Narrador omnisciente
Luego de comer Matt le hizo una seña a Bree, con la cabeza hacia adentro. Asentio. Ambos se levantaron y fueron a la sala. Se sentaron en el sillon.
—¿Todo está bien?
—Define bien. —Le contestó Matt. Suspiró. —Solo... necesitamos hablar. —Bree supo a dónde se dirigia la conversación. —Necesito que sepas que hablaba en serio.
—Matt...
—no. Escuchame. Sé que lo amas. Pero tienes la eternidad para cambiar de opinión. Y yo tengo la eternidad para esperarte.
—No puedes torturarte de esa forma.
—No es tu desicion. —Bree suspiró. —Voy a estar aquí. Para ti. Para tus hijos. Incluso para él. Y hasta que el amor con él se acabe, y lo hará, estoy bien siendo tu amigo. —Bree tomó sus manos entre las suyas.
—Tu eres mi mejor amigo. —Él le sonrió. Le dio un beso en la frente, más largo de lo necesario.
—Te amo. —Le susurro.
—Lo sé.
(...)
—No sé si quiero irme. —Dijo Tyler dandole una ultima mirada a la casa con la perilla en la mano, dónde acababan de despedirse de todos.
—¿Que? Vamos, Ty. Hablamos de esto un millón de veces. —Dijo Kate poniendo la mano en su hombro. —No es como si nunca volviéramos.
—Tampoco es como si volvieramos a un hogar.
—Tyler, todo está bien. Pero es un tiempo para... solo disfrutar. Por favor, un mes, un año, una vida. Ellos estarán siempre. —Dijo tomándolo por los hombros.
—Sí. Pero dejar a Bree, a Isaac, a Jesse, a todos... solo... voy a extrañarlos.
—Sabes que volveremos. Ellos son nuestra familia. La que elegimos y... no imagino no verlos devuelta... no le digas que lo dije. —Por primera vez Tyler miró a los ojos de Kate.
—¿Un mes, un año, una vida? —Kate rió suavemente. Asintió.
—Ni un segundo más. —Ambos sonrieron. Kate lo tomó de la mano arrastrándolo al auto aun con una sonrisa en el rostro de ambos.
(...)
—Matt es estúpido por dejarte. —Le dijo Adam a Jess mientras limpiaban la cocina.
—no... Fue algo mutuo.
—Nadie en su sano juicio debería dejar a alguien tan genial. —Jess rió.
—gracias. —Adam solo asintió. —Tu tambien lo eres.
—gracias. Desacuerdo pero...
—oh, por dios. Sin duda un hombre lobo es más genial que yo. —Ambos rieron.
—No. Sin duda tu eres mejor.
—¿Estas coqueteando conmigo? —Dijo Jess con los ojos entrecerrados.
—quizás. ¿quieres que te coquetee?
—quizás sí. —Jess se sonrojó y siguió limpiando.
Adam rio y continuó con su tarea.
(...)
Jesse iba apurado por el pasillo de la escuela para no llegar tarde a historia. Choco con alguien haciendo que todos los papeles que sostenía entre sus manos cayeran. Se apresuró a juntarlos y vio otro par de manos ayudarle y darle los papeles.
—lo siento. —Dijo el extraño. Jesse levantó la cabeza encontrándose con un hermoso par de ojos esmeralda —Fue mi culpa.
—no, yo... no venía mirando. —Asintió viéndolo a los ojos y sonriendo. Jesse noto lo hermoso que era el extraño y este noto lo mismo de Jesse. Se levantaron.
—Mirco. —Dijo tendiendo su mano.
—Jesse. —Dije estrechandola. —Se me hace tarde. —Jesse dio unos pasos adelante.
—Oye. —Gritó mirco. —¿Quieres ir a tomar un café después de clases o algo? —Jesse se sonrojó violentamente. Desprendiendo una risa de mirco.
—Me encantaria. —Dijo bajo.
—A las 2, en la puerta principal. —Jesse asintió levemente y se dirigió a su clase, aún rojo.
(...)
Bree recogió la caja del piso. Hecho una última mirada al patio por la puerta de vidrio de la cocina. Isaac entretenía a los cuatro bebés en sus respectivos coches. No pudo evitar sonreír. Subió al ático y dejó las cajas en el piso. Cuando se giró para bajar vio las cajas que el costado decían "Rex" y "Ryan". Sonrió llevando su mano a su cuello, donde tenía el collar que Rex le había regalado. Los extrañaba tanto. Desde que habían nacidos los niños, tres meses atrás, ya no podía verlos. A ninguno. Intento todo, todo. Incluso lo que hizo la última vez. Pero nada funcionaba.
Entonces dejo de mentirse a ella misma. Probablemente no regresarían. Y debía dejar ir a los muertos. Por cinco años se dijo que era su forma de hacer el duelo. Luego se dijo a sí misma que no había que superar, porque, al fin y al cabo, ellos estaban en su cabeza. Pero más que nunca, supo que debía superarlo. Eso y todo lo demás, el rencor hacia sus padres, sus complejos, sus crisis, por más que quisiera, no podía darse ese lujo. Por su reino, por su esposo, por sus hijos. Ella era fuerte, podía hacerlo. Se quedó viedose en un espejo, esperando a que las lágrimas se fueran de los ojos.
Rex y Ryan se pararon a su lado, aunque ella no podía verlos.
—Voy a extrañarla. —Susurro Ryan.
—Sí, yo también. —Dijo Rex apoyando su mano en el hombro de su amigo.
—Ella va a estar bien. ¿Verdad?
—Claro que si. Ella es fuerte. Va a derrumbar todo y a todos los que se crucen en su camino. Y ahora, no solo tiene a Jesse, tiene a Isaac, a Matt, a Kate... y cuatro niños dándole una razón para salir adelante. —Ryan sonrió. Bree peino su cabello y se dirigió hacia las escaleras.
—Hablando de eso... —Los interrumpio Demetria. —Deberían venir. —Ambos le sonrieron y desaparecieron al igual que Demetria. Los tres reaparecieron frente a Rebecca y el pequeño Rex, ambos estaban a punto de llorar, pero Isaac no podía verlos porque estaba calmando a Cyrus. Les hicieron muecas raras a los bebés. Ambos empezaron a reír.
Isaac se acercó, Cyrus seguía medio a punto de llorar.
—¿Así que ustedes también se despertaron? —Le hablo a los niños, ambos volvieron a reír. Rex le hizo una cara rara al bebé en brazos de Isaac. Sonrió. Demetria le sonrió a Rex pasando una mano por su espalda. Jesse salió al patio con Ryan en brazos.
—Creo que tiene hambre. —Le dijo a Isaac. Rex se le acercó.
—Hola, campeón. —Le susurro. Jesse se estremeció con un escalofrío.
—Hey. —Saludo Bree saliendo al patio.
—Hey. —La saludo Demetria, sabiendo que no podía escucharla.
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Union de manadas U.C.A#2
Werwolf¿Una chica Alpha?#2 Bree vuelve a su ciudad natal al graduarse de la Universidad. Ella se encuentra con algunos cambios. Nuevos aliados, nuevos enemigos y, quizás, sólo quizás, un nuevo amor.