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—¿Qué ocurre, Lyra? ¡Por los Siete por favor que no sea lo que yo creó! —se aferro de la silla y sintió su pelvis punzar, el dolor le saco el aire

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—¿Qué ocurre, Lyra? ¡Por los Siete por favor que no sea lo que yo creó! —se aferro de la silla y sintió su pelvis punzar, el dolor le saco el aire.

—¡Mi lady! ¡Tranquilícese! Venga, siéntese, no quiero causarle angustias. —la ayudó a sentarse al borde de la cama. —Le traeré agua.

—No, Lyra, no te vayas dímelo ahora, no aguantaré más. —le exigió y Lyra asintió.

—Su esposo se encuentra bien. —susurro Lyra.

—Dijiste que me eras fiel Lyra Payne, vamos dímelo, Robb jamás me dice nada, me mantiene aquí prácticamente cautiva, piensa que me protege, pero no es así, ¡Solo dímelo! —grito.

—Jaime Lannister fue capturado y hecho prisionero por su esposo. —dijo por fin Lyra provocando que Lyanna se desplomará, el dolor había aumentado demasiado.

Soltó gruñidos de dolor.

—Traeré al maestre. —Lyra se apresuró a salir mientras Lyanna se retorcía de dolor al borde de la cama.

De pronto recordó que no había sangrado en el último mes, evocó todas las veces que había compartido intimidad con su esposo, no habían sido lo suficientemente cuidadosos.
Lyanna comenzó a llorar negándose a ver su entrepierna empapada de sangre, no podía soportar otra pérdida, le dolía el solo imaginar a Robb llorar de nuevo porque ella no podía mantener un bebé en su vientre.

Esta vez era ella, no había ningún asesino, era su cuerpo expulsando a su hijo, ella era la asesina.

Se arrastro buscando la daga que había guardado en el catre, la tomó en sus manos dispuesta a apuñalarse para acabar con todo.

No podía serle fiel a su familia, había cortado cualquier comunicación con su abuelo desde que había llegado al campamento, no quería enfrentarlo y por su culpa su tío Jaime ahora era prisionero, prácticamente su prisionero. No podía serle fiel al amor de su vida, a su amado lobo. Era tan inútil que no podía concebir un hijo.
Cuando estaba a punto de hacerlo Robb entró con la armadura puesta y lleno de lodo y rastros de sangre, venía de una batalla.

—¿Qué haces? ¡Lyanna! ¡Detente! —grito corriendo para apartar la daga que le había regalado a su esposa.

—¡Déjame, Robb! ¡Soy un asco! Mírame, solo mírame, maté a nuestro hijo, lo maté. —Robb había logrado arrebatarle el arma, la había encontrado sangrando.

Robb sabía porqué, tenía que ser fuerte por ambos.

Se sentía tan culpable, él la había incitado a tener intimidar repetidas veces en el mes que la había tenido devuelta, siempre que llegaba apaleado encontraba comprensión y calidez en su esposa.

Robb lanzo la daga que le recordaba tiempos más felices y cargó a Lyanna entre sus brazos, continuaba sangrando.

—Déjame morir, Robb Stark, déjame…—susurro antes de quedar inconsciente.

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мy sωєєτ ∂єєr || ƒαทƒicτiσท rσвв sταrк || GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora