Capítulo 48: Ecografía

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Ya había pasado mi primeras 2 semanas de embarazo y estábamos en la sala de espera para que me hicieran una ecografía. Estaba muy nerviosa. Estas semanas se me habían pasado muy rápido y sabía que también lo harían los próximos cuatro meses y medio. No era justo que los humanos tuvieran cuatro meses más para preparase que nosotros. Sin embargo estaba feliz de tener que aguantar los vomitos solo cuatro meses más. Mi vientre estaba apenas hinchado. En un mes o dos ya sería notoria. No había querido forzar mi audición, porque sabía que escuchar su corazón me pondría nerviosa y empezaría a pensar que latía muy rapido o muy lento. Nos llamaron a una sala. La doctora Harris, mi obstetra, me pidió que me quite la ropa, me ponga una bata y me recueste en la camilla. Sacó algo parecido a un tubo.

—Espera, ¿Qué vas a hacer con eso y donde esta el gel para mi panza? —Pregunte un poco nerviosa. Se rio suave.

—El feto todavía no está lo suficientemente desarrollado para poder verlo así. Tiene que ser via vaginal, su alteza.

—¿Que? —Casi grité. —Nop, ah, ah. No voy a hacerlo. —Isaac y la doctora rieron.

—Es inusual, muchas embarazadas ya leyeron cada libro existente sobre el tema.

—Sí, bueno, yo cruzo un puente al llegar a él. Y con este creo que voy a buscar un camino secundario. —Isaac me detuvo en la camilla cuando intente levantarme.

—Tranquila, su majestad.

—No me relajas llamándome así. Llamame Bree.

—Bree, tranquila no sentirás nada. —Mire a Isaac con ojos suplicantes. Sus ojos tranquilos me relajaron un poco. Asentí lentamente. Mire al techo intentando pensar en otra cosa mientras posicionaba las piernas como la doctora me indicaba. Sentí incomodidad pero no dolió tanto como esperaba, casi ni lo hizo.

—Ok, Bree. Deberíamos de escuchar los latidos en breve. —Dijo apretando cosas en su computadora. El sonido empezó a salir de los parlantes y la pantalla se veia borrosa, nada que almenos yo pudiera distinguir. Oh, mi dios, pensé. Esa máquina tiene que estar rota. Forcé mi oído centrándome en mi vientre. No puedo creerlo.

—¿Ese sonido...?—Dejo la pregunta en el aire Isaac.

—ese sonido son... —Empezó a contestar la doctora pero la interrumpi.

—Son cuatro latidos. —Dije impresionada. —Mierda. —Susurré.

La doctora reviso quien sabe que y nos dijo que todo estaba bien. Pero nada estaba bien, eran cuatro. No uno, ni siquiera dos, cuatro. Los embarazos múltiples eran extremadamente raros entre los lobos, y solo hablando de gemelos. Pero claro, yo siempre sería el uno en diez mil millones, porque, ¿porque no? Hicimos el viaje a casa en silencio. Made un mensaje a Matt, Tyler, Kate y Alex para que fueran a mi casa. Al llegar todos se encontraban ahí. Toda la manada, la guardia real y los cazadores, tenían llave de la casa.

—¿Por qué nadie me lo dijo? —Grite enojada entrando a la casa.

—¿De qué hablas? —Pregunto confundido Jesse.

—Escucha. —Le dije y luego señale mi vientre. Sus ojos se agrandaron y se acercó a mí poniendo su oído en mi panza. Todos lo miraron confundidos. Los lobos debieron agudizar su audición también porque sus ojos se abrieron más y tomaron la misma posición de Jesse. —Ya. —Grité dando un paso atrás. Los lobos se incorporaron. —¿Porque nadie me aviso?

—¿Avisar que? —Pregunto confundida Kate.

—Son cuatrillizos. —Susurro sorprendido Matt. Abrí la boca para preguntar de nuevo pero el contestó primero. —Nadie se dio cuenta. Creeme, seria el primero en avisarte. —Respire hondo calmandomé.

Union de manadas U.C.A#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora