Los Dias Oscuros

21. No Estamos Solos

~ Severus

- La decisión es tuya - Decía uno de los hombres, mientras yo los veía suplicante.

- Morris, en realidad la decisión es del señor tenebroso - Dijo el más gordo y feo de los dos.

- Quien dices que eres? - Me preguntó Morris, hablar otra vez de lo mismo me aburría y me volvía loco.

- Ya se los dije par de id... Soy un patrocinador para los juegos, me llamó el mismísimo Lord Voldemort - Siempre se me habían dado bien las mentiras, pero ninguna como aquella.

- Pero a nosotros no nos han notificado de esto - Dijo el gordo - Así que vete, y no vuelvas.

<Imperio> Susurre en lo más profundo de mi mente, y con un chorro de energía le hice pensar al gordo que todo estaba perfecto, y que yo era, en realidad, un patrocinador.

- Hey Morris, creo que ya recuerdo, Madam Lestrange hablo conmigo de este tema, por supuesto que puedes entrar.

Me puse en marcha pasando por delante de un Morris estupefacto, y sorprendido por el cambio de parecer de su compañero regordete. Ahora mi mete se volvió a enfocar en James y Lily. Ya sabía que juntos habían matado a Daenerys, pero debía averiguar más a fondo de la situación de los juegos, una vez dentro del capitolio, comencé a girar sobre los pies y aparecí en el centro de entretenimiento, en la habitación destinada al distrito 4, cuando entre en el frio de aquel cuarto, recordé los momentos vividos con Hermione, de como le dije que la amaba en el último momento, como su rostro quedó pálido y rígido por el impacto de aquella maldición, y luego el sonido del cañón, actuando como punto final de su vida.

Me senté en la sala de estar, viendo directo a la televisión, esperando a que se encendiera cuando mi presencia era más que obvia. Al parecer estaba desconectado, así que me dedique a observar al vacío y pensar en que podría hacer para ayudar a James y Lily en la arena, con mucha prisa salí de la habitación y me encamine al centro del capitolio, donde transmitían los juegos en una pantalla gigante.

En ese momento repetían la escena donde Lily, con aquella hacha, cortaba justo por la mitad el cuello de Daenerys, el momento tan terrorífico donde el rostro se contorsiona en una mueca de dolor infinito, ese instante en que la vida pasa por los ojos de la persona que fue asesinada, esa fracción de segundo donde los ojos se apagan, ese fuego que brilla de una manera tan impresionante se acaba. Luego, casi instantáneamente, pasaron al cuadro donde Viserys se entera de que su hermana había sido asesinada, su expresión fue algo muy impresionante, pasando desde un dolor profundo que se notaba en cada facción de su rostro, luego confusión muy clara, hasta que sus ojos se encendieron con el fuego del dragón que lo caracterizaba, y por fin llegó la rabia, el deseo de matar al responsable, sed de sangre insaciable.

- Viserys! - Gritaba una fanática del muchacho, a mi derecha.

- Se lo tiene bien merecido - Dijo un anciano que se sentaba delante de mi.

- Hasta ahora quienes quedan vivos? No recuerdo muy bien - Le pregunte a la fanática, que una vez la vi en todo su esplendor me dejo sorprendido, su cabello iba de, al menos, veinte colores, el vestido al mismo patrón, tenia los pómulos agrandados quirúrgicamente, me abrumaba su presencia.

- Lily, James, Viserys, tres del distrito 11, uno del 10, cuatro del 7 y dos del uno - Habían muerto treinta y dos tributos, mas los seis del capitolio que el señor tenebroso cosechó, y esta idiota estaba completamente contenta.

Al menos la poción multijugos que había utilizado no me delataria en muchas horas, pues aquí soy la persona más famosa y temida de todas. Quedaban diez personas, además de Lily, James y Viserys, que no me importaban, sin embargo, el chico dragón valía por los otros diez. Necesitaba un plan maestro para poder ayudarlos a salir vivos de allí.