Capitulo 1. Nuestro primer encuentro

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A su corta edad la pequeña Kimberly ya tenía más de lo que muchas personas podían incluso después de años de trabajo, siendo la única hija de la familia Loaiza, era hija de un importante abogado que había estado trabajando para políticos del país los últimos años y su madre fue periodista tiempo atrás, pero desde que ella nació dejó de trabajar para hacerse cargo de su hija y su hogar.

Ellos, sus padres, han tenido la historia de amor perfecta, dentro de lo que es posible, se conocieron haciendo lo que a cada uno le gusta y tenían más cosas en común de las que llegaron a pensar al principio de su relación, todo funcionó de la mejor manera siempre, llevan más de ocho años de casados y ahora tienen a su pequeña hija de cinco años.

El mudarse fue una idea de su mamá que insistía necesitaban un lugar incluso más grande para sus próximos hijos, si es que llegaban a tener, cosa que su padre desde siempre supo no sucedería, pero no podía decirle lo contrario a su esposa, eso significaría un problema que no necesitaban y que no quería afrontar.

Llegaron a esa casa, una mucho más grande de la anterior, estúpidamente grande, innecesariamente grande, para tres personas, se podía apostar cualquier cosa a que esa casa necesitaría más empleados que incluso las personas que vivirían, pero en contra de su madre no podía haber nadie. Kimberly aún no se enteraba del todo lo que estaba sucediendo, ella no tenía muchos "amigos" a su edad, sus padres no le permitían ir sola a la calle y claro estaba el motivo y cuando salía con alguna de sus nanas veía cada vez a niños más diferentes en el parque, así que mudarse fue algo muy insignificante para ella.

Tenía una habitación grande con mucho rosa por todos lados y estaba feliz por eso, tenía un gran televisor y libros de dibujos en estantes a su altura para poder tomarlos cuando quisiera.

Pronto empezaría su kínder, era su momento de ir al jardín, empezaría a aprender y lo poco que entendía de las explicaciones que sus padres le daban era conocería a muchos niños de su edad, tendría amigos y sabría mucho más de colores, animales y letras, también que aprendería a escribir bien su nombre y eso ya la hacía emocionar.

Lo bueno de vivir en una calle como esa es que solo hay un jardín y una escuela, y todos los niñitos con padres importantes para la sociedad eran llevados a él mismo lugar, no había opción para que no fuera así, y mejor aún para cuando Kimberly lo pudiera entender es que todos sus amigos de la escuela estarán viviendo cerca, podrá visitarlos o salir a jugar en el parque cercano a su casa, pero ya habrá tiempo para eso.

- Mamá de Kim: ¿Te gusta tu habitación mi niña? - Pregunto sentada a un lado de la cama de su hija.

- Kim: Si Mami, es bonita.

- Mamá de Kim: Mañana inicias el jardín, ¿estás emocionada?.

- Kim: Si - Casi que grito - Nuevos amigos.

- Mamá de Kim: Y estoy segura de que conocerás a muchas personas - Beso su frente - Pero ahora es momento de dormir ¿Okay?.

- Kim: Si, buenas noches mamá.

- Mamá de Kim: Buenas noches princesa - Cuando vio que sus ojos empezaban a cerrarse, salió en silencio de la habitación.

Y así fue, Kimberly tuvo su primer día del jardín llena de emoción, y que fáciles eran las cosas cuando éramos pequeños, hacíamos amigos después de entablar una conversación de dos segundos, casi que obligando a la otra persona a ser nuestro amigo porque nos agrado lo poco que conocemos de ellos.

Conoció a Juan en su segundo día, fue de hecho el primer niño a el que hablo, durante su receso para el desayuno, ambos estaban en un lugar del pequeño parque viendo como los otros niños jugaban mientras terminaban de comer, y solo hablaron, una de esas conversaciones sin sentido que empiezan por algo que sucede alrededor, Juan la hizo reír y quien creería que todo esto pasaría entre ellos.

Nosotros ~ JukilopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora