« única parte »

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KyungSoo, quien a los ojos de los demás es un niño, un mocoso que no podría saber nada de la vida, era justo lo contrario a la inocencia que despide la misma palabra «niño».

Mas allá de sus diecisiete, casi dieciocho años y de esos grandes e inexpresivos ojos marrones, se encontraba alguien que solía escaparse a altas horas de la noche o saltarse la mayoría de sus clases solo para encontrarse el mayor tiempo posible con su amigo.

"Whiskey"

El único y verdadero amigo que realmente tiene.

« Eres un estúpido » es lo que le solían decir sus supuestos amigos por el simple hecho de beber todo el día.

Para KyungSoo, sus hermanos también son una completa molestia, llamándolo gay. Y él no lo negaba, ya que sus hermanos no lo llamarían de esa manera si no hubiese sido tan descuidado cuando se besaba aquel día fuera de su escuela con el chico de piel tostada y labios abultados.

JongIn.

¿Cómo olvidar su nombre?

Luego de que aceptó revolcarse con él y al final no volverlo a ver nunca. Porque resultó ser igual de falso que todos los que lo rodean.
Antes de que aceptara su gusto por su mismo sexo, simplemente lloraba todo el tiempo, porque las revistas de conejitas playboy que sus hermanos y compañeros de clases tenían no lograban causarle una erección. No lo emocionaban. No lo ponían.
Entonces vaciaba todas las botellas de alcohol hasta que el dolor y esos sentimientos tan tortuosos desaparecían, dejándolo en completo éxtasis, porque...

Joder, se siente tan bien. —

KyungSoo también goza de un amante, "el Vicodin". Y, diablos, qué buen amante. El narcótico no le es muy difícil de conseguir, puesto que su padre es malditamente rico y, por ende, él también tiene buenos ingresos.

«Éste dinero es para que aprendan a administrarlo y lo usen en sus estudios»

Es lo que aquél hombre le dijo a sus hijos cuando empezó a proporcionarles dinero  mensualmente.

Claramente para la escuela no es precisamente a lo que KyungSoo destinaba el dinero.

¿Y cómo es que su padre no le reprendía por estas acciones?

Pues el hombre, a palabras de KyungSoo, es un maldito que solo se interesa en su trabajo. En ganar dinero. En expandir la industria. Sus hijos pasan a segundo plano, más bien a quinto plano.
Para el empresario, sus hijos solo existen para heredar la industria y expandirla. Como si de niños pequeños se tratasen, les entrega dinero para que no molesten. Y vaya que funciona.

Como costumbre el chico de ojos grandes se encontraba bebiendo en su apartamento. Sí, suyo, ya que no esperaría a cumplir la mayoría de edad para "independizarse".

No tiene idea de cómo rayos terminó en la tina del baño con una botella de su bebida favorita en mano, una cajetilla vacía de cigarrillos y dos pastillas de vicodin siendo digeridas por su organismo.
Pero viniendo del más joven de los Do, no hay mucho de qué asombrarse.

Y, donde sea, siempre su rutina es la misma. Fumar un paquete o dos, nunca es un problema. Tragar una pastilla o dos, realmente lo hace florecer. Y para finalizar, tomar un trago es como la cereza en el pastel.
Todo esto crea un viaje en la mente de KyungSoo. Hace que su mente divague, le trae recuerdos, se siente tan confuso, eso lo hace querer reír.

—Maldición, es tan divertido —sus ojos se sienten pesados y su mente comienza a recrear voces.

«No puedes hacer esto»

«No es sano para ti»

«Para esto, morirás si sigues»

«Eres como un niño, tus acciones son tan inmaduras, solo mírate, eres un fracaso»

Siempre es lo mismo.

Todos se meten en su vida, él no quiere la maldita atención de los demás, no lo hace por un capricho. Simplemente lo disfruta.

Comenzó a reír.

—¡No, no, no! —está dispuesto a callar las sucias bocas de quienes hablan.

Es así que se levanta de la tina con algo de esfuerzo, debido a lo intoxicado que está. Avanza a paso lento y en cuanto sale del baño le da un último sorbo a la botella de alcohol, para luego arrojarla a un punto cualquiera de la habitación, logrando que se escuche el impacto de esta y los cristales fraccionándose en pequeños pedazos.

El sentimiento de enojo inunda su cuerpo de un momento a otro cuando su vista se topa con una fotografía, la cual pensó haber desechado hace tiempo. Ver los rostros sonrientes e hipócritas de sus hermanos plasmados en aquél pedazo de papel solo lo sacan más de quicio.

Mientras toma el objeto y lo fractura entre sus manos, recita las palabras que han respondido a las criticas de los demás.

—Todo el mundo puede drogarse.

Y finalmente ya no aguanta más.

Comienza a tirar y romper todo lo que tenga a su alcance, tratando así de liberar su furia.

—¡¿Por qué diablos yo no puedo?!

Como si de un trabajo se tratase, también se encarga de quebrar los pocos vasos y platos que se encuentran en la cocina, uno por uno.

—¡Todos! —grita.

Su próximo objetivo se convierte en las variadas botellas de diferentes clases de licor que hay en un pequeño mueble. Y sin importarle cuan costosas fuesen, las arroja en diferentes direcciones, manchando así las paredes y el piso.

—¡¿Por qué?!

Cuando sus energías y el sentimiento inicial de furia se desvanecen, comienza a caminar hacia una pared cualquiera, tropezando con los residuos de su desastre. Finalmente ahí se desvanece mientras su espalda y cabeza son recargados en el frío concreto de la estructura.

Otra vez sus ojos pesan, pero ahora a causa del sueño que su cuerpo reclama como una necesidad. Así que dándose por vencido decide ceder ante esto.

De nuevo al día siguiente despertará e irá a comprar whiskey, le pagará a alguien por limpiar su desastre y quizá después irá a divertirse en un bar cualquiera, porque...

"Todo el mundo puede drogarse. ¿Por qué diablos yo no puedo?".

Everybody Gets High → KyungSoo / One-shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora