la pequeña shinigami que parecía que se estaba ahogando con su gran personalidad.-
- Creo que será mejor que la sueltes de una vez Rangiku-san creo que la mataras si no la sueltas.- dijo Momo al ver como Rukia ya no forcejeaba por librarse, los demás presentes solo sonrieron por la graciosa escena.
Al ver la situación la teniente rubia se dispuso a soltar a su amiga
- Lo siento Kia, creo que me emocione un poco.- le dijo algo avergonzada.- pero es que desde que llegaste no había podido venir a verte y me sentía mal por eso, Hitsugaya Taicho me tiene muy ocupada en el escuadrón.- Rukia se compuso y le dio una sonrisa a su amiga, Momo se acercó y también la abrazo.
- Debiste avisarnos que estarías por aquí, si no fuera por los rumores y por qué Renji-kun nos lo confirmo ni en cuenta de tu presencia.- le recrimino un poco la chica de ojos marrones.
- Lo siento, no era mi intención no avisarles es solo que... bueno.- bajo la vista, y se sintió algo nerviosa por la actitud que estaba tomando con ellos desde hace un tiempo, ya que se ha estado alejando un poco de todos.- en verdad no era mi intención.- no supo que más decir, pasaron unos minutos incómodos, todos sabían de la situación y el dolor que ha pasado su pequeña compañera y se sentían mal al no ser de ayuda o algún tipo de apoyo.
- Bueno ya dejémonos de sentimentalismos.- dijo Ikkaku de lo más normal, ya que el ambiente se sintió extraño y no quería que se pusiera peor.
Rukia solo se limitó a medio sonreírles a todos, en verdad los extrañaba pero ya no se sentía la misma de antes, aquella chica que podía comportarse con alegría. Su pasado y ahora su cargo le exigía ser más seria.
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Mi camino... serás tú?
FanfictionShinigamis y humanos con ciertos poderes unen sus fuerzas para derrotar a un mismo enemigo. Por esta guerra dos personas se conocen, ambos con un pasado doloroso que desean aminorar, ambos con ganas de cumplir con sus propósitos y para eso necesitar...