Capítulo 20: Ascenso.

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La travesía ascendente del equipo fue voraz y confusa. Aveline tenía aún esos pensamientos negativos que le habían sido colocados anteriormente. Raquel mantenía el mando con instrucciones de Katia, puesto que ella había entendido todos los consejos de Eris, y junto al diario de Toland.

Mientras tanto, las chicas fuera de la Ruptura mantenían una exploración del Acorazado. La cazadora Sthefany perdió rastro de las demás Guardianas y simplemente siguió junto a su espectro evadiendo las tropas de la Colmena que rondaban cerca.
Una brecha Vex irrumpió cerca y atrajo la atención de la cazadora. La Guardiana Paulina había atravesado dicha brecha, pero ésta portaba una armadura distinta y Lucecita también portaba una carcasa distinta.

--Lucecita. ¿Estamos dónde debemos estar? —habló la hechicera dando espalda y observando alrededor.

—No. Estamos en lugar incorrecto en el momento incorrecto —se percató de la cazadora—. Voltea.

—¡Mierda! —se acercó a la cazadora—. Tú eres Sthefany, te rescaté del espacio, ¿cierto? ¿Dónde estoy yo ahora mismo?

La cazadora obtuvo una confusión terrible, ella estaba segura que hace minutos estaba con Paulina y las demás. —¿Qué? Estás aquí mismo, no sé dónde estén las demás.

—¡Chica nueva! ¡¿Dónde estás?! —se escuchó la voz de Andrea. Paulina y Lucecita tuvieron que despedirse rápidamente yéndose a través de otra brecha.
El trío había encontrado a la cazadora y esta no pudo explicar lo que había visto. Andrea llegó hasta su lado derecho y la tomó del brazo al ver una pequeña partícula Vex. —¿Qué ocurre? ¿Por qué tan callada? 

—Nada —se tumbó sobre el suelo—. Tuve una alucinación.

Paulina permaneció en completo silencio observando alrededor, las partículas también llamaron su atención.
Las chicas siguieron explorando el Acorazado. Durante la trayectoria del equipo ascendente estaban enfrentando ya al Sacerdote de Guerra, después de haber sido dignos por él mismo.

La bestia de Guerra era imponente, su enorme cuerpo y el potente cañón que portaba eran desventajas para el equipo que planeaban la estrategia de derrota.
La Cámara del Sacerdote era grande, tres enormes criptas flotaban en cada lado y centro de la cámara, éstas proporcionaban sombra debido a la enorme esfera de energía poseída que permanecía detrás del Sacerdote.

—¿Ideas para derrotar a otro fortachón? —habló Oscar al verlo. La bestia soltó un rugido y tropas de Colmena empezaron a salir de los laterales.

—Oscar. Sígueme —ordenó Raquel. Estos se colocaron en el lateral derecho, los Titanes en el izquierdo mientras que las cazadoras en el centro.
La fiesta había empezado para los chicos, la Colmena sólo sucumbió ante ellos. El Sacerdote al ver la derrota primera horda decidió encarar al equipo y se acercó. Los Guardianes tomaron la ventaja al ser más pequeños para evadir sus golpes; el Sacerdote logró atrapar a Aveline después de un descuido y la empezó a asfixiar.

Una Maga apareció nuevamente y empezó a usar su magia contra la Titán que anteriormente fue torturada psicológicamente. El equipo trató de que el Sacerdote abriera su mano y soltara a su compañera pero era inútil. Tropas enemigas empezaron a rodearlos y evitaron que llegaran al Sacerdote.

—Chicos, retocedan —ordenó Oscar.

—¿Qué? —Raquel se quejó mientras tomaba un acólito como escudo—. No podemos dejar a Aveline sola.

—Ella no está sola. Confía en mí, yo confío en ella, y ella en nosotros —el resto acató la orden del hechicero, aunque no totalmente convencidos.

Aveline permanecía en trance, en una visión. En ella, yacía todo su equipo derrotado, la ciudad estaba destruida; pero algo no coincidía. Su equipo que yacía derrotado no era el mismo, tampoco portaban armaduras. Un capitán Caído se interpuso frente a ella: débil y sin esperanza alguna.
  El Caído iba asesinando con su sable uno a uno del equipo.

Destiny: Guardianes.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora