Capítulo Especial: Two!, Three!

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- ¿Ahí está? -. Pregunta Alastor levantando las cejas.

Frente a ellos esta una casucha deteriorada con las ventanas rotas y el techo a punto de colapsar.

-Si, ahí está -. Abbadon hace una mueca.

El olor que se percibe en el lugar indica que claramente hay alguien no muy vivo dentro.

Los dos demonios disfrazados de campesinas entran al sitio, los muebles fisurados les hacen algo difícil la tarea, sin embargo consiguen llegar hasta el final de todo ese desastre, observan que sobre la cama esta el putrido cadaver de una mujer con el cabello azabache cayendo por un lado y el rostro deformado por una perpetua mueca de dolor. Alastor se percata del bulto bajo la falda ensangrentada de la mujer, acerca su mano y levanta con delicadeza la tela, encontrándose con una criatura majestuosa de ojos violetas brillantes, piel pálida como un lirio, labios amoratados y cabello negro delgado.

Alastor lleva las manos a sus mejillas y chilla.

- ¡Es horrible! -. Exclama el angel/demonio defectuoso.

Abbadon alza una ceja.

- Eso no es un cumplido... -. Murmura confundido el más alto.

- Eso fue lo que dijo Lucifer la primera vez que me vio... -. Dice Alastor.

Abbadon sólo niega con la cabeza, lanzando un suspiro cansino.

- Tomalo tú, no voy a tocarlo, esta lleno de sangre... Y huele horrible... -. Expresa con repulsión Abbadon.

Alastor sólo sonríe sujetando al pequeño, y lo acuna en sus brazos.

Y así es como comienza una de las tareas más complicadas para ambos demonios criar al anticristo... Probablemente tres o cuatro años después (Eso suponen ellos), cuando el lindo Lucian tiene la apariencia de un infante de nueve o diez años, este viste una túnica blanca, mira con diversión a las dos "mujeres" que estan estampadas en la pared, mantiendo una mano en alto y sonríe ampliamente.

- ¡Lucian, maldita sea! -. Exclama Abbadon sin fuerza. - ¡Cuando te ponga las manos encima haré que tragues tu propia mierda!

- Te dije que quería salir a jugar... -. Murmura el niño ceñudo, ahora con el cabello sobre los hombros.

- ¡Y saldrás! -. Ahora exclama Alastor. - Pero debes tomar en cuenta que si te ven...

- ¿Sí me ven? -. Las gargantas de los demonios se contraen todavía más. - ¡¿Sí me ven?! -. La casa comienza a vibrar. - ¡¿Qué hay de malo conmigo?!

- ¿Tenías que cagarla? -. Masculla Abbadon mirando al demonio defectuoso con odio.

- No hay nada malo en ti Lucian... Pero sabes que habíamos acordado que saldrías a jugar solamente en las noches... -. Trata de decir con una sonrisa muy amigable.

El niño afila la mirada y los deja bajar. Lucian nunca se ha sentido cómodo consigo mismo desde que empezó a cambiar aun más... Desde ese día en el cual en el área limítrofe entre la frente y cuero cabelludo emergieron unos pequeños cuernos negros y en la espalda a la altura de los omóplatos se formaron dos cicatrices, le dan náuseas cada vez que se observa en el reflejo del agua.

Alastor jadea.

- Abbadon, te estas pudriendo... -. Comenta el demonio defectuoso.

- ¿De verdad? -. Ironiza. - No lo había notado...

- ¡Sí! Sabes perfectamente que cuando entramos en un cuerpo muerto su putrefacción es natural... -. Alastor deshace su sonrisa en cuanto siente un zape por parte de Abbadon.

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