6. POR TU CULPA

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Tras esa última plática por mensajes, Amy y Leah hablaban en algunas ocasiones cuando no tenían nada que hacer. Podría decirse que, con esfuerzo, podrían ser amigas más cercanas; pero, en persona, siempre pasaba algo.

—¡Te gusta Equestria Girls! —Había exclamado alguna vez Leah cuando vio que llevaba un collar de uno de los personajes. Saltó hacia el pecho de su compañera, tomando el dije entre sus dedos con una enorme sonrisa. Pensaba que no había personas de su edad que le gustara ver aquello, pues sus amigas pensaban que era para niñas pequeñas.

—Sí... —Por su parte, Amy pareció incomodarse ante el actuar de ella, apartándose; Leah había notado eso, claramente, sintiéndose avergonzada por haber reaccionado así a causa de la emoción. Pidió disculpas en voz baja, volviéndose a apartar y retomando lo que hacía antes.

Otro día, la maestra había decidido hacer equipos para el trabajo de un tema que venía en el libro de español: Las lenguas indígenas de México. La actividad consistía en transcribir un poema en su lengua original y, posteriormente, en español para poder exponerlo después frente a todos los grupos.

El grupo de Leah estaba conformado por varias personas: Amy, Manuel, Ismael y ella (o eso es lo que recuerda en la actualidad.)

Manuel y ella habían tenido una serie de problemas que todo el salón posiblemente sabía. Leah solía agregar a gente desconocida por internet que conocía por un juego (si eran raros los bloqueaba inmediatamente); así que se lo contó a él y a unas cuantas amigas. Su "amigo" se encargó de decirle a su mamá, a la de Leah y, a su vez, a las maestras con el tiempo, haciendo que varios desconfiaran de ella por un buen rato; lo hacía con el fin de cuidarla, pero generó que lo odiara durante el resto del año y más.

La maestra, consciente de esto, terminó cambiando a María José de equipo para que estuvieran juntas y, así, Leah no estuviera incómoda (aunque ella, cabe aclarar, no lo estaba; tenía a Amy consigo y a Ismael.) Su amiga se molestó con eso.

—¡Por tu culpa me cambiaron de equipo! Quería estar con Atenas y ahora estoy acá. —María José le dijo frente al equipo, actuando descaradamente la voz como si de burla se tratara. Desde siempre supo que, entre ellas dos, ella era quien sobraba; pero las quería por tantas cosas buenas que le habían dado a lo largo de su vida.

—Lo siento. —Se disculpó en un susurro la castaña, apartando la mirada.

—Tú te llevas bien con Amy. No me necesitas aquí. —No sabía cuándo le había dicho que comenzaron a hablar, pero no era importante. Era cierto; no la necesitaba.

—Nunca te pedí en el equipo, te lo recuerdo.

Quizá Manuel e Ismael no prestaron tanta atención a aquella escena, pues no parecieron inmutarse mientras trabajaban; sin embargo Amy sí lo hizo. Mientras decoraba hermosamente la cartulina (como siempre), escuchaba la pequeña discusión entre las amigas; sintió, en ese momento, lástima por la afectada. ¿Qué culpa tenía ella de que la maestra hubiese puesto a esa en el equipo? Leah ni siquiera se lo había pedido.

Las demás reuniones resultaron algo incómodas, aunque María José seguía actuando animadamente para el resto de los integrantes; era similar a esa clase de amigas que te hacen menos con algún comentario inofensivo o, incluso, sin darse cuenta.

—¿Te depilas?

Un día, como siempre, los comentarios fuera de lugar por parte de Leah salieron en voz baja, viendo las piernas de Amy; no parecían tener ningún vello. Ellas ya habían hecho su parte en el equipo.

—No tengo mucho y lo poco que tengo no se nota por mi tono de piel.

—¡Qué suerte! —Exclamó la contraria, aunque en voz baja.

—¿Y tú?

No, no era la conversación más normal que unas niñas de doce años tuvieran; pero tampoco era como si se hubiese conocido al derecho y al revés en ese entonces, como para tener más temas para la charla.

—No... Aunque debería —admitió—. Hace un año vi a mi prima menor cortarse los vellos de los brazos con tijeras y me dije: "¿Por qué yo no?" Me depilé brazos y piernas en ese entonces, pensando que podía hacerlo; mi mamá y mi abuela me regañaron, principalmente por los brazos. Desde entonces no lo hago.

La actual Amy posiblemente ni recuerde aquella anécdota tan estúpida, pero la de ese entonces había sonreído un poco, generando un pequeño escalofrío a la contraria. Leah era de tez blanca, así que los vellos de sus piernas se notaban; no eran largos, tampoco cortos. Pero entendía a lo que se refería con "debería."

«¡Hey! ¡Hey! ¡Todo el mundo!
Nos tienen que escuchar. 
Somos diferentes,
Como noche al día igual. 
Pero ve un poco más cerca, 
Y tú verás, 
Que soy como tú, 
y tú igual a mí. 
¡Más!

¡Hey! ¡Hey! ¡Todo el mundo!
Escuchen ya,
Que traemos la Magia de la, de la Amistad. 
Pues somos diferentes,
como noche al día igual, 
Pero Twilight Sparkle nos ayudará a cambiar.

A Saltar, bailar,
Si nos quieres ayudar,
A que Twilight tenga su corona una vez más. 
A saltar, bailar,
Esto fuerte sonará. 
Si juntas estamos,
Twilight su corona al fin tendrá.

Canción de la cafetería
-Equestria Girls.»

ENTRE SECRETOS Y ANHELOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora