ú n i c o

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Su mirada curiosa recorría las fracciones contrarias, observando con mucha atención a la muchacha distraída que se encontraba frente suyo, sólo podía pensar en que tan buena fue en su anterior vida para que ahora tuviera la suerte de poder admirar a tan hermosa obra de arte de tan cerca.

Se encargó de observar con detalle cada porción de su cuerpo, desde sus pies ocultos por un par de converse, a sus esbeltas piernas y gruesos muslos, su cintura tan definida, sus pechos cubiertos por una fina camiseta, sus clavícula; en las cuales quería volver a dejar más de una mordida, definitivamente todo su ser era una obra de arte.

Tantas veces había tocado y profanado ese maravilloso cuerpo, haciéndola gritar su nombre entre jadeos desesperados por más, pero nunca era demasiado. Ambas eran insaciables, cada uno de sus encuentros era más caliente, lo mejor de todo era cuando acababan, cansadas, pero eso no impedía que se abrazaran repartiéndose tiernos besos y suaves caricias.

Aprovecho que la pelirosa estaba distraída para acercarse y tomarla de la cintura, haciéndola dar un pequeño brinco de sorpresa, para luego mirarla y sonreírle, haciéndose notar su tierno diente chueco y su pequeño hoyuelo en una de sus mejillas.

—Me hiciste asustar, boba—dijo, dejando a un lado el libro que estaba leyendo, intentó sonar enojada, pero simplemente no podía borrar su sonrisa.

—No es mi culpa que estés tan distraída, bebé—respondió con tranquilidad la pelinegra, mientras iba acortando la distancia entre ambos cuerpos, Jimin enredo sus brazos tras de su cuello, mientras que Yoonji apresó con sus grandes manos la pequeña cintura de su novia, abrazándola a la vez que sus labios se encontraban en un apasionado beso.

El calor se hizo presente entre ambas, sus labios se apresaban con parsimonia y sus lenguas danzaban una melodía silenciosa. Las manos de la pelinegra fueron a parar a los muslos de la contraria, tomandolos con agilidad y haciendo que Jimin enredara sus piernas en la cintura de la mayor. Yoonji camino a tientas hasta la habitación, ninguna de las dos quería dejar de besarse, parecían desesperadas comiéndose la boca, tocándose e intentando sacarse la ropa.

Ambas terminaron en la cama, entre respiraciones entrecortadas por besarse, fueron despojándose de la molesta ropa, Yoonji se tomó su tiempo para admirar el cuerpo desnudo de su novia, apreciando sus curvas, repartiendo húmedos besos por todo su cuerpo, tomándose un poco más de tiempo en llenar de caricias y besos las pequeñas marquitas de estrías que tenía la pelirosa en sus gruesos muslos, amaba muchísimo las mínimas imperfecciones de su cuerpo, era perfecta con todas sus imperfecciones, era arte.

Volvieron a besarse, mientras que las manos de la pelinegra separaban las piernas de la pelirosa, acomodándose, sin dejar de repartir caricias, sus labios fueron bajando, dejando suaves lamidas en sus clavículas, hasta llegar a sus senos, su lengua saboreo uno de los pezones, haciendo gemir y estremecer a Jimin.

—Yoonji...por favor—susurro entre gemidos.

—¿Por favor qué?—preguntó mientras su boca chupaba el pezón derecho, sin dejar de darle atención al izquierdo, el cual apretaba y acariciaba con su mano, sintiendo como ambos pezones se endurecian ante sus caricias y lamidas.

—Por fa-favor, unnie.. follame.

A Min Yoonji la volvía loca todo de Park Jimin, su personalidad tan tierna pero a la vez sensual, su voz aguda que pedía entre jadeos por más, sus gruesos labios ensalivando sus pequeños dedos para auto penetrarse.

—Preparate Minnie, quiero verte mientras te preparas para mí—dijo mientras se alejaba del cuerpo contrario, observando como dos de los pequeños dedos de su bebé se dirigían a su cavidad, penetrándose, sin dejar de observarla mientras gemía su nombre, Yoonji estaba más que mojada viendo a su novia de esa forma. No pudo soportarlo más, se movió con rapidez, apartando la mano de Jimin de su vagina para enterrar su lengua en la mojada cavidad, haciendo jadear a la contraria por la intromisión.

Jimin sentía como la lengua de su novia se movía con brusquedad, sus manos fueron a parar a su cabello, tironeando levemente, necesitando que se quedara ahí, llenándola con su maravillosa lengua, lamiendo sus paredes internas, se sentía extasiada pero necesitaba más. La pelinegra se separó levemente, lamiendo los labios mayores y apresando la piel con sus dientes, sin llegar a morder; jugando con la cordura de la menor.

Se enderezo, aproximándose a la cara de la menor, quien la miraba con sus ojitos levemente cerrados y su boca abierta, intentando regular su agitada respiración.

Sus labios se encontraron, en un beso hambriento, las manos de Jimin fueron a parar a los pezones de la contraria, estimulandolos, mientras dos dedos de la pelinegra se adentraban sin previo aviso en la cavidad de Jimin, quien jadeo sorprendida en medio del beso, sintiéndose demasiado bien, demasiado llena, su unnie jugaba con ella, abriendo y cerrando sus dedos, llegando a tocar su punto g; se sentía tan bien.

—Yoon..tan buena~ por favor..—murmuraba entre incoherencias, jadeando y sollozando sobreestimulada, sintiendo demasiado calor, queriendo correrse de una vez.

Bastaron un par de embestidas para que Jimin se corriera, gimiendo fuertemente, sintiéndose demasiado mojada y cansada, pero no podía terminar así, su unnie todavía no se había siquiera corrido.

—Eso- eso estuvo maravilloso, amor, pero ahora es mi turno complacerte—dijo mientras regulaba su respiración y se incorporaba, obligando a Yoonji a que se acostara boca arriba, abriendo sus piernas e introduciendo tres de sus ya ensalivados dedos en la vagina de su novia, haciéndola jadear, comenzó a moverlos, abriendolos y cerrandolos, mientras que su boca se encargaba de besar y soplar levemente los muslos internos de la pelinegra.

—Minnie..nena, no juegues así—jadeo.

Sin darle importancia, Jimin saco sus dedos, suplantandolos por su traviesa lengua, la cual se encargó de saborear su interior, estimulando su punto g; haciendo que Yoonji no aguantara mucho y se terminará corriendo, tragando su esencia.

La pelirosa le sonrió a su novia, mientras se enderezaba y se limpiaba las comisuras con su lengua, procurando que no quedará restos de los fluidos de su unnie.

—Maldición, Minnie, eres fantástica, ven aquí, amor—murmuró mientras extendía sus brazos, esperando por su bebé, quien sin hacerse esperar se acostó con cuidado sobre ella, apoyando su cabeza en el hombro de su mayor, siendo abrazada por la cintura.

—Te amo mucho, Yoonji—susurró cansada, cerrando sus ojos ante las tiernas caricias que repartía su novia.

—Te amo mucho más Minnie—respondió sonriendo, mientras observaba levemente como su novia se quedaba dormida ante el cansancio que tenía su pequeño cuerpo.

Admirando el desastre que había dejado en ella, su cuerpo brillando por el sudor, su cabello desarreglado, sus labios más brillosos e hinchados de lo normal y las marcas que le había dejado a su piel.
En esos momentos era cuando dudaba de ser atea, ya que, Dios estaba frente suyo y lo mejor de todo... Era mujer.


God is a woman › yoonмιn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora