Escuché mi celular sonar, era Cata, miré el reloj 7:40, me había quedado dormida.
-¿Ya venís, Alma?
-Sí, sí, estoy esperando el taxi- mentí- en 15 minutos estoy allá.
-Ok, te esperaré.
Colgué y ni me arreglé, solo, bajé del edificio y tomé un taxi.
Llegué allí 20 minutos después, me pasé por 5 minutos... bueno, en realidad por 30 minutos. La conversación debía ser corta, o llegaríamos tarde. Maldita sea, siempre durmiendo en momentos inoportunos.
Los padres de Cata estaban recibiéndome con una sonrisa y un abrazo, los amaba, eran como mis segundos padres. Me invitaron a pasar, sentarme, y la mamá de Cata se fue a la cocina, para luego aparecer con una taza de café con leche, luego, trajo uno para ella, y otro para Cata.
-¿Sabes porqué Cata se va tan repentinamente a New York?- me preguntó la madre de Cata, mientras se sentaba y revolvía su taza de café.
-Sí, lo sé, y estoy segura que es una noticia que les encantará.
-Mmm, me hace dudar, si me va a gustar, voy descartando muchas.-Respondió el papá de Catalina, quien miraba atentamente a la televisión, y de vez en cuando prestaba atención a lo que estábamos hablando.
Cata tomó el control remoto y apago la tele, pidiéndole por favor a su padre que se sentarán todos juntos a la mesa, que necesitaba hablar de algo sumamente importante, algo que necesita su seriedad. El papá de Cata rezongó, pero se fue hacia la cocina, tomó un taza y le volcó café, le echó 3 cucharaditas de azúcar, y mientras caminaba, revolvía el café y también, preguntaba que era eso tan importante que Cata debía informarles.
-¿Ustedes sabían que tenía una relación con Nick, ¿verdad?- Dijo ella, tratando de dar una introducción al asunto
Los padres de Cata se miraron sorprendidos, cuando pudieron reaccionar, habló la mamá
-No, Catalina, nunca nos contaste nada. ¿Hace cuanto tiempo?-Hace poco más de dos meses.
-No, no lo sabíamos, y sería una relación la cual no la aprobariamos, por ninguna razón. ¿Por él te irás a New York, ahora?
-¿Porqué no la aprobarían?- pregunté yo, y me maldije, era un asunto en el cual no debía meterme, una discusión de mi amiga y sus padres, pero necesitaba saberlo, además me daba impotencia que le sigan diciendo que hacer de su vida, cuando Cata ya es mayor de edad, y consciente de sus decisiones.
-Porque no lo conocemos, vive lejos, es un ídolo juvenil, esta rodeado de mujeres, y sé que mi Cata es la más hermosa, pero vive lejos, y él tiene 700 modelos a su alcance.
-Entonces no te va a agradar lo que tengo para decirte- dijo Cata, reteniendo las lágrimas.
-¿Te vas a casar?- preguntó el padre, algo preocupado.
-Estoy embarazada...
-¡¿QUÉ?!- Se escuchó al unísono- decime, Catalina, que eso no es verdad.
-Sí, sí lo es. Estoy esperando un bebé de Nick Valensi, y por eso iré, para estar junto a él hasta que organice su vida, y volveremos a Buenos Aires, para comprar una casa.
-Ay hija, no seas ingenua, él no te quiere, ya tuvo lo que quería, y le salió mal, ahora hay un bebé en camino, vas a volver con las manos vacías, y nosotros, no te vamos a ayudar, porque, nunca nos hiciste caso, sabía que esto iba a terminar mal...-Dijo la mamá de Cata, sumamente furiosa, no paró de gritar.
-Papá, mamá... necesito de su apoyo- Dijo Catalina mientras rompía en llanto, yo acariciaba su espalda para tratar de tranquilizarla.
-No, ahora vas a ser madre, sé responsable de tus actos, arregla tus asuntos sola.
-¿Eso es lo que quieren? Esta bien, me iré, y no volveré, arreglaré mis problemas en Nueva York. No conocerán a sus nietos, ¿en serio, eso es lo que quieren?
Se generó un silencio incómodo, los dos padres miraban sus tazas de café, lo único que querían era que todo sea un sueño, sea mentira.
-Esta bien, así será- Dijo Cata, al no recibir respuesta de ninguno de los dos- Vamos Alma, que se nos hace tarde.
Me tomó del brazo y salimos, la ayudé con sus valijas y paramos un taxi. Cuando se sentó explotó en llanto, no sabía como calmarla, así que dejé que se desahogara.
-¿Crees que estoy haciendo lo correcto?- preguntó, mientras se secaba las lágrimas.
-Sí, lo creo. Bah, yo en tu situación hubiera hecho lo mismo. Aunque te voy a extrañar.
-Yo también lo haré. Toma las llaves del auto, úsalo cuando quieras.
-¿Ves porqué eres mi mejor amiga?- dije, y ambas estallamos en risas, me alegró mucho haberle sacado a Cata una sonrisa.
Entramos al aeropuerto y nos encontramos con Ryan, parecía apurado, bueno, imagino que lo estaba, habíamos llegado tarde.
-Chau, Alma, gracias por todo, hermana. Te amo. ¡Y TE LLAMARÉ!- me gritaba mientras se alejaba.
-Yo también, te amo, hermana- dije, mientras la veía alejarse junto a Ryan.
La vi desaparecer entre la ola de personas que había en el aeropuerto, y salí a tomar un taxi.
Al llegar a mi casa, tomé el teléfono y le conté a mi mamá la horrible situación que pasé en la casa de Catalina. Mi madre estaba incrédula, no lo podía creer, como unos padres pueden responder así a una hija que necesita de mucho apoyo. Me pidió que le dijera a Catalina que las puertas de mi casa están abiertas, como siempre lo estuvieron, y que le desea lo mejor del mundo y mucha felicidad. Algo muy lindo de su parte, pero quería ir a dormir, así que colgué.
Me estaba sacando la ropa para ponerme el pijama, y poder ir a dormir cómoda, pero sonó el timbre, algo raro, ya que no esperaba a nadie, menos un día de semana, y a la noche. Igualmente abrí, con miedo, pero antes, marqué los números: 91 por si necesitaba llamar a la policia. Para mi sorpresa, la que estaba detrás de la puerta, era mi gran enemiga Mariana...
-Mariana... ¿Qué haces acá?- se la veía mucho más grande de lo que es, no aparenta de 21 ni por casualidad.
-Hola amiga, ¿cómo andas tanto tiempo?
-Decime, ¿qué necesitas?
-¿No me vas a invitar a pasar? que mal educada, estoy en la dulce espera.
Suspire y cerré los ojos, "Tranquila, Alma, tranquila" me dije a mi misma mientras le indicaba con la mano que entrara
-Adelante, pasa... te invitaría algo para beber, pero no compré nada, así que me tendrás que discu...- antes de que terminara me interrumpió-¿También tenes que comprar el agua?- me preguntó, camino hacia el sofá, sentándose y me miró sonriéndome, creyéndose simpática y graciosa. No lo era. Ay, como la odio. Refunfuñando me dirigí a la cocina y serví un vaso con agua. Sin ganas, se lo entregué
-¿Me podes explicar porqué razón viniste?
-Oh, sí, vine porque creí que eras una de mis pocas amigas a la cual no le conté lo de mi dulce espera.
-Ah... sí... igual, no necesitaba que me lo cuentes, lo noto...perdón que cambie de tema, pero...¿desde cuando somos amigas?
-Nunca, y menos ahora. ¿Sabes quién es el padre de Nico?- Me preguntó mientras se paraba del sillón y tocaba su vientre.
-¿Nico?
-Sí, mi hijo- señaló su panza.-¿sabes quién es el padre?
-Tomás.
-¡Muy bien! pero, tengo un problema, él nos dejó, porque no me amaba, dijo que amaba a una tal "Alma", ¿vos conoces a una tal "Alma"?- decía mientras caminaba más cerca mío.
-Tal vez. Al grano Mariana, ¿qué quieres?.
Estaba justo delante mío, tenía su asqueroso rostro frente al mío, sentía su respiración en la cara
-Solo vine a advertirte, que si yo no estoy con Tomás, tu tampoco estarás con él. No serás feliz, ni con él, ni con nadie.- Sonrió, dio media vuelta y se fue, cerrando la puerta muy fuerte. Estaba asustada. Cerré la puerta con llave inmediatamente y me fui a la cama. Encendí la televisión para calmar mis nervios, y al parecer, funcionó, porque me dormí en un corto lapso de tiempo.
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¡Feliz cumpleaños!
FanfictionSinópsis: ¿Alguna vez imaginaste cumplir todos tus sueños en tan solo un cumpleaños? Alma, tampoco lo imaginó. Ella es una chica simple, ordenada, y muy simpática. Una chica enloquecida y fanática por The Strokes y la ciudad de New York, se prepara...