04 aura gris

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Un pants deportivo negro junto a una sudadera con capucha gris y tenis corte inglés del mismo color, su vestimenta favorita para salir a sus paseos nocturnos, lástima que ahora las mangas de la sudadera tengan algo de sangre, aunque no hay problema, conoce un método perfecto para limpiarla.

Shirayuki sacó su teléfono del bolsillo de su sudadera y miró la hora.

-12 am- susurro, miró hacia el callejón del que había salido mirando por última vez a los hombres que habían intentado hacerle daño, los cuales ahora se desangran, pobres ilusos, si no reciben ayuda en 10 minutos morirán.

La albina siguió su camino sin mirar atrás, al llegar a su casa se quitó la ropa, necesitaba un baño urgente, no soporta sentir la sangre sobre su piel, un short 10 dedos sobre la rodilla y una blusa de manga 3/4, se sentó en su cama y tomó el cepillo que le dio su madre, leyendo una y otra vez el grabado, suspiró y se cepillo el cabello, tarareando una canción que su madre le cantaba cuando aún vivía con ella.

Una lágrima cayó por su rosada mejilla, aún así, no dejó de tararear. Al terminar se recostó en su cama conciliando el sueño casi de inmediato.

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Una mañana más en la escuela, el profesor aún no entra, así que la albina, cansada por salir corriendo de su casa al salir tarde, aprovecho para descansar con la cabeza recostada en sus brazos.

-escuche que 5 hombres fueron asesinados cerca de la media noche en la ciudad- dijo con preocupación la pelirosa, eso llamó la atención de la albina.

-¿de verdad?- pregunto el inocente pecoso.

-si, dicen que fue en un callejón a  5 cuadras del mini súper del sur-

-¿5 cuadras?, Shirayuki-san, tú vives cerca de ese lugar no es cierto- pregunto el ojiverde, la albina se sobre salto sin demostrarlo.

-así es pero... ¿cómo sabes donde vivo?- pregunto con una expresión somnolienta, provocando un sonrojo en el joven.

-b-bueno y-yo, salí a comprar con mi mamá y te vi entrar a una casa mientras llevabas bolsas con comida, a-así que supuse que era tu casa- miro avergonzado a otro lado, la albina solo asintió.

-deberías tener cuidado Shira-chan - dijo el rubio con un mecho negro, pasando su brazo por los hombros de la ojiazul.

*shira...Chan?* para conocerse de tan solo días ese chico era muy confianzudo.

-si quieres, yo puedo acompañarte a tu casa- concluyó dedicándole una sonrisa a la joven.

-Gracias, pero no será necesario, estoy segura de que puedo cuidarme sola- dijo quitando el brazo del joven con indiferencia.

Le dedicó una mirada rápida al rubio cenizo, quien parecía no prestarle atención, tenía los brazos cruzados detrás de su cabeza y las piernas recargadas en su mesa.

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*de nuevo limpiando.... me encanta limpiar* la albina rodó los ojos ante aquel pensamiento.

Fue otro día de entrenamiento tanto físico como mental, U.A. realmente cubre todos los aspectos para ser un buen "héroe ", hasta ahora está algo impresionada.

Después de todas las clases, ahora esta de nuevo limpiando el salón junto al rubio, pareciera que ambos se ignoraron todo el día, aunque la albina lo observó de vez en cuando desde lugar.

No se sentía ningún tipo de tensión e incomodidad, solo la prisa de salir de ahí del rubio.

-oye, Bakugou- el rubio solo la ignora, pero la siguió escuchando atentamente, la albina titubeó antes de seguir hablando -Gracias por... terminar el trabajo el otro día- el rubio solo gruñó y asintió muy ligeramente.

Bakugou y tú   Doble caraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora