RICARDO APRENDIÓ A PRESTAR
Había una vez un niño llamado Ricardo, aquel niño era muy juguetón, risueño, curioso e inteligente, hablaba mucho de sus programas favoritos y como los súper héroes luchaban contra los villanos.
Cierto día el risueño Ricardo llegó con sus libretas de notas.
- A ver, hijo - dijo su padre, - de seguro me traes buenas notas.
Ricardo algo decepcionado dijo, -no papá, lamento decirte que mi nota más alta es 14
- ¡Que! - exclamó el padre. -Oye Ricardito no podrías traer nota más altas
- Sí, dijo la madre - me gustaría verte con algunos veintes, que ahora no veo ninguno.
- Pero papá -dijo Ricardo –no te preocupes, el segundo bimestre estaré mejor, además no es mi culpa.
- ¿Ah, no? ¿Entonces de quién es? – preguntó el padre
- De mi profesora de matemáticas, no le entiendo lo que habla.
- ¡Acaso tu maestra habla en chino? - preguntó el padre.
- No, papá - me refiero a que no sé de dónde saca esos resultados.
- Entonces yo te enseño - le dijo su hermana Isabel,
- No, a ti no te entenderá nada - dijo muy tranquilo Ricardo.
Está bien desde ahora subirás tus notas Ricardo, así que mañana iras muy feliz al colegio.
Al día siguiente Ricardo se levantó muy temprano, tomó su leche con pan con jamón, y se dispuso a salir, en el camino su madre le dijo: ¡Ricardo, por favor haz lo que tienes que hacer y no molestes a ningún compañero!
- Sí, mamá - dijo el inquieto Ricardo, que ni bien llego al colegio se puso a jugar con sus amigos, Rubén y Carlos, quienes reían mucho con él, luego no dejaban de hablar de sus programas favorito.
La maestra entró al aula, saludo y se puso a resolver suma de fracciones, pero mientras ella explicaba Ricardo y sus amigos se lanzaban aviones de papel.
La maestra notó que estaban jugando, así que decidió preguntar a Ricardo como sumar dos cuartos más seis octavos.
Ricardo no lo sabía pues estaba conversando y jugando todo el tiempo.
Al salir de la escuela su madre lo esperaba, Ricardo que era un niño honesto le dijo a su mamá: la profesora de matemáticas me puso 05.
¡Que! -Exclamó la mama agarrándose la frente. – ¿por qué te puso 05, hijito?
- Es que no se sumar fracciones.
- Entonces que te enseñe Isabel.
Al legar a casa Isabel se sentó con un libro, Ricardo hizo lo mismo mientras Isabel explicaba Ricardo se levantaba cada momento a traer té, a comer pan, al baño,
- ¡ay! - Exclamó Isabel -este niño a cada momento se para, así no puedo enseñar.
Entonces el abuelo llamado Alberto dijo:
-Ricardo, tú eres inteligente, obediente, y muy risueño, pero para ser un gran estudiante te diré lo que debes hacer
- ¿Qué debo hacer, abuelo? ¿Habrá alguna fórmula mágica para aprender más fácilmente? -preguntó Ricardo.
Bueno sí,- respondió el abuelo - te daré el secreto para que saques buenas notas con poco esfuerzo.
- ¿Cuál es el secreto, abuelito? - pregunto Ricardo
El secreto es que debes .prestar
- ¿Prestar, acaso prestar mis juguetes?
- No, tus juguetes no.
- Entonces, prestar mis libros.
- Tampoco –dijo el abuelo.
- Entonces prestar dinero, abuelito
Menos - dijo el abuelo con una sonrisa, - lo que tú debes prestar es atención
- ¿Atención? – preguntó Ricardo algo sorprendido.
- Sí, Ricardo, presta atención, ese es el secreto mejor guardado, si tú estás atento poniendo muchas ganas, el día del examen este será mucho más fácil.
Fue así que Ricardo llegó al salón; Rubén y Luis le hablaban, mientras la profesora de matemática explicaba nuevamente como sumar fracciones, pero esta vez fue diferente, Ricardo prestó atención a la profesora, fue tanta la atención y concentración que sus amigos no lo podían creer .
De pronto la profesora dijo:
- ¿Quién puede salir al frente y resolver este ejercicio?
- Yo - dijo Ricardo
La profesora casi se cae de espaldas de la impre4sión.
- ¿Tú, Ricardo? ¿Tú lo harás?
- Claro, maestra, yo lo haré.
Ricardo plumón en mano empezó a resolver el ejercicio, hacia los pasos según la maestra había enseñado, y sin darse cuenta el ejercicio estaba terminado.
- Ey - dijo la maestra - hoy es un gran día, Ricardo, que no sabía, hoy sabe cómo el mejor.
- Y gracias a mi abuelo Alberto, que me dio el secreto.-dijo Ricardo.
- ¿Cuál es el secreto? - preguntaron todos
- El secreto es prestar
- ¿Prestar qué? –preguntaron todos al unisono.
Prestar atención –dijo Ricardo
Todos lo aplaudieron y entendieron que al prestar atención en clase, hace que las personas entiendan rápido y sin mucho esfuerzo.
Cuando estés en clase, recuerda hacer lo que hizo Ricardo, que empezó a prestar atención a los maestros y no se distraía por nada, ya verás como todo en la escuela se t e hará más fácil y mejor. Mucha suerte.
FIN
Autor: Rafael Di Natale
YOU ARE READING
RICARDO APRENDIÒ A PRESTAR
Short StoryRicardo es un niño muy juguetón y algo distraído cuyas notas no son muy altas, pero todo cambiarà cuando su abuelo Alberto le da un secreto.