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El sonido del avión al aterrizar fue lo que despertó a las dos diablillas que llevaban dormidas durante más de la mitad del vuelo. Mimi colocó a Alexa en el asiento, le puso el cinturón y miró a su mujer que se encontraba intentando sacar a Lia de la cuna que la aerolínea tenía reservada para los bebés.

Alexa se removía inquieta en su asiento, frotándose los ojitos y haciendo pucheros de vez en cuando. Mimi observaba con atención a la niña, esperando los llantos de su hija.

Sin embargo, la pequeña rompió todos los esquemas de su madre al levantar la mirada y clavar sus ojitos marrones en los de su madre que suspiró con alegría al ver a Lexa con una sonrisa plasmada en su rostro.

-¿Has visto a esa niña? -Preguntó mientras alzaba su índice y señalaba a una chica de su misma edad, sentada con sus padres a unos pocos metros de ellas.

-No se señala.- La reprendió la rubia con tono monótono. -¿Qué le pasa a esa niña?

-Que es muy guapa-. Mimi dejó de recoger para mirar a su hija con una mueca de sorpresa. Lexa seguía mirando a la niña fijamente y la rubia seguía con la boca abierta.

-¿Qué pasa?- Preguntó Miriam dejando su mano libre en la cintura de su mujer que seguía anonadada. Lia estaba extrañamente calmada, miraba a la granadina con ojos cansados.

-Miriam, yo sabía que teníamos que ponerle ese nombre- Exclamó Mimi con una sonrisa de oreja a oreja y lanzándose a abrazar a su hija. Lexa le devolvió el abrazo encantada. Mientras tanto Miriam las miraba extrañada.

-¿Qué dices?

-Lexa, dile a Mamá lo que me acabas de decir.

-Que esa niña- dijo señalando de nuevo y ganándose otra mirada reprobatoria, esta vez de parte de Miriam- es muy guapa.

Miriam alzó las cejas en sorpresa, acto seguido soltó una carcajada y negó con la cabeza. Miró hacia la chica en cuestión y se sorprendió al saber quien era. No tardó ni un segundo en dejarle la niña a Mimi y salir corriendo, o mejor dicho andar lo más rápido posible que le permitieron los demás pasajeros.

-¡Miriam!- Gritó Sabela nada más verla, también le dio un codazo a su mujer, que se encontraba hablando con su hija. Julia se giró al momento y pegó un salto para ponerse a la altura de las otras dos, que estaban abrazándose. Abrazo al que la gaditana no tardó en unirse.

-¿Quién es esa?- Preguntó Adriana, la hija del  feliz matrimonio. 

Miriam sonrió acordándose de su hija al ver como sus madres regañaban a la pequeña Adriana por señalar. La rubia se giró para encontrarse a Mimi llevando varias maletas, a Lia en brazos y a Lexa dos pasos delante suya. 

-Es una amiga - Respondió Sabela con una sonrisa amplia. - Y ellas también.

-¿Puedo ser su amiga? - Susurró Adriana, señalando, otra vez, a Lexa.

Julia ni se molestó en regañarle, asintió levemente con la cabeza y terminó de sacar las maletas.

Los dos matrimonios estuvieron hablando mientras daban una vuelta por el aeropuerto, buscando un sitio para poder comer y ponerse al día.

Sabela le explicó a Miriam que para celebrar el esperado éxito del nuevo disco de Julia habían decidido ir de vacaciones a Tenerife. Adriana estaba especialmente emocionada, puesto que unas semanas atrás había visto un documental sobre las islas y no había dejado de hablar de ellas desde aquel momento.

Sabela y Julia cogieron un hotel que estaba bastante cerca de la casa donde se alojarían las rubias. Así que decidieron quedar algún día y que las niñas jugaran juntas ya que, por lo visto, habían hecho buenas migas, no se habían separado desde que bajaron del avión.

La granadina y la gaditana hablababan distraídas del disco de Julia cuando las gallegas llamaron su atención para que entraran a un Burger King.

Mimi intentó pasar como pudo a la mesa que ya estaba ocupada por Miriam, Sabela y las niñas, aunque el carrito y las maletas dificultaban la tarea. Julia intentó guiarla pero aún así, la rubia se chocó con varias mesas.

-Mierda - Exclamó cuando se dio un golpe con una maleta, justo al lado de su mesa.

Lexa se tapó la boca con las manos y abrió los ojos de par en par.

- ¡Mami! Eso no se dice - Miriam soltó una carcajada y Mimi suspiró resignada.

-No, no se dice.

-Mamá lo dice mucho - Añadió Adriana mirando a Julia con una mirada reprobadora, haciendo que todas menos Julia rieran.

Una hora más tarde, después de terminar de comer y de despedirse de Julia, Sabela y Adriana, se encontraban esperando a Agoney que tenía que ir a recogerlas y llevarlas a la casa de playa.

Alexa hacía pucheros de vez en cuando y se quejaba de que quería irse con Adriana a su hotel. Mimi la miraba sonriente cada vez que mencionaba a su amiga, cosa que enfadaba a la pequeña porque su madre no la estaba tomando en serio.

-Que no te rías Mami.

-No me estoy riendo, estoy pensando - Explicó Mimi mientras apartaba su mirada de su hija para que no la viese reír. Se centró en Miriam que mecía a Lia con gracia, intentando que dejara de llorar pero la rubia no estaba por la labor.

La granadina sintió una paz increíble y volvió a reír al ver la ironía de aquello. Su hija mayor pegando saltitos y refunfuñando enfadada porque quería ver a Adriana, Miriam desesperada y cantando histéricamente, aunque sonara increíble de todas maneras, se notaba el nerviosismo en su voz por estar montando una escena en la salida del aeropuerto, rodeadas de bastantes personas, y Lia berreando como siempre.
Pero aún así ella se sentía tranquila, en paz. En casa.

Retrouvailles|| miriam²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora