My little room 017: They couldn't live without each other

414 48 15
                                    

Surgió de forma natural, como una rivalidad que se prevenía desde el primer momento, que estaba destinada a surgir de una forma u otra. Parecía una competición amistosa, entre sonrisas cómplices y desafíos que cada vez iban a más.

Trabajar con dos personas así resultaba tedioso para el resto de la oficina. Sin embargo, nunca nadie creyó que aquella relación que Yeo Joo y Dior llevaban pudiese llegar a semejantes extremos.

Porque a las derrotas le siguieron venganzas, y a las venganzas venganzas mayores, entrando en un ciclo interminable, una espiral de odio en la que se hundían una y otra cada vez más. Ellas se divertían, se regozijaban  en demostrar su poder, en competir una y otra vez incluso haciendo daño, incluso siendo heridas. 

Al menos fue así hasta que Yeo Joo cruzó la línea, hasta que las bromas pesadas y las represalias dejaron de ser no más que niñerías (aunque tóxicas y dañinas) para pasar a tener consecuencias drásticas. 

Dior había perdido su trabajo, su reputación y a su familia. 

Yeo Joo la había dejado sin nada. Se lo había arrebatado todo en un gesto egoísta, que traspasaba incluso las normas y reglas de aquella rivalidad insana y enfermiza que ambas se tenían. 

Las pruebas de fraude y estafa habían estado tan bien colocadas por Yeo Joo que, aunque el juicio estuviera en proceso, Dior ya sabía que la iban a declarar culpable aunque aquello no fuera más que un sucio montaje que no podía demostrar que no fuera real. 

En principio Dior intentó limpiar su nombre, encontrar formas de destapar el engaño, pero fue no más que un ejercicio vano que concluyó con su marido abandonándola y desapareciendo con sus dos hijas. Dior nunca perdonaría a Hyun Woo por haberle arrebatado a Min Ji y a Dodo, pero al menos lo entendía. Respecto a Yeo Joo, a ella iba a arrastrarla hasta el infierno.

Le había ganado, la había vencido y dejado en un callejón sin salida. Sin embargo, no iba a rendirse. 

No iba a acabar en lo más profundo del abismo ella sola. 

Con ese pensamiento respiró hondo, antes de cruzar las piernas y relamerse los labios.

Tenía a Yeo Joo justo donde la quería, caminando en un filo peligroso al borde de un precipicio. 

De forma casi literal.

Yeo Joo estaba de puntillas, sollozando mientras Dior disfrutaba del espectáculo de verla tan vulnerable, tan frágil y tan sumamente débil.

Con una soga al cuello y las manos atadas a la espalda, en ropa interior tras que Dior la hubiera despojado del resto de prendas, Yeo Joo trataba de mantenerse sobre el filo del mueble donde Dior la había colocado. Llegaba a duras penas poniéndose de puntillas y sabía más que de sobras que la otra lo había hecho a propósito. 

Pero no le quedaba otra, era eso o morir ahorcada, y no creía Yeo Joo que fuera una forma bonita y agradable de perder la vida.

Sonaba atroz y estaba aterrada. ¿Qué más podía hacer aparte de rezar para que Dior se compadeciera de ella y pensara que ya había sido suficiente? No le tenía mucha fe a esa opción. Dior al principio parecía estar muy molesta pero, a aquellas alturas, cuanto más la miraba más estaba segura de que Dior estaba haciendo aquello no por castigarla sino por el placer de castigarla. Que estaba disfrutando del acto como si fuera un fin y no un medio para conseguir algo más.

Que la hubiera dejado semi-desnuda no ayudaba a que Yeo Joo se convenciera de algo distinto. Quizá solo pretendía humillarla, había pensado Yeo Joo en un inicio. Sin embargo, la mirada de Dior sobre ella decía cosas muy distintas. 

Gloomy April » MONSTA X. Short Stories.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora