Extra
Un mes atrás...
Luego de una espectacular película de acción de su actor preferido, salieron Jaehyuk y Asahi de la sala de cine envueltos en risas y diversión de algún tema sin sentido ni gracia, pero ellos disfrutaban de sus conversaciones anormales. Se tomaron unos minutos para pensar que podían hacer ahora en ese tiempo que les quedaba teniendo la luz del Sol aún en el cielo azul, por lo tanto, decidieron tomar el colectivo para volver al pueblo, de tal manera que pudieran llegar al parque en el que por primera vez habían intercambiado palabra y así, andar por ahí haciendo cualquier cosa hasta que el anochecer cayese sin piedad; ese parecería el plan más aburrido de todos, pero para ellos, que valoraban la presencia del otro más que cualquier otra cosa, resultaba la mejor idea tenida jamás.
Al bajar del transporte público local, como dos niños pequeños, propusieron hacer una carrera, y aunque Asahi no estaba nada de acuerdo, la emoción de Jaehyuk no le permitió negarle nada, así fue como rápidamente llegaron a su destino, el cual realmente no quedaba lejos de la estación del bus.
-Yah! Eres demasiado rápido ¿Por qué he dicho que sí a esta estúpida carrera?- replicó el menor inclinado con sus manos en sus rodillas, tratando inútilmente de recobrar el aliento y de volver su respiración a la normalidad. El castaño se movía victorioso y eufórico de un lado a otro con tanta felicidad, que las comisuras del otro se alzaron y formaron una pequeña sonrisa al verle tan alegre.
-Aceptaste porque me amas, ya lo sé- pronunció con suficiencia el mayor continuando con su raro baile.
-¿Ah sí? ¿Eso crees? Ven aquí y te lo demostraré niño tonto- Asahi se incorporó y comenzó a perseguir a su vecino por todo el lugar sin descanso, y eran todo carcajadas, hasta que el azabache fue capaz de tomar una de las manos del contrario y atraparlo. En poco tiempo, se dio cuenta de donde estaban, y era un área poco concurrida, alejado de todo. Eso le impulsó a acercarse con deseo a Jaehyuk, para plantarle un beso en sus labios, el cual fue tomando furor, pero sin terminar de ser vehemente, sólo eran ellos dos contando con todo el tiempo del mundo. Al separarse, sus frentes se quedaron unidas y sus pulmones protestando, sus ojos fijos en los del otro, y en sus labios un tatuaje de su sabor.- Sí te amo- dijo suavemente Asahi.
-Pero miren que tenemos aquí. No es más que dos asquerosos homosexuales- bramó un chico detrás de ellos. Sus vellos se erizaron y por sus médulas corrió una corriente de miedo. Se giraron lentamente llenos de pavor, para ver a cuatro chicos de los que reconocieron ser estudiantes mayores de la escuela a la que asistían, a quienes habían comenzado a llamar los lobos porque causaban problemas y molestaban a todos sin clemencia. -En este pueblo no hay lugar para ustedes- espetó el más alto de ellos dando pasos para llegar a estar al frente del dúo, quiénes se tomaba de manos en un intento de brindarse tranquilidad ante lo que se les avecinaba.
-¿Por que no les damos su merecido para que aprendan cual es su lugar y recapaciten un poco?- tomó la palabra otro del grupo, riendo con ironía y disfrutando del temor de ellos. El más alto escupió la cara de Jaehyuk pues le tenía delante, y los otros tres se aseguraron de retener al menor.
Así, inicio una batalla colosal entre esos indefensos e inocentes jóvenes, contra aquellos sedientos de sangre. Le daban de bofetadas al castaño, mientras ponían a Asahi a verlo todo, pero de repente, en un segundo, debilitaron ligeramente su agarre y pudo soltarse para abalanzarse sobre el que le hacía daño a su pareja y defenderlo. Fue así como todos los impactos restantes los recibió él, y ocurrió qué, eran tan fuertes, que los raspones, moretones y hematomas le llevaron a colapsar en el suelo. Jaehyuk imploraba que se detuvieran con lágrimas en los ojos, y como pudo se liberó de los grandes brazos que lo dominaban para salir apresurado a buscar ayuda.
Corrió y corrió, pero la noche había caído y las personas habían regresado a sus moradas. Su corazón desesperaba con cada segundo pues el azabache tendido en el pavimento estaba recibiendo aún una golpiza mortal, hasta que pudo llamar a alguien con el teléfono de un buen transeúnte que pasaba por las aceras cercanas. Al volver a la escena, los maleantes se habían ido y Asahi se encontraba acostado en posición fetal, sosteniendo su cabeza, con su suéter blanco lleno de manchas de sangre y le costaba respirar, por eso Jaehyuk se sentó a su lado a esperar la asistencia mientras que grandes lágrimas aún corrían por su rostro.
-Sí... Sí te amo... Sí te amo Jae...- intentó hablar, y con dificultad articuló cada palabra sin poder siquiera terminar el nombre del contrario.
-Todo estará bien Asahi, no te preocupes, no tengas miedo, todo va a estar bien- respondió el mayor, pero su triste llanto le contradecía.
Al llegar una ambulancia, subieron al menor de urgencia, y aunque el castaño también estaba herido, fue él mismo quién pidió que no le dieran importancia y más bien se concentraran en el otro. En el centro médico, con rapidez le llevaron al quirófano, pues tenían la sospecha que algún órgano se hubiese visto afectado de gravedad. Con impaciencia, Jaehyuk y su madre, junto a la familia vecina a su casa, a quiénes había hecho saber de la situación posteriormente, aguardaban todos juntos en la sala de espera.
-Familiares del paciente Asahi Hanada- un doctor alzó la voz en aquel silencioso lugar. Todos se pusieron de pie con prisa para atender al llamado.- Ha sufrido una contusión importante en su área abdominal, específicamente en su hígado y bazo... No pudimos hacer nada. Lo sentimos mucho.- dijo con pena, quitándose sus guantes.
El mundo de Jaehyuk se vino abajo. Cayó en el frío suelo e instantáneamente grandes gotas corrieron desde sus ojos deslizándose por su rostro sin deseos de cesar. Todos eran seres envueltos en sollozos y desconsuelo. El tiempo se detuvo en ese instante. Lo habían perdido. Su Asahi ya no estaría más entre ellos. La vida ya no tenía sentido sin él. Oh triste mundo que no se deleitó con su presencia, que no valoró su persona, que no conoció su alma, ahora ya no podrían regocijarse de atesorarle.
Luego pasadas las once de la noche, la madre del castaño con cuidado y cariño le invitó a volver a casa, y levantándose sin ganas, comenzó a caminar. Una enfermera trotó detrás de él al verle partir para alcanzarle.
-Oiga- tocó su hombro con delicadeza haciendo que el chico se volteara.- ¿Era usted amigo del joven Hanada?- Jaehyuk simplemente asintió con su cabeza mirando el suelo, sintiendo su corazón estrujarse nuevamente.-Siento su pérdida, estuve a su lado antes de ingresarlo en el pabellón, y estuvo repitiendo la palabra "Estrellas" varias veces. Creo que quería decir una frase entera pero no lo lograba, ¿Significa algo para usted esto?- Jaehyuk volvió a utilizar su cabeza para responder, negando a su pregunta y manteniendo su visión fija en aquellas nada interesantes baldosas blancas.-Siento mucho lo que ha pasado con él en verdad, espero usted pueda mejorar- habló por última vez la mujer, quién se despidió con una reverencia para continuar con su trabajo.
Y fue así, cómo caminando en aquel hospital, en una noche de domingo, estaba él solo, intentando entender lo que recién había ocurrido, sintiendo puro aflicción y melancolía, conservando la palabra "estrellas" en su cabeza.
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Semana de Estrellas ~JaeHi~ Treasure13
FanfictionUna semana Una estrellas Un chico Un ángel . . Historia corta Género: Fanfic/Romance