— ¡¡Zoe!!—Dijo Traful al recobrar la conciencia.
—Buen día Traful…—Dijo una voz femenina desconocida.
— ¿Dónde estoy?—Preguntó al ver que el lugar era algo extraño, con paredes blancas. Él estaba acostado en una cama.
—En un lugar que le hará bien…—Decía la voz que al parecer salía de un parlante en una esquina del techo.
— ¿Qué es esto? ¿Un hospital?
—Efectivamente…
— ¿Y por qué estoy aquí? ¿Tan mal me dejaron esos hombres?—No podía moverse. — ¿Y por qué no puedo moverme?
—Estás aquí porque estás enfermo Traful. Eres un psicópata. Nadie te pegó, amigo. Tú lo imaginaste… Lo imaginaste todo…
— ¿Qué?
—Y con respecto a tu otra pregunta: Tuvimos que ponerte una droga que limita tus movimientos.
—Nada… ¡¡Nada de lo que me digan… hará que no pueda darle a Zoe las razones para vivir!!
Haciendo más fuerza que nunca en su vida, logró mover sus músculos y levantarse de esa cama. Lo que lo mantenía de pie ahora, era susurrar cada tanto “Zoe”, y pensar en que la convencería de no quitarse la vida. Pero también, existía en él la duda de que si era o no verdad lo que acabaron de decirle. Aún así, él quería creer que no era cierto, y que Zoe se encontraba en algún lugar cercano. Traful se dirige a la única ventana de toda la habitación. Miró a través de los cristales y advirtió que estaba en un edificio muy alto. Pero eso no lo detendría.
— ¡Zoe!—Gritó mientras su puño golpeaba con inmensa fuerza, aquellos débiles cristales.
Su mano acabó ensangrentada, pero sintió satisfacción al sacar su cabeza y sentir esa fresca brisa de otoño. También alcanzó a ver que debajo de la ventana, en la parte de afuera, sobresalían losas de cemento. Envuelve su mano derecha llena de sangre, en sabanas, que sacó de la cama cercana a él, y sale por la ventana pisando las losas. Al estar afuera ve que había más como las que pisaba, arriba y abajo. Se aferró a las de arriba con sus manos, y poco a poco fue subiéndose a si mismo. Siguió subiendo y subiendo, pero no encontraba ni una sola ventana. Llegó al techo del edificio. Estaba muy cansado y adolorido, por eso, se acostó y miró al cielo. Tras haber recobrado su energía, se puso de pie, y se dirigió a una puerta que se encontraba en una pequeña estructura allí arriba. Al entrar, se encontró con lo que parecían ser unas escaleras, pero que no pudo distinguir bien a causa de la oscuridad. Colocó sus pies en posición, y comenzó a bajar por las escaleras.
— ¡¡Deténgase!!—Dijo un hombre de traje blanco, al ver a Traful bajando de la escalera.
Algo apareció en él, que hizo que se abalanzara contra aquel hombre. Y entonces comenzó una gran pelea entre ambos. El hombre de blanco parecía que había sido entrenado en artes marciales, mientras que Traful, apenas si podía moverse. Fue apaleado hasta más no poder, y una vez que cayó al suelo, el hombre le preguntó:
— ¿Por qué no te rendiste antes?
—Porque… Aún no pienso hacerlo. —Se levantó con un coraje que jamás en su vida había experimentado.
Tras esto, continuó peleando contra su contrincante, pero de nada le sirvió, pues éste otra vez acabó con él fácilmente.
—Detente…—Le dijo a Traful, cuando se quiso parar otra vez. — ¿Por qué te sigues levantando? Voy a matarte…
— ¿Por qué…? Tal vez porque creí que podía pasar sobre ti y estar más cerca de ella…—Comienzan a caerle lágrimas de los ojos, y se desmaya.
—Qué cosas dices… Me da pena dejarte aquí… Yo sé donde llevarte…—Lo levanta y lo lleva en su espalda.
Se dirige a un pasillo a oscuro, con Traful inconsciente, y ambos desaparecen en la penumbra.
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Cinco razones para vivir
Adventure"-Si no intentas hacerte daño otra vez... Yo prometo que... ¡Te enseñaré el valor de la vida! ¡Te daré cinco razones para vivir! - ¿Y qué si lo intento otra vez? -Pues... Haré todo lo que esté a mi alcance para detenerte.-Ahora, una sonrisa confiada...