❝Cuando el despertador sonaba exactamente a las siete en punto, Kim Seokjin sin perder el tiempo se levantaba. A pesar de tener sueño, cada mañana su cuerpo saltaba de la cama rápidamente como un resorte, pues él era alguien quien se tomaba sus horarios como una de las cuestiones más serias de su rutina. Sus pies debían pisar el suelo en el mismo minuto en que su alarma se encendía, ya que en algún momento le había surgido la idea de que empezar el día en una hora que no acabara en dos ceros podría traerle mala suerte. En su mente, levantarse a las seis y un minuto supondría un mal día. De todas formas nunca lo había comprobado: desde que tenía memoria siempre se levantaba en punto; desde que tenía memoria la suerte siempre había estado de su lado.Un lindo reloj de pulsera color salmón marcaba los segundos durante todo el día; le ayudaba a medir sus actividades de forma rigurosa. Cincuenta segundos en cepillar sus dientes, sesenta para calentar café en el microondas y ciento veinte para beberlo. Diez minutos para ducharse, tres minutos para vestirse con la ropa que había preparado el día anterior y diez más frente al espejo. Cinco minutos para arreglarse, otros cinco para admirarse.
Seokjin amaba su rostro. Según él era de sus mejores cualidades. Tanto su castaño flequillo, el color de su piel y el delineado en sus ojos, estaban siempre en las mejores condiciones. Él se aseguraba de hacer de sí mismo una pieza de arte, sin un solo cabello fuera de su lugar, con un afeitado impecable y un bonito bálsamo resaltando su boca. La única cosa que limitaba que besara su propio reflejo era que, al hacerlo, sus labios dejarían una fea marca en el vidrio que luego debería limpiar.
Se vestía, se perfumaba, y cuando ya estaba listo, regaba las plantas que tenía en el balcón y apagaba todas las luces del departamento. Daba dos vueltas a la llave y entonces se dirigía a trabajar.
Era universitario, pero aprovechaba las vacaciones de verano para tener un empleo. No le faltaba dinero, al contrario, sus padres podían mantener el alquiler de su apartamento sin ningún tipo de problema hasta que terminara sus estudios. Sin embargo, él tenía ciertos caprichos los cuales no quería cargar en los hombros de su familia, como comprar ropa en grandes cantidades o conseguir una todoterreno. Quería acostumbrarse a ganar lo que deseaba por sus propios medios, pues sus planes futuros iban encaminados a ser de la parte digna y útil de la sociedad, y por nada del mundo quería malacostumbrarse a ser un niño mimado.
Kim Seokjin trabajaba atendiendo en una librería no muy grande en el centro de la ciudad, que se mantenía más que nada por la inmensa variedad de artículos de escuela y oficina. Él amaba eso: había al menos diez formas de clips diferentes y tantos tipos de lápices negros que fácilmente perdía la cuenta.
Esa librería era un sitio al que le gustaba mantener ordenado y perfecto, tanto que el trabajo se le hacía hasta divertido. Seokjin se encargaba de rotular las cajas de productos, colocar los precios, tomar nota de qué cosas se habían agotado y atender a los compradores. La dueña de la papelería estaba más que satisfecha por haberlo contratado, ya que nunca había tenido un ayudante que se esmerara tanto hasta en el más ínfimo detalle, como ordenar la biblioteca por tamaño de libros, color y orden alfabético, todo al mismo tiempo y sin que ella se lo hubiese pedido.Seokjin no tenía fallo alguno. Era el tipo de persona al cual no se le dificultaba hablar con la gente, de hecho, se le daba de maravilla ya que a todos les agradaban sus buenos tratos. Su voz era suave, su sonrisa permanente y la manera de dirigirse a los demás sumamente respetuosa. Llegaba todos los días sin falta al horario estipulado, su ropa estaba siempre pulcra y presentable, y jamás lucía preocupado pues todos sus días parecían estar tan fríamente calculados que él sabía exactamente cómo actuar y hacia dónde dirigirse sin importar las circunstancias. Toda su vida había sacado notas excelentes, su rendimiento se mantenía incluso en asignaturas que le desagradaban, los adultos siempre le habían tenido aprecio y toda su familia le tenía cómo ejemplo.
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» Perfect disaster
Fanfiction❝ ¿Quién habría imaginado a Kim Seokjin junto a alguien como Kim Namjoon? ❞ • Historia corta • Actualizaciones lentas • Sin contenido adulto • Prohibida su adaptación, copia y/o reproducción © lifeisecstasyy 2019