Francamente hablando, yo estaba actuando como un maldito adolescente cuyas hormonas obnubilan su juicio.
Era humillante el darme cuenta que había creado una estúpida rutina en la que fingía corregir trabajos y exámenes mientras le miraba cumplir con su castigo.
—Ya terminé, profesor Snape.
Esa línea que existía entre lo éticamente correcto y lo que no era ni tan ético ni tan correcto yo la había sobrepasado. Era más que obvio que lo que yo hacía no era ninguna de las dos. Imponer castigos a un alumno que no lo merecía —ni siquiera dentro de mis estándares— era lo más bochornoso que podría hacer en mi vida. Querer estar cerca de ese alumno por que no podía controlar cierta atracción que tenía hacia él era realmente estúpido. Pero lo verdaderamente inimaginable era el hecho de tener ciertos pensamientos bastante inapropiados por ese alumno.
Lo peor de todo era que "ese alumno" era el novio de mi ahijado, al que yo consideraba mi propio hijo.
Absurdo...
Pero, por más que intentaba evitarlo, no podía... era endemoniadamente tentador cuando estaba a solas con él, siempre pensando en lo fácil que sería acercarme, tocarlo y....
—Bien señor Potter, puede retirarse.
Me disgusta el momento en el que él toma sus cosas y se va, dejándome completamente solo, envuelto en un silencio que comenzó a pesarme el mismo día que descubrí cuánto me gustaba su voz.
Lo vi caminar despacio, su bastón resonaba en el silencio de la habitación; la guerra, al igual que a muchos, le había dejado secuelas. La de Potter había venido en forma de una pierna casi inútil de por vida; al igual que los dolores que la acompañaban y la eterna decepción de jamás poder volver a montar una escoba ni elegir la carrera de auror.
—Discúlpeme de nuevo por el desastre que hice. — Dijo, y me percaté de que había estado con la mirada fija en él, ni siquiera había podido disimular cuando se giró al llegar a la puerta.
Me sentí aún más miserable recibiendo de nueva cuenta sus disculpas cuando yo había provocado aquella explosión —y las tantas otras— solo para poder castigarlo.
Ridículo...
¡Un hombre de casi 40 años, obsesionado con un chiquillo de 18! ¡Con el maldito niño que vivió!
Ni siquiera acabada la guerra yo podía vivir en paz.
—No tiene de qué preocuparse Potter—exclamé intentando que mi voz sonara lo más normal posible—. Solo intente ser más cuidadoso la próxima vez.
Basura...
Harry guardó silencio.
No me molestaba en lo absoluto que permaneciera ahí, conmigo, pero me estaba resultando extraño el hecho de que aún no se hubiese ido. Tenía la mirada sobre mí, o eso parecía intentar, porque sus ojos estaban inquietos, como si no pudiesen observar un punto fijo por más de dos segundos.
Yo no me atrevía a romper el silencio que había caído entre los dos, no quería. De hacerlo sabía que apresuraría su partida, y era algo que no estaba dispuesto a facilitar
—¿Puedo hacerle una pregunta?—habló apretando con fuerza su bastón.
Bajé la mirada un momento a mi escritorio, fingiendo que echaba una ojeada a los papeles que tenía para volver a levantar la vista y asentir.
—Es... es más bien un consejo...ya sabe— comenzó a balbucear.
Intentó buscar algo en su mochila, sus movimientos eran torpes a causa de que también sostenía el bastón. Al final su nerviosismo provocó que todo se cayera al suelo.

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En silencio (Snarry)
RomanceSnape tiene un problema: ama demasiado a quien no debería, y sabe que no siempre se puede ser correspondido.