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Por ahora, Gary estaba en calma, desde que entró a la Universidad su familia tenía  mínimo control sobre él, claro, siempre y cuando mantuviese sus notas y se comportará como era debido y, es así como lo había hecho, las novias que había tenido para despistar a su familia habían sido cuidadosamente escogidas para que no causarán ningún escándalo al terminar "su relación" y también se había asegurado que sus gustos estuviesen muy bien escondidos para que nadie pudiese percatarse de ello, por ende, él era una máscara andante, un buen mentiroso hasta llegar a su dormitorio o estar a solas con sus amigos Pokémon en dónde finalmente podía ser totalmente libre de ser él mismo.

Los años habían transcurrido y él había madurado aún más, también había reafirmado lo que había en su corazón teniendo muy en cuenta que aún estaba enamorado de su adorado pelinegro tal y como el primer día en que descubrió ese sentimiento tan nuevo y maravilloso para sí.

Su miedo, su dolor, desesperación y frustración poco a poco se fueron apaciguando y el amor que le profesaba no hacía si no más que crecer, paso a paso cediendo ante la idea de que nada lo haría desistir de su objetivo, pues, lo único que lo movía ahora era su juramento.

De pronto, observó a Dragonite tomar vuelo mientras él acariciaba a su Eevee ahora Umbreon  y a Arcanine seguir al primero por el gran campo frente a él, la tranquilidad lo embargó y deseo que Ash estuviese ahí junto a él disfrutando esa vista como lo había deseado más de una vez; cada vez estaba más cerca de cumplir sus metas, pero aún faltaba camino que andar y obstáculos por enfrentar.

Ese lugar era ideal para entrenar y ejercitarse así que solía llevar a sus Pokémon a que lo hiciesen y de paso disfrutaba tan íntimo y grato momento en el que ninguna insensata alma podría molestarle, en el que podía ser libre por un instante y disfrutar de sus únicos e inigualables amigos, porque, eso eran para él sus Pokémon, sus leales amigos.

Así que, después de un rato de meditación por fin decidió unirse al entrenamiento, llevando a Umbreon con él y empezando una batalla que más que eso parecía un juego, algo rudo, pero juego al final de cuentas ya que aquel castaño no permitiría que sus amigos se dañarán pero tampoco suprimiría sus instintos y sus deseos de batalla, después de todo, él mismo investigaba la relación de aquellos maravillosos e intrigantes seres con su entorno y sus conductas tanto salvajes como pasivas y su deber era saber todo de ellos, así era Gary y eso era parte de su carrera y su pasión en la vida..., él sin duda sería un Investigador Pokémon.

TrébolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora