Capítulo 3

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Ethan

Llevo ya algunas horas conduciendo a la nueva casa, y ya siento los párpados pesados, no sé por qué me levante tan temprano. Lo que me reconfortan era el bosque que rodea la carretera, muy lindo a mi vista, lastima que no podía admirar atentamente el paisaje.

Ya a punto de llegar a donde viviré, se notaba el cambio natural a urbano, aunque sólo un poco, ya que la manzana está rodeada de un inmenso bosque.

Al llegar al lugar, busque mi nuevo hogar. Estacione mi camioneta y baje de ella para ver la casa; era una casa pequeña aún siendo de dos pisos, justo lo que necesito.

Abrí la puerta de la casa y entre; tenia algunos muebles, un sillón en la sala, una pequeña mesa y una silla en la cocina algo gastadas, pero me ayudarán a sobrevivir hasta mañana, ya que el camión de mudanza se tardará en llegar.

Salí y me dirigí a la cajuela de la camioneta para comenzar sacando las cajas que estaban en ella, tome una caja y cuando iba a dejarla a la casa me tope con una vecina de a lado que caminaba apurada.

—Buenos días. —Dijo aquella chica en un tono amable sin dejar de caminar.

—Buenos días. —Dije mirando su cabello pelirrojo y una pequeña mochila que tenía consigo.

Tiene un lindo cabello.


Ya pasando un rato, dando vueltas cargando cajas, me deje caer en el sillón para descansar un momento, recargue mi cabeza hacia tras mirando al techo. No paso ni un minuto cuando mi amigo me llamó.

—¿Qué pasa, Mike? —Dije cansado.

—De nuevo me sacaron del bar. —Dijo con un tono de molestia.

—Creo que ya no deberías ir. —Dije riendo. —Ya no voy a estar ahí para defenderte cuando digas algo idiota cuando estés ebrio.

—¿De qué hablas? Yo…

—¿Hola? ¿Qué pasa?

—Nada, después te llamo. —Dijo por ultimo cortando la llamada.

Sin darle tanta importancia volví a mi posición anterior cerrando los ojos. Había un silencio tranquilizador, solo se escuchaba el canto de las aves y como el viento movía los árboles.

Por alguna razón, dio curiosidad saber sobre el bosque. Me levanté del sillón, me puse una chaqueta y me dirigí hacia ahí.

No tarde mucho, ya que literalmente está a lado. Tan solo entrar podía ver ardilla, pájaros y algunos ciervos a lo lejos, mientras escuchaba el sonido de las hojas moviéndose con el aire.

Pero no duró mucho, ya que un disparo interrumpió la tranquilidad. Por inercia corrí hacia el lugar, mientras corria estuve por caer con algo que creí que era una roca, pero al fijarme me di cuenta que era la mochila de aquella chica de la mañana, la recogí y seguí corriendo. Comencé a escuchar mas disparos, uno tras otro, me estaba acercando. Cuando llegué al lugar, se detuvieron los disparos, vi a un hombre con una arma y un ciervo recostado con una herida de bala en una de sus patas, aquel hombre estaba viendo hacia el cielo, estaba viendo un halcón volando… otro hombre que apareció por detrás le disparo haciéndolo caer. Segundos después comenzó a caer algunas gotas, comenzaría a llover.

—¡Tenemos el premio mayor! —Dice victorioso, el hombre que dio el último disparo.

—¿Qué creen que están haciendo? —Dije elevando la voz, mostrando una cara de preocupación.

—Nada que te importe niño. —Dice él mismo hombre, mientras que el otro se queda detrás de él en silencio.

—Claro que me importa, deberían irse. –Dije viéndolo fijamente a los ojos.

—Y si no, ¿qué?  —Dice con un tono arrogante. —Sera mejor que no te metas en lo que no importa, niño, a menos que quieras salir lastimado. —Dijo con una sonrisa en su rostro

Sin pensarlo dos veces le golpeé en la cara haciéndolo caer, mientras que el otro, escondido, mostraba una cara de preocupación.

—Si que tienes una mano pesada. —Dijo mientras se levantaba y limpiaba la sangre de su nariz.

Me  golpeó en la cara, todo me dio vueltas por unos segundos y recuperándome en sí, le di un golpee en el estómago que hizo que lo dejara sin aire y resbalara con el lodo.

—Hermano, deberíamos irnos ya, sino vendrá la policía, como la última vez. —Dijo la otra persona que se escondía tras de él, con un tono de voz que mostraba preocupación.

No dijo nada, solo se dejó ayudar por su hermano y se fueron.

Me acerque al ciervo que para fortuna la bala solo lo roso, pero si hizo una herida algo profunda. —Por suerte tiene mala puntería. —De reojo vi que dentro de la mochila había algunas vendas, la abrir y dentro había alcohol, agua, entre otras cosas.

El ciervo que estaba asustado quería huir, pero no podía. —Tranquilo no te haré nada. —Dije mirándolo a los ojos, el ciervo poco a poco se fue tranquilizando, dejando que lo curara. Le enjuague la herida y la desinfecte, después le vendé su pata, poco a poco se levantaba, al estar totalmente de pie, me vio a los ojos por un momento y se fue corriendo entre los arboles y la lluvia.

Cuando lo perdí de vista me acerqué al halcón. No estaba muerto, pero estaba inconsciente, tenía una herida en su ala, no muy grave por suerte. Lo cargué en brazos junto con la mochila y me dirigí hacia la casa para poder curarlo mejor.

Al llegar a casa busque una toalla para secar al halcón, enseguida de eso fui a buscar vendas, limpié la herida, y lo vende. Lo deje dormido mientras me daba una ducha y me prepara un café.
Creo que me enfermare, pero aun así hoy…

“realmente fue un día inesperado”


 

Mimetista [Cancelada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora