Capítulo V: La cabaña de la tía Gretchen

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Me sumaba la cabeza, había una horrible luz que me lastimaba la vista, apenas pude abrir los ojos.
-Hola dormilona. Qué tal la terapia de electroshock? -decía Gretchen mientras se acercaba a mi-.
-Mejor de lo que pensaba.
Trate de moverme pero obviamente estaba esposada detrás de la silla y amarrada de los pies.
-Es en vano linda, si haces algo estúpido te castigare.
-Qué harás? Amarrarme a la cama y me darás azotes? Estás buena pero prefiero a los hombres. -bromeé-.
Rió un poco, luego me soltó una fuerte cachetada.
-Eres ingeniosa Alex, si fueran otras circunstancias seríamos buenas amigas.
Le regrese la mirada.
-Si no fueras tan perra seríamos amigas. -simule una falsa sonrisa-.
-Eres muy grosera cariño, recuerda que quien manda aquí soy yo y no creo que te gustaría ver a tu lindo sobrino degollado.
Chasqueo los dedos y sacaron a Lj amordazado, tenían un puñal en su garganta.
-Deja al niño, esto es entre tu y yo.
-De hecho Alex, esto es entre Michael, Lincoln y yo, pero ustedes son mis peones, solo hay que ejercer presión para conseguir lo que quiero.
-Maldita loca. -dije con cara disgustada-.
-Cortalo -dijo Gretchen fríamente-.
-NO, NO, NO! Siento llamarte perra loca. Esta bien? Solo déjalo.
Lj empezaba a llorar, el cuchillo estaba sacando una par de gotas de sangre.
-Los hombres te cambian, un día puedes ser una ruda criminal y otro puedes humillarte por tu lindo sobrino.
Se paseó por el cuarto mientras decía ésto, uno de sus hombres le llevó unos guantes negros, presentía que ésto no acabaría bien.
-Aunque apreció tu valor, -prosiguió-, quisiera saber cuanto resistes, y no porque tenga que hacerlo, si no porque será muy divertido.
Terminó de ponerse los guantes y soltó puñetazos hacia mi cara, después hacía el abdomen hasta que logró voltearme y terminé en el suelo, Lj gritaba pero no identificaba las palabras que decía, escupo un poco de sangre, esa maldita castaña tenía la un puño de hierro. Debió tener entrenamiento militar.
-Por cierto, aceptó tus disculpas.
Ella y sus hombres salieron del cuarto, yo me quedé tendida en el piso. Estaba a punto de desmayarme cuando escuché que Lj me hablaba.
-Tu.. Tu eres la novia de mi tío Michael?
-Hummm, si... Soy Alexandra.
-Soy Lincoln Junior, puedes decirme Lj.
-Bien Lj, necesito de tu ayuda para no tener tortícolis toda la noche; necesito que te acerques a mi lo más que puedas.
Me obedeció y poco a poco se fue acercando; me apoye en su silla y con su ayuda me levante hasta quedar sentada correctamente.
-Gracias niño.
Se quedó viéndome un momento.
-Vamos preguntame. -dije mientras quitaba el cabello de mi cara-.
-Por qué dijo ruda criminal?
-Bueno, tal vez no me reconozcas pero soy Alexandra Varay, la mujer más buscada de Estados Unidos.
-Mi tía es una celebridad? Vaya, ya veo por qué el tío Michael está contigo. Y como lo conociste? -preguntó curiosamente-.
-A ambos nos encerraron en Fox River y resulta que a tu tío le vuelven loco las castañas.
Se rió un poco.
Después, recordé que tenía una pequeña navaja en el bolsillo.
-Lj, necesito que metas tu mano a mi bolsillo trasero.
Sus ojos se abrieron como plato.
-Oye Alex, eres linda pero eres mi tía!
-Gracioso, muy gracioso. Tengo una navaja, sacala y te ayudare a quitarte la soga.
Obedeció y en varios minutos obtuvo la navaja.
La tomé con mis dos manos y le dije que moviera las suyas de manera que se empezara a cortar la cuerda.
-Ya casi, siento más movilidad.
Al terminar de decir esa frase, Gretchen apareció.
-Me encanta que convivan como una feliz familia pero tengo que llevarme al muchacho, no creo que quiera ver ésto.
Lj me volteo a ver con los ojos como plato, le hice un gesto de tranquilidad y el se relajo.
Nos quedamos Gretchen y yo, se sentó frente a mi y después de un incómodo silencio, se animó a decir.
-Si te quito las esposas, te comportarás?
-Solo hay una manera de averiguarlo, no?
-No me tientes Alexandra. -respondió con una odiosa sonrisa-.
-Qué puede pasar? -respondí con la misma sonrisa-.
Lentamente se levantó y me quitó las esposas, guarde la navaja en mi manos de manera que no pudiera verla.
Cuando las quitó me levanté, la acorrale contra la pared, y sostuve la navaja cerca de su garganta.
-Quiero que dejes ir a Lj y a mi, AHORA!
-Me temo que no será posible Alex, apenas va a iniciar la fiesta y tu querido Michael necesita una motivación para seguir con su ingenioso escape.
-Aún tenemos algo de tiempo, no presiones bruja.
-Es necesario para que no se les ocurra hacer otra estupidez como la que hizo Lincoln al darme el libro equivocado.
Ya no teníamos ventaja, me quedé pasmada un momento y Gretchen aprovecho esto para golpearme, me levante y la ataqué, nos convertimos en maquinas de patadas y puños, fue divertido, nunca nadie había igualado mis habilidades y esta mujer lo había logrado; una fotografía se cayó de su bolsillo, la levante y ella aprovecho para quitarme la navaja, me rajó el brazo y después me lanzó contra el muro.
-Quiero que la cuelguen! -gritó y sus hombres entraron por la puerta con unas gruesas cadenas-.
-Eres fuerte Gretchen, pero eres una zorra tramposa, estaba siendo un juego limpio. -dije mientras los hombres me cargaban a regañadientes-.
Me aferre de la imagen, podría sacarle provecho más tarde.
Me encadenaron las manos y me colgaron del techo, llego una mujer rubia que le entrego a Gretchen una bolsa, llevaba una cubeta de agua que dejó dentro de la habitación.
-Toma, necesito que grabes ésto.
Le dio a la rubia un teléfono, ella tímidamente se paro de un costado y encendío el móvil.
-Veras Alex, hace unas horas me diste una muy buena idea, lo que tu tomaste a burla a mi me pareció un excelente plan. -abrió la bolsa y sacó un negro pero bonito látigo-.
-Y dónde está la cama? -pregunté para hacerla enojar-.
Sin responderme lanzó el primer latigazo, sentí como si algo se aferrara a mi piel y luego me lo arrebataran bruscamente, escuchaba mi playera rasgarse y sentía un pequeño fluido corriendo por mi espalda hasta mis piernas, me esforzaba por no gritar, solo pequeños gemidos, no quería darle esa satisfacción, cada vez que azotaba el latido contra mi espalda me erguía por el dolor, olvidé que la rubia estaba ahí parada, tenía una cara horrorizada, la mano le empezaba a temblar. Gretchen soltó el último latigazo, de los quince que me había dado, el último me hizo soltar un grito tan potente que Michael pudo haberlo escuchado; mi playera estaba deshecha, mi espalda sangraba, pequeñas lágrimas salían de mis ojos y se me entrecortaba la voz.
-Bueno, ahí está, hasta la criminal más fuerte tiene una debilidad. -me acerco a ella y aproveché para escupirle en la cara-.
-Ve-vete al infierno p-perra.
Me dio una cachetada y continuó pegandome en el abdomen, varias veces tuve que escupir un poco de sangre, estaba a punto de perder la consciencia cuando la rubia gritó:
-Ya Gretchen! Es suficiente! Dijo que no la quería muerta, solo es una advertencia!
En ese momento dejó de grabar, Gretchen se acerco a ella con el látigo.
-Tu no estás aquí para darme órdenes. Piensa mejor la siguiente vez.
Al terminar de decir ésto, le soltó varios latigazos, ella trataba de cubrirse con la mano hasta que pudo salir corriendo del cuarto.
Me quede colgada el resto de la tarde, hasta que anochecio, la mujer rubia regresó con una bandeja de comida.
-No sabía que te gustaba, así que te traje un poco de todo. -dijo extrañamente amable-.
-No tenías porque hacerlo.
-Gretchen me lo ordenó, no quiere que mueras de hambre.
-No hablo de la comida.
-Solo por ser la madre de la hija del General siente que está a su altura.
Abrí los ojos lo más que pude. Voltee a ver la fotografía que sujetaba y era una niña, de unos seis años, ojos azules, poco regordeta, una pequeña Gretchen.
-No quieres comer? No está tan mal.
Acepté la comida y una hora después caí en un incómodo sueño profundo.
.
Desperté como de costumbre, colgada y mojada con agua helada.
-Hola cariño! Cómo pasaste la noche?
-He tenido peores noches, así que no te exaltes por mi estado. -respondí-.
-Lo sé, te estuve googleando, no dejas de sorprender nunca, si te hubiéramos encontrado antes que el FBI, La Compañía ya habría caído.
-Pensé que eras de La Compañía? -arquee una ceja-.
-Lo era, pero descubrí que es igual de corruptible como el gobierno, así que lo deje.
-Y por qué tuviste una hija con el General?.
Se estaba alejando cuando dije eso, su cuerpo se tensó y volvió hacia mi.
-Quien... Quién te dijo eso?
-Fácil de deducir Gretchen, la otra vez tenías unos pequeños golpes marcados en la cara, era obvio que tenias pareja, pero no debía ser joven, solo los educados a la escuela antigua serían capaz de meterse con una mujer como tú, y al ver tu reacción cuando la rubia lo mencionó fue demasiado lógico.
Jalo de mi cabello, aún era un poco corto, así que me dolió más de lo que pensé.
-Quien te dijo sobre mi hija?
-Emily? Linda niña, es tu pequeño retrato, es triste que no sepa que tu eres su mamá.
Una lagrima salio de sus ojos, aún no podía creer lo que le decía.
-Hasta la más fuerte militar tiene una debilidad. -dije con una sonrisa burlona-.
Se limpió bruscamente la cara y de nuevo tomó el látigo, esta vez perdí la cuenta en veinte, pero en vez de gritos de complacencia hubo amenazas de su parte.
-Te mataré Alexandra Varay, te encontrare y desearás nunca haberte metido en Sona.
-Veamos quien gana, si tu me encuentras primero, o yo a tu hija.
-Pasaras otra noche aquí, pero de cabeza. MUCHACHOS! Póngala con vista al suelo.
Esta vez no tuve fuerzas para oponerme, estaba muy débil, necesitaba recuperar un poco de fuerzas porque si me quedaba todo el día en esa pose, mis ojos saltarían de sus cuencas.
-Además... A Lincoln le fascinó nuestro video, prometió dejar de portarse mal.
Solo solté un gruñido, en mi mente, esperaba que no se le ocurriera mostrárselo a Michael.
Peleaba por no quedarme dormida, estaba aburrida, hambrienta y me había cansado de hacer abdominales, momentos después la mujer de la otra vez llegó.
-Esta vez fue más difícil, pero te traje un sandwich de crema de maní y jugo.
-G-g-gracias.
Me ayudó a enderezar la espalda para que pudiera comer.
-Por qué sigues aquí? -pregunté cuando acabe de comer-.
-Una vez que entras es muy difícil escapar. Te investigan, amenazan a tus seres queridos y no hay más remedio que continuar.
Me limpió las heridas y hora y media después se fue, no sin antes descolgar me los pies para que pudiera pasar mejor la noche.
.
Al día siguiente, escuché pasos y más despierta que dormida me colgué de nuevo y puse el candado en las cadenas.
-Espero que hayas aprendido la lección Alex, nos volveremos a ver.
Los hombres me descolgaron y me llevaron a un carro, ya no pude ver a la mujer que me había ayudado, estaba en deuda con ella.
La espalda aún me dolía y sangraba, tenía el contorno de un ojo morado y varios moretones en el abdomen.
Tardamos más o menos una hora en llegar, tenía los ojos vendados.
Me quitaron la venda antes de llegar a Sona, unos dos kilómetros antes aproximadamente.
-Qué tal el juicio? -preguntó un guardia-.
-Mal, trató de atacarnos, saltó del auto en movimiento y nos apuntó con un arma, tu-tuvimos que arrollarla para poder retenerla y... Y...
Cómo podían tragarse esa horrible actuación? Fue detestable. No pude evitar reírme.
Los guardias me llevaron adentro, me arrojaron de nuevo a la arena, esta vez caí de espalda y solté varios quejidos, tenia la misma playera de siempre, más rota que nada, todas mis heridas estaban visibles y sangrantes, el calor me estaba afectando demasiado, no pude levantarme, varios minutos eternos después llegó Whistler.
-Alexandra? Alexandra! Qué pasó? Estás bien?! MICHAEL! MICHAEL! ALEX ESTÁ HERIDA.

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