La mañana del viernes pasa sin precedentes. Aunque mamá continúa con la mirada loca, no vuelve a mencionar la conversación del día anterior.
Viendo el pronóstico, decido usar un vestido casual semi-acampanado, de color verde, el cual mamá dice que hace resaltar mis ojos avellana, haciendo que parezcan más verdes que marrones.
Alzo mi cabello en moño, dejando algunos cabellos por fuera de manera que los rizos enmarquen estéticamente mi rostro. Uso mi par de converse blancas y una chaqueta de jean.
— ¿Cuál es la ocasión? —Pregunta mamá, mientras desayunamos.
—Erick mencionó algo sobre tener una cita ayer por mensaje. Y tengo la sospecha de que quizá sea hoy. Aparte, dijo que pasaría a buscarme de modo que no condujéramos coches distintos hoy a la escuela.
—Así que todo señala que será hoy la cita... Que lindo —Sonríe—. ¿Será tu primera cita oficial?
Ruedo los ojos.
— Mamá.
— ¿Qué? Esas cosas son importantes, cariño —dice—. Puedes llegar tarde, dejaré todas las luces del porche encendidas.
—Todavía no es seguro —digo mirando mi teléfono—, solo una sospecha. Pero me gusta estar...
—Preparada —Termina por mí—. En eso te pareces a tu padre. Te gustan las cosas en orden y acuerdo al plan.
— ¿Ha llamado?
—Sí, pero ha sido breve porque está...
Ocupado.
—Sin embargo, te ha enviado saludos y dijo que pronto estará aquí para hablar de la universidad contigo.
—Genial. La universidad.
Mamá me observa, como si quisiera agregar algo más. Pero no lo hace.
En ese segundo un mensaje de Erick llega a mi teléfono y rápidamente llevo el plato a la cocina y enjuago mi boca.
—Ya sabes, nada de nietos hasta al menos los veintiocho —Comenta, luego que me acerco para despedirme de ella con un beso en la mejilla. Pero sin esperar posible replica, acaricia mi mejilla con la mano y dice: —Estás preciosa, espero que todo sea como esperas.
Sonrío.
—Gracias mamá. Adiós.
Corro hasta el auto y vislumbro a Erick detrás del volante.
Sonríe cuando me ve y mi corazón se acelera.
¿Ese sentimiento alguna vez se minimizará?
Cierro la puerta y volteo para encontrarme con su mirada azulada, esa que me vuelve loca.
—Hola —saludo, pero no me devuelve el saludo, solo continúa mirándome. — ¿Qué? ¿Tengo desayuno en mi cara? —Lo miro horrorizada y comienzo a llevar mi mano hacia el espejo para comprobar.
Mano que él suavemente sostiene para llevarla a su boca.
—Eres hermosa... —Susurra depositando un beso—. Y no puede creer que estes aquí, conmigo.
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I Hate Loving You©
Novela Juvenil[EN EDICIÓN] Las primeras impresiones no siempre son las correctas... ¿o sí? Samantha Ryan no tiene tiempo para distracciones del futuro que su padre tiene planeado para ella. Mucho menos si viene en un paquete de ojos azules, hoyuelos, y quien pued...