¿Una Mágica Cita?

71 7 0
                                    

Luego de esa... interesante forma de reencontrarse ambos se sientan en la misma mesa a conversar mientras.

- Me alegra que a tu hermana le gustaran los zapatos. –

- Si, aunque no dejo de preguntar quien los escogió. -

- ¿No creyó que fueras tu quien los escogió? - le pregunta divertido el ojiverde. -

- Digamos que yo... no soy conocido por tener tan buen gusto. - se rasca la nuca apenado. -

- Bueno, me has invitado a tomar algo, así que es seguro que quien te vea conmigo pensara que tiene buen gusto... Alexander. - le giña el ojo. -

- Puedes decirme Alec. –

El pelinegro evita, de forma exitosa, estremecerse, pues la forma en que Magnus había pronunciado su nombre le daba una sensación que aún no podía describir.

- Pero me gusta cómo suena tu nombre - dice con una sonrisa casi felina. - Alexander. -

- Como prefieras... - se pone algo rígido otra vez esta sensación -

- Bueno A-le-xan-der. - hace énfasis en su nombre con una sonrisa. - fue un café de agradecimiento estupendo y una charla bastante encantadora, pero todo lo bueno tiene su final - se levanta de la mesa- Fue un placer. -

- ¡Espera...! -

Alec al ver las intenciones de Magnus de irse, se levanta como resorte para detenerle.

- ¿Sí? – voltea, mirando expectante pero sonriente al ojiazul-

- ¿Crees que nos veamos de nuevo? –

Alec hace la pregunta tan rápido que ni él se da cuenta cuando las palabras salen de su boca.

- Depende. - contesta mientas saca su billetera -

- ¿De qué? –

- Si pagamos la cuenta a medias. ¿Estás de acuerdo Alexander? –

- Si, claro. – dice tranquilamente. -

Con eso Magnus se inclina a la mesa para dejar la mitad del dinero de la cuenta.

- ¿Estas libre mañana? –

- Si, mañana no tengo nada pendiente.-

El ojiazul trata de sonar menos ansioso de lo que se siente.

Mientras, aprovechando lo cerca de estaba de Alec, el de piel canela se inclina hacia él y se cerca de su oído susurra.

- Es una cita entonces. –

Luego de eso, se aleja de él y camina a la puerta.

Y aunque había tardado en unos segundos, Alec logra reaccionar justo antes que el otro se vaya.

- ¡Espera! ¿Cómo nos pondremos en contacto? -

A lo que Magnus responde con una sonrisa traviesa.

- Revisa tu saco. – cruzando por la salida.-

- ¿Mi saco? –

Alec de inmediato revisa los bolsillos de su saco y encuentra una tarjeta de presentación color negra que tenía el nombre del ojiverde y su número de teléfono escrito en dorado.

Mirandola, una pequeña sonrisa se forma en sus labios.

_Al día siguiente_

El día amaneció lluvioso, nublado y gris, lo cual a Alec en cualquier otra circunstancia le hubiera parecido perfecto; un día así se traducía en una taza de café caliente con un buen libro junto a la ventana.

Pero justamente hoy se había puesto de acuerdo con Magnus para ir a Central Park a dar una vuelta; y si encontraban un buen lugar hacer un picnic.

Con algo de pesar saca su teléfono y le marca al pelinegro.

- # Buenos días, Alexander. #- responde una voz con tono adormilado-

- # Perdona, ¿Te desperté? #-

- # No, no, no.#- ríe un poco. -# Solo aún no tomo mi café. #-

- #Oh... Está bien. #- se queda unos segundos en silencio -#Y.. ¿Ya viste el clima? #-

- # Al parecer el invierno se adelantó. #- dice al ver por la ventana. - #¿Eso será un problema para nuestra cita? #

- # A menos que queramos terminar empapados, con frío y quizá con un resfrío. #- le responde tratando de aligerar el ambiente. -

- # Bueno, yo creo que parara pronto la lluvia. # -sonríe cerrando las cortinas-

- # No quiero sonar pesimista, pero... ¿Si estás viendo el aguacero que está haciendo a fuera? #-

Alec abre la ventana y por el viento incluso tiene que cerrar los ojos.

- # Esto no acabara pronto. # -

- # Bueno... Yo estaría tan seguro de afirmar eso. #- abriendo las cortinas-

- # Lamento decirte que....#-

El ojiazul se detiene en media frase, pues aunque tenía los ojos cerrados sentía los cálidos rayos del sol de la mañana contra su cara, en vez de sentir el fuerte viento o las gotas de lluvia mojando su rostro.

- # ¿Pero ¿qué...? ¿Cómo? # -

Cuando abre los ojos, solo ve que el cielo estaba despejado y con un sol brillante.

- # Te lo dije. # - su voz era divertida, se apoya en la ventana- # ¿Entonces seguimos con la cita? ¿O la lluvia era una excusa? #

- # N...no claro que no, ¿Quiere que pase por ti? o... ¿cómo hacemos?, Digo si quieres...#

- # ¿Qué tal si nos encontramos ahí? #

- # Perfecto, nos vemos allá. #-

- # Hasta más tarde entonces# - cuelga emocionado. -

Cuando se acaba la llamado un sonriente Magnus se acerca a la cocina para servirse su café ; mientras lo hace escucha un maullido con un toque de regaño desde la entrada de la cocina.

- No me veas así presidente miau, fue solamente una coincidencia-mira a su felino. -

El felino no deja de mirar a su dueño como si le estuviese reprochando.

- Tú sabes cómo es el clima en Nueva York. – dice buscando defenderse. – En un momento puede estar lloviendo de forma torrencial y al otro... solo para, no tiene que ser cosa mía. -

El gato mantiene su postura hacia su dueño, quien al no resistirlo mas aparta la mirada.

- ¡Ya deja de juzgarme! -camina a su habitación para ver que ponerse-

El pequeño felino pone los ojos en blanco y se sube al sofá acomodase en su puesto.

_En Central Park_

Alec como de costumbre llega un poco antes de la hora acordada esperando en la entrada del parque.

- ¿Si vendrá? – no puede evitar pensarlo en voz alta-

- Obvio que sí. – dice una voz detrás de él. –

El pelinegro se sobresalta un poco y gira para encontrarse con el de ojos gatos.

– Magnus...-

- Perdón si te hice esperar demasiado -sonríe un poco avergonzado. - Pero la belleza cuesta, sobre todo tiempo. -

𝓑𝓮𝔀𝓲𝓽𝓬𝓱𝓮𝓭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora