Lo que pasó después:capítulo I

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CAPÍTULO I

Estoy acostumbrada a levantarme temprano.

Peter siempre se queja de eso,porque a veces le despierto,pero no puedo evitarlo.

Si la luz entra por la ventana de mi cuarto es para despertarme,ya sean las seis o las ocho de la mañana. Me levanto sin hacer ruido y bajo por las escaleras hasta la cocina. Meto unos cuanto de los bollos que papá y Peter prepararon ayer y que tanto le gustan a Finnick,y salgo por la puerta principal en dirección al lago.

Y aún así llego tarde. A Finnick no le basta con levantarse a las seis de la mañana. Él duerme unas pocas horas y luego sale a pescar al lago. Siempre quedamos a las cinco y llevo una hora de retraso. El pesca y yo cazo. Así de simple.

He metido el arco que me regaló mamá hace años,uno no muy elaborado,el que llevó a los juegos.

Supongo que tengo que decirlo. Me llamo Primrose Mellark Everdreen y soy la hija del sinsajo. Mi madre y mi padre son,bueno...una leyenda. En mi casa no hablamos de ello,porque veo cómo mi madre mira a mi padre con tristeza y mantienen silencio. Recuerdo que en el colegio nos dan la mitad de las clases sobre eso y que todos me miran.Todos excepto él.

Finnick es el hijo del gran Finnick Odair y de la íncreible Anne Cresta. Su padre murió en la rebelión,y su madre está en el distrito 4....mejorando. A veces yo y Finnick vamos a visitarla. Es muy guapa,con los ojos que Finnick a heredado,de un color verde magnetico,en los que no puedo evitar perderme.

Llego al lago y lo veo pescando y no puedo evitar pararme un momento a contemplarlo. Mantiene el tridente en su mano izquierda,en alto. Mira al agua atentamente y en unos segundos a lanzado el tridente y dos peces están clavados en él.

Es entonces cuando me mira.

-Hey Prim.¿Viste eso?

-Vamos.-digo quitándole importancia.-No ha sido para tanto.

-Bien, pues intentalo.-dice divertido.

Ahí me a dado,sabe que no puedo pescar. Una vez intento enseñarme y acabé con una pulmonía y una red vacía.

-No tiene gracia.-digo mientras que él se acerca a la orilla dejando caer el par de peces en la red.

-Si que la tiene.-dice divertido. Coge un pez de la red.-¿Quieres desayunar?

Sonrío sacando los bollos de algas de mi bolsa.

-Tu quedate con tus peces, yo tomaré un desayuno en condiciones.

Veo que la boca se le hace agua al ver lo que e traído y dice rapidamente:

-Podría guardar los peces para el almuerzo.-consigue decir.

Yo asiento sonriente.

-Podrías.

Reímos y comemos,planeando lo que hacer esa tarde.

Y hablamos sobre todo de la gira de la victoria,que empieza dentro de dos días.

MV

La hija de la chica en llamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora