Uno

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Mientras más caía la nieve más me acordaba de él

Blanco y frío como la nieve mientras estábamos entre las personas, rojo y ardiente como el fuego mientras estábamos a solas.

Todoroki nunca fue gentil, simplemente era directo y expresaba sus disgustos o alegrías con palabras, difícilmente puedes ver una expresión en él, a algunos se la a brindado, a otro como a mi, no.

La verdad nunca me a importado, pero a veces, desearía que se dirigiera a mi con alguna expresión en su estupida y aburrida cara.

Un día, mientras estábamos en ejercicios de entrenamiento, golpee sin darme cuenta la espalda del dos caras, en el calor del momento, simplemente lo corrí de mi camino e inesperadamente tomo mi mano dándome vuelta hacia él.

- Discúlpate
Dijo con total autoridad, a lo cual yo estaba atónito por el brusco movimiento y la agresiva mirada en su rostro
- ¿Qué?
- Me golpeaste
- Jodete
- Eres molesto Bakugou.
- Suéltame ahora, imbecil.

Ambos nos desafiamos con la mirada, provocando un incómodo silencio en el lugar. Ciertamente Todoroki tenía razón, lo sabía, fui descuidado y debí pedir perdón, pero jamás le haría ese favor al dos caras.

Golpee su mano alejándola y él solo se paró en frente de mi desafiante para luego alejarse, pero quedó cierto disgusto entre nosotros.

Anteriormente o desde la primera vez que lo vi, supe que algo andaba mal, muy mal, siempre ha hecho que mi estómago moleste y mi pecho duela y esa vez no fue la excepción.

Esa misma noche me di cuenta que estaba enamorado de él o eso pensaba, y esa misma noche el tocó mi puerta preguntando que me sucedía, pidiendo explicaciones por mi actitud hacia él.
- Con todos soy así pedazo de imbecil no te sientas especial.

Grite y cerré mi puerta en su cara.

Al siguiente día no me miro, nos cruzamos por el pasillo y fui completamente rechazado, con lo que le hice ayer estaba claro que no me hablaría, era muy diferente a Deku.

Y así fueron varios días, no nos mirábamos, no hablábamos, no nos relacionábamos solo con asuntos escolares, nada más.

En un momento me crucé con él en el pasillo hacia los baños, por alguna razón me avergoncé y baje mi mirada, y rápidamente corrí hacia el salón para esconderme en mi pupitre.

Y luego sucedió, lo más estupido de este maldito planeta, sin darme cuenta crucé mi mano con la suya, entrelazamos nuestros dedos, y me quería morir pues me avergoncé tanto que mi maldito rostro se puso tan rojo que pareciera que iba a reventarse.

Mi autocontrol estaba muy lejos de mi, tanto que hasta él lo noto, sé que lo noto, su mirada se posó en mi, pero, derrepente dejó de mirarme, me ignoro.

Había sido rechazado sin siquiera confesar lo que sentía.

Deku me vio llorar mientras iba por el pasillo hacia los dormitorios, había derramado lagrimas sin darme cuenta, intento consolarme, pero como de costumbre le rechacé y huí y es que el maldito nerd siempre está cuando no lo llaman, no quería ver a nadie, no quería escuchar nada, solo quería dormir, Kaminari y Kirishima tocaron varias veces a mi puerta, pero decidí no responder, llamadas, mensajes de texto, bloqueé todo esa noche, nada me iba a sacar de mi cama, ni alejarme de la almohada que cubría mi avergonzado rostro.

Toc, toc,
- ¿Bakugou?.

Esa noche él tocó a mi puerta y como un perro detrás de su amo, abrí.

Maldicion, maldicion que idiota.

Pensé para mi mismo, atemorizado por lo que sucedería y avergonzado le dejé pasar, no sé cómo fue, todo fue tan repentino, tanta angustia en mi pecho, tanto deseo en mi corazón que cuando él me forzó a posar sus labios sobre los mío, mi mundo se paralizó y caí en sus brazos

Uno más dos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora