ESPECIAL

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N/A. Escribí este one-shot para participar en un concurso de una página que amo mucho y que es de temática Thorki. No estoy segura de que esto sea digno de un premio pero me encantó participar :3.

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Acababa de cortar una de las rosas blancas más grandes de su jardín, cuando escuchó cómo la puerta del otro lado de la calle se cerraba y unos pasos pesados se acercaban a él, sigilosos.

Ya sabía a quién le correspondían tales sonidos, lo que no alcanzaba a comprender era por qué había salido de la casa un par de horas más temprano de lo que le correspondía. Todavía no acababa de cortar la cantidad suficiente de flores para su centro de mesa ni había comenzado a preparar la cena, lo que era aún peor.

Un sudor frío le recorrió la sien y guiándose por tal señal, se apresuró a hacer uso de su infalible conteo de números primos al revés. El acto logró aplacarlo bastante, aunque no del todo.

El siguiente paso era darle sentido a la situación: estaba seguro de que aquella falta en el horario prestablecido por ellos en esos dos últimos años, era porque de seguro aquel era uno de esos días en los que Thor no lucía tan radiante como él solía ser.

Como solía ser antes de que Jane muriera.

—Yo..., hoy me siento un poco triste y quería saber si te gustaría ir a caminar al parque después de la cena, digo, si no te molesta —le dijo el rubio, que a pesar de ya tener varias canas en el pelo, aún seguía siendo tan guapo e imponente como en los días de su juventud.

Loki se quedó callado viendo hacia el suelo y pensando apresuradamente en una forma de negarse, pero no quería hacerlo, a pesar de que sí lo quería. ¿O era al revés?

Treinta y ocho años yendo al psicólogo para aprender a identificar sus emociones y sentimientos, para que ese estúpido al que le gustaba el pan con cátsup viniera a desbaratarle sus avances. Sin duda, eso era algo que últimamente lo traía desquiciado.

Si por últimamente se podía considerar desde los quince años cuando había relacionado el tremendo revoltijo de estómago y las constantes punzadas tanto en la cabeza como en el pecho, con lo que su madre había denominado como "síntomas propios de la atracción hacia alguien que le era especial", directamente enfocados en Thor.

Lo cual, si lo pensaba bien, no sería tan raro al él ser la persona de quién había aprendido a imitar las buenas maneras sociales. Thor desde siempre había sido no sólo extrovertido y espontáneo, sino empático y carismático: el epítome de la popularidad. Cualidades de las que había primero leído en exceso para poder acostumbrarse al gran individuo que oscilaba entre el metro noventa de altura y que lo seguía a todas partes sin descanso.

—Creo que está bien —le respondió al fin, dirigiendo sus ojos verdes hacia la nariz de su interlocutor, porque aunque con él tenía la suficiente confianza que le conferían sus casi treintaicinco años de amistad, aquella "aventura" lo ponía excesivamente en guardia, más de lo que usualmente lo estaba.

Una hora y media exactamente después ya estaban comiendo el pollo al curry que Loki había agendado específicamente para ese día y que dicho sea de paso, casi no había podido acabar a tiempo por la interrupción previa de Thor.

Fue así como a las seis horas menos doce minutos, estaban dejando el pequeño comedor de una mesita con dos sillas de Loki atrás, para adentrarse al frío de la tarde. Para ello, el menor había preparado su abrigo negro y su bufanda verde esmeralda, junto con unos guantes del mismo color y una gorra que le cubriría perfectamente hasta la mitad de la orejas en el trayecto.

—Tal vez, tal vez deberíamos regresar por unas barritas por si se te antoja algo en el camino o por mi chamarra por si desciende más la temperatura...

Especial (Thorki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora