Rosa Roja

Lo que una confesión puede causar

Las gotas de lluvia caían empapandola por completo, cubriendo sus lágrimas que salían de sus ojos marrones, se encontraba frente a ese chico de ojos verdes, le había declarado su amor a su mejor amigo ¿y que hizo él?, la rechazo, simplemente la rechazo. Le dolía el corazón y mucho, como no tenía idea, nunca había experimentado ese dolor.

De una de sus manos salía sangre, estaba apretando mucho la rosa que traía en su mano, la cual tenía espinas y al apretarla mucho empezó a derramar sangre, le dolía la mano, pero eso era poco comparado al dolor que sentía en ese momento.

¿Cómo inicio todo ? Volvamos a unas horas atrás y lo entenderán.

Narradora:

Los rayos del sol apenas iban apareciendo en el cielo, eran las 6:30 AM, en el cuarto de nuestra protagonista se encontraba sonando una alarma , la chica con pesadez apagó la alarma y se levantó, se puso su uniforme y bajo a desayunar .

Narra Emily:

Era viernes ya casi fin de semana, se encontraba feliz y nerviosa ya que ese día diría sus sentimientos hacia su mejor amigo, del cual llevaba enamorada unos años, no le había dicho nada para no arruinar su amistad, pero ya no podía ocultarlo más. Terminó de desayunar y se peino con una trenza de lado y agarró su mochila, faltaban unos minutos para que él llegará.

Siempre él pasaba a recogerla para ir juntos a la escuela, pasaban la mayoría del tiempo juntos, comían en casa del otro y también dormían en casa del otro. Sus madres son mejores amigas desde secundaria por lo que fue inevitable que sus hijos no se conocieran y con el tiempo se hicieran muy cercanos.

El timbre sonó, por lo que nuestra protagonista se despidió de su madre y abrió la puerta, se encontraba a fuera él, recibiendola con una sonrisa cálida, lo cual hizo que se le tiñeran las mejillas de rojo ,pero lo supo ocultar un poco; al cerrar la puerta ambos se dirigieron a la escuela .

Las clases eran muy aburridas pero no queria que acabarán, estaba muy nerviosa, le envío un mensaje a su mejor amigo diciendole que si se podían ver en las canchas de atrás ya que tenía que decirle algo muy importante, él le dijo que no había problema. La primera fase del plan estaba lista ya le había dicho donde encontrarse, solo faltaba decirle sus sentimientos, la parte más complicada del plan.

Faltaban unos minutos para que tocaran el timbre, para que acabarán las clases, traía una rosa roja en su mochila para dársela en muestra de su amor, esperaba que todo saliera bien, no quería que algo fallará. Faltaba un minuto para que acabarán las clases y ya era un manojo de nervios, el cielo se había nublado pero eso no le importaba, eso no la detendría de decir sus sentimientos.

Oficialmente ya habían acabado las clases y nuestra protagonista se encontraba caminando en dirección a las canchas para hablar con él, traía la rosa en sus manos, se  calmó y suspiró, no debía de estar nerviosa, este era un momento importante y no quería arruinarlo, lo vio a él, se encontraba recargado en una pared, rápidamente se dirigió a donde estaba él, y lo miró a los ojos.

Tomó valor y empezó a hablar . - Hola Alex - dijo nerviosa la pelinegra.
-hola Emily- dijo con una sonrisa el castaño .
-¿qué es lo que me querías decir que era muy importante?- añadió el castaño con una sonrisa.
-pon atención a lo que diga a continuación y no digas nada hasta que termine por favor - dijo tímidamente la pelinegra.
-esta bien Emily como tú digas - le dijo el castaño guiñando un ojo hacia la pelinegra
*suspiró profundamente antes de iniciar*

- Alex eres un chico increíble, el mejor chico que he conocido en mi vida, eres alguien importante para mí, me proteges de chicos que me hacen daño, me consuelas cuando estoy triste y me abrazas cuando necesito en realidad un abrazo, eres un chico divertido, alegre, me encanta tu cabello castaño rebelde y tus ojos esmeraldas y siempre que sonríes me alegras el día, me gustas en verdad Alex, desde hace mucho tiempo, pero no quería decirlo para no arruinar nuestra amistad, te confieso que cada noche sueño contigo y cada mañana despierto con la ilusión de verte, oírte, aunque no lo sepas.