Adrenalina - One Shot |Ragoney|

Adrenalina

Hola a todxs. ¡¡¡ESTOY DE VUELTA!!!

El nuevo fic aún va a tardar un poquito, pero mientras esperáis, aquí tenéis algo. No tenía previsto publicarlo, pero mis escritoras charlatanas me han convencido, así que aquí lo tenéis.

Y ANTES DE EMPEZAR, COMO SIEMPRE, AVISITOS:

- La historia se desarrolla en los años 80 y, por tanto, hay algunos pensamientos y expresiones de los personajes que son anticuados a día de hoy, pero que creo que podían ser así en esa época. No les odiéis por ello, porfi, tratad de entender el contexto y el mundo del que vienen.

- En este OS, hay varias escenas que se desarrollan en un hospital. He intentado buscar datos sobre algunas cosas (Gracias toloveagonslay por la ayuda), pero es complicado encontrar información de la medicina en los años 80, así que, si hay algún error (que es más que probable), ¡estaré encantada de tener correcciones!

- El aviso del sexo explícito ni lo pongo, porque lo vais a leer igual y ni siquiera es demasiado importante en la historia, pero bueno, follan un poco.

- No pretendo ser educadora sexual ni profesora de nada, así que pido por favor que no os lo toméis en ese sentido. Sólo hago esto por entretenimiento mío y vuestro.

- Por último, recordad que es ficción, ficción, FICCIÓN, F I C C I Ó N. Estoy simplificando algunos problemas que ni de lejos serían tan sencillos en la vida real. Lo digo porque me preocupa que penséis que banalizo con temas tan importantes.

Dicho esto, dejo de dar la lata. Espero que perdonéis los errores y que disfrutéis de la historia.

¡Sabéis que, como siempre, me encanta leeros en comentarios!

Se acabó un montón.

💜💛

Para Upendi_, este One Shot siempre será tuyo. Te quiero.

Barcelona, 1988

La aguja se hunde profundamente en la carne y Raoul siente un pequeño pinchazo en su brazo izquierdo, como el de un aguijón. Pero ni siquiera le presta atención. Está demasiado acostumbrado a sentirlo, aunque en este caso es diferente a todas las veces anteriores. Lo nota en los guantes verdes impolutos que la enfermera acaba de abrir delante de él para ponérselos justo antes de desprecintar la aguja. Todo lo contrario a lo que suele suceder.

Normalmente, es cualquiera de sus amigos, o incluso él mismo, quien inyecta en sus venas quién sabe qué sustancias. Bueno, a veces sí que lo sabe, pero prefiere no pensarlo.

La sangre de su vena entra poco a poco en la aguja conforme la chica estira del émbolo hacia atrás, llegando al mismo ritmo hasta el tubo. Roja, densa, llenando todo el recipiente.

La enfermera le pide que respire hondo y Raoul le hace caso, justo cuando siente que la aguja se retira de su brazo y le sustituye en su lugar un algodón lleno de alcohol para esterilizar la pequeña herida y cicatrizarla lo antes posible.

Ya ha terminado. Ha sido rápido y prácticamente indoloro. Aunque, al contrario de lo que la gente pensaría, en lugar de doler cada vez menos, el pinchazo duele cada vez más. Según ha escuchado por ahí es, porque se le está empezando a hacer callo en la vena por culpa de la repetición.