Silencio introductorio

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Arráncame las ropas que me amarran,

que me aprietan;

que me marcan;

que me asfixian.

Arráncame el pensamiento revolcado en mi estómago,

róbame el beso que comenzó esta historia,

y no me lo devuelvas,

que luego se convierte en ropas que me amarran,

que me aprietan;

que me marcan;

que me asfixian.

EfímerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora