Epílogo

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Misaki podía decir que tenía mucha suerte en la vida, era muy dichoso, tenía por esposo a un alfa maravilloso y como si eso fuera poco, tenía dos hermosos cachorritos, eran muy inteligentes para su propio bien, tan perspicaces cómo su alfa.. Sus hijos eran un par de traviesos, y lo más gracioso es que hacían todo juntos.

Si uno iba al baño el otro también, si uno lloraba el otro también lo hacía, si uno hacía travesuras el otro siempre.. Pero siempre le secundaba.

Su familia lo era todo, les amaba con su vida y no deseaba que nada ni nadie le quitara la sonrisa a sus pequeños, pero eso era inevitable, la perfección sin fin no existía en esa vida, siempre habrían dificultades y eso era un hecho para todos.. Incluído él y sus hijos.

La sonrisa que tanto cuida se diluye en la cara de sus bebés desde hace días.

-Hijo, la mujer aquella está en la sala, cuando le dije que el amo Ryuichi no se encontraba, insistió en que fueras tú el que la atendiera, ¿Qué le digo?- Nana cuida ahora de la familia Asami Takahashi, a sido así desde que nacieron los bebés. Sora a sido muy preocupada en mantener la armonía en esa familia constantemente asechada de malas intenciones, sin embargo a veces es imposible evitar malos ratos.

-Esa mujer.. Es en verdad..- Misaki ya comienza a sentir dolor de cabeza con ese asunto.

¡Mamiii!.

Dos pequeños tornados se abalanzan sobre Misaki, cómo un par de carneros que topan a la gente, no tienen cuidado debido a su corta edad y el mal manejo de sus fuerzas.

-¡Kaori!, ¡Akira!, ¡Niños cuidado!- Sora los reprende aunque ya es un "poco" tarde para el desmayado en el suelo.

-No- Misaki ríe resignado poniéndose en pie con la ayuda de sus niños- No te preocupes, ya estoy acostumbrándome a los tackleos de éstos pequeñajos- Misaki rasca ambas cabezas, sus hijos se ven muy culpables por haberle derribado- ¿Cómo están mis niños?, ¿Me han extrañado hoy?, ¿Se han portado bien con nana?- Pregunta cariñoso besando y abrazando a esos chiquillos que son su todo, cuando los tiene cerca no puede evitar mimarlos, olerlos, tocar sus manitas y encantarse de que sean sus bebés.

-Si mami, yo te extraño siempre- La dulce y traviesa voz de Kaori llegó a su oído primero.

-Si mami.. Mm.. ¿Yo siempre te extraño?- Akira es un poco más dócil pero es engañoso, es muy hábil a la hora de tener traviesas ocurrencias.

-Ya- Misaki se ríe a carcajadas olvidando por un momento el dolor de estómago que le producía cierta mujer en su casa- Así que en verdad me tomaron enserio cuando les dije que no se copiaran en todo, ¡Pero no me refería a ésto!- Misaki alza sus manos para luego palmear ambos traseritos entre risas- ¡Me refería a sus travesuras!.. Bueno ya, debo ir a atender un asunto- Sacude sus ropas por si algo recogió del suelo.

-Mami no me gusta esa señora, ¿Por qué viene a casa?, huele feo mm cómo uno de esos zorrillos que fuimos a ver al zoológico- Kaori cubre su nariz de sólo recordar el olor.

-Mi pequeña Kaori, no digas eso, le atenderé muy rápido y le pediré que se vaya, ¿Si?-

-A mi no me gusta cómo le habla a papi- Akira miró hacía otra parte de inmediato, se había arrepentido de hablar.

-¿Qué dices hijo?- Misaki se apresura en tener una mala sensación.

-¡Aki!, ¡shh!- Regaña Kaori a su hermano cubriéndole la boquita. Misaki niega y quita la mano de Kaori, la pequeña se siente regañada pero esa no era la intención de Misaki.

-Nana, necesito que vayas a la sala y le digas a la visita que pronto iré a recibirle, que estoy atendiendo a mis hijos, ve por favor- Misaki lo pide con seriedad.

Desde mi infancia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora