Equipo Naruto One Man

Capítulo 1: Principios ásperos

Principios ásperos

Descargo de responsabilidad: no soy el dueño de Naruto ... como si no lo supieras ya

Una puerta se abrió a un callejón, derramando luz en la oscuridad y haciendo que las sombras parecieran más oscuras. La silueta de un niño se podía ver sosteniendo una bolsa grande en una mano, con la cabeza vuelta sobre su hombro. Se escuchó una voz apagada desde el interior del edificio al que el niño respondió. "Sí, mamá, ¡lo estoy sacando ahora mismo! Sheesh, pensarías que nunca antes saqué la basura". Levantando la bolsa, caminó hacia la papelera cercana y la arrojó antes de regresar a la seguridad del edificio.

Un poco más abajo en el callejón, una sombra se movió hacia el contenedor y, con cuidado de no hacer demasiado ruido, clasificó el contenido. Apartando unas cuantas ropas viejas y trozos de papel, descubrió algo que al instante lo entusiasmó. Parecía que alguien estaba limpiando provisiones viejas ya que allí, en el contenedor, encontró algunos pergaminos y libros. Justo lo que estaba buscando. Después de agarrar los artículos y meterlos en su mochila, hizo un rápido cernido más antes de salir corriendo por el callejón hacia la noche.

Un momento después, el mismo chico se asomó de nuevo por la puerta cuando la voz apagada de antes volvió una vez más. "No, mamá, no hay nada allá afuera. Debe ser un gato o algo así".

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Al otro lado de la ciudad ...

Se podía ver una figura deslizándose por las calles, pegándose a las sombras todo lo posible. Cuando se separó de ellos el tiempo suficiente para distinguirse como humano, simplemente parecía ser una sombra en pie de todas las ropas oscuras que llevaba. Al apresurarse hacia un parque cercano, saltó instantáneamente a algunos arbustos cuando algunos civiles pasaron por alto sin darse cuenta de que estaba a solo unos metros de distancia cuando pasaban. Después de que estuvieron a una distancia cómoda, se escucharon nuevamente suaves sonidos de movimiento cuando la figura se movió hacia la parte posterior del parque. En una sección que estaba cubierta con varios arbustos, levantó una puerta oculta y se deslizó debajo de la superficie de la aldea.

Estaba oscuro, pero él ya sabía su camino. Había visitado este lugar desde que era muy joven cuando lo había encontrado completamente por accidente mientras huía de una turba. Después de eso se convirtió en uno de sus mejores refugios seguros en el pueblo. Fue allí donde escaparía cuando las miradas se volvieran demasiado duras, o cuando se celebraran ciertas celebraciones que lo obligaran a huir de las zonas atestadas cuando pudiera. Este fue también el lugar donde guardó sus posesiones más preciadas. Había encontrado el área hace muchos años y, temeroso de lo que era en ese momento, limpió muchos artículos que probablemente serían muy valiosos para él en los próximos años, pero eso estaba bien. Todavía terminó con mucho más de lo que comenzó.

Dando la vuelta a otra esquina, se detuvo frente a una puerta. Tomándose un momento, se pinchó el dedo antes de deslizarlo sobre una pequeña baldosa cerca de la puerta. Escuchó un clic que le hizo saber que la puerta ahora estaba abierta. Al entrar, lo saludaron con un olor demasiado familiar a papel viejo y la vista de numerosos estantes de pergaminos, libros, armas y otros artículos que había coleccionado a lo largo de los años. Por el momento, aunque echó un vistazo rápido a los artículos que acababa de encontrar y tomó los que no quería mirar en ese momento a los estantes y, después de catalogarlos en un libro grueso, los colocó en sus respectivos lugares.

Echando un vistazo al reloj cercano, se dio cuenta de que le quedaba poco tiempo antes del amanecer. Agarrando rápidamente un pergamino en blanco, selló sus nuevas posesiones antes de abrir un armario cercano. En un destello de naranja oscuro y cegador, se había transformado en su "máscara pública". El sigiloso acechador nocturno se convirtió en el dobe de la academia de boca rubia. Tomando un bocado rápido para comer, cerró la puerta a su secreto de la realidad y se dirigió hacia la salida. Dejando escapar un suspiro, volvió a subir a la penumbra de la madrugada y volvió a su apartamento para comenzar el ritual matutino que todos estaban acostumbrados a ver desde él. Pero pronto podría dejar caer esta máscara. Pronto les mostraría a todos lo que su ignorancia podría haberles costado.