El profesor hablaba y yo tan solo lo veía garabatear con fulgor sobre el pizarrón mientras sus palabras me eran un murmullo lejano, anoche nuevamente no había podido dormir culpándome por no ser más asertivo con Roger, lo veía seguido y Brian tenia novia, ciertamente si las cosas no estaban resultando era mi culpa, así como Brian arreglaba tan fácilmente salidas con él yo también podía hacerlo, debía exprimir mi cerebro pensando en alguna propuesta "cool"; si bien de alguna forma había aceptado la salida al cine me sentiría un idiota llevándolo a ver la misma película que ya había visto con May ¡Tiene que ser algo realmente emocionante y nuevo! Pero nada de fiestas locas, si volvía a pasar algo entre nosotros debía ser estando sobrios. Salía de la universidad cuando un auto con megáfono me saco de mis pensamientos.
- ¡Vengan al gran parque de diversiones de la cuidad! ¡No se pierdan el mejor entretenimiento para grandes y chicos! ¡Nuevas atracciones!
¡Eso es! Trabajando la idea en mi mente corrí a casa, llegue arrojando las cosas sobre el sofá y comencé a ensayar como sería mi invitación, no podía ser muy evidente, tenía que sonar casual pero a la vez lo suficientemente animado para que acepte, no podía esperar a verlo en el próximo ensayo, sino seguro escucharía la publicidad e iría antes con Brian, sería mejor llamarlo por teléfono. Marque su número sintiendo mi corazón acelerado y suspire escuchando el tono intentando calmarme para que mi voz no suene agitada.
- ¿Hola?
- Hola Roger, soy yo, John... John DeaconJohn no es precisamente un nombre singular en este país, y no sé cuántos John conoce Roger, por las dudas de que no reconozca mi voz decidí aclarar sintiéndome un real estúpido.
- Hola John ¿Cómo estás? Dime ¿Qué sucede?
- Oh nada... Es que... Me preguntaba si estabas libre esta noche, escuche que el parque de diversiones está abierto y... Bueno se me ocurrió que tal vez podríamos ir
- ¿Sigue abierto ese lugar? ¡Hace años que no voy! ¿Escuchaste eso, Bri? ¡Tenemos que ir!Cerré los ojos fuertemente agradeciendo que no pueda ver mi cara de disgusto al otro lado del teléfono ¿Estaba Brian en su casa? Y no solo eso ¡¿Lo estaba invitando?! Sin duda la desgracia me perseguía, mi plan perfectamente arruinado porque JUSTO se encontraba con Brian en ese maldito momento en que decidí llamar.
- Brian dice que también puede ¿A qué hora nos encontramos allá? ¿Le aviso a Freddie?
- Ehh... Sí, claro, justo iba a llamarlo a él también ¿Les parece a las 22?
- ¡Perfecto! Nos vemosMe quede estático escuchando el tono del auricular aun apoyado en mi oreja sin poder creer mi mala suerte, si había conseguido que Roger acepte mi invitación, pero claramente no había captado que la salida era personal y nuevamente el nombre "Brian May" se interponía entre los dos.
Aquel parque de diversiones había sido todo un éxito en nuestra infancia, yo nunca había ido porque antes vivía más lejos, pero solía haber mucha publicidad en las radios y periódicos, todos los niños hablaban de él, en algún momento esa popularidad ceso al punto de creer que lo cerraron, pero no, ahí estaba con atracciones nuevas hermosamente iluminadas en la noche, grandes y chicos corrían con algodones de azúcar en sus manos y las risas se oían por doquier.- ¡Hola John!
Vi a Brian llegar, tenía una chica colgada del brazo, debía ser la famosa Chrissie, éste hizo la debida presentación, ella lucia bonita y simpática, me hizo sentir bien saber que él la había invitado, claramente con ella presente no podría estar tan pendiente de Roger y ahí yo entraría en acción, o al menos eso creí hasta ver llegar al rubio, él también traía una chica colgada del brazo, pero en contraste con Chrissie no lucia nada simpática, más bien parecía haberla levantado de una esquina.
- Hola chicos, ella es Lara
- Laila
- Eso...Aquella fallida presentación confirmo mis sospechas, cuando note que por lo menos él si tenía cita, yo era el único que estaba solo, y al parecer no fui el único en percibirlo, Brian enseguida tuvo que abrir la boca.
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Mis miedos por ti
RomanceJohn está enamorado de Roger y cree que su mayor obstáculo son sus propias inseguridades, sin imaginar que algo mucho más grande, o mejor dicho alto, complicara su objetivo.