Decidí darme por vencida, simplemente con la pierna rota no podía ir con ellos. No deseaba atrasarlos por mi culpa.
Y eso se los dije a Norman y Ray. Y como supuse, ambos se opusieron completamente; y por más que ambos quisieran cambiar mi decisión al respecto, seguí diciendo "No, yo me quedaré aquí".
Los abracé, les dije lo mucho que los quería a ambos, y que, por favor, nunca se rindieran y cuidasen uno del otros. Y que, sobre todo, cuidaran de los demás. Los despedí con mi mejor sonrisa, tragándome mis lágrimas, acallando mi dolor.
Y así fue. Siguieron con el plan, incendiando el orfanato, huyendo con los demás. Yo solamente sonreía.
Sonreía, deseándoles suerte y que se cuidasen. No nos volveríamos a ver nunca.
Y cuando estaba ya en el proceso de convertirme madre, me aferraba a los recuerdos que tenía de mis mejores amigos. Y de vez en cuando, tarareaba esa canción que le pedí a Ray que me cantara cuando lo atrapé cantándola.
Procuraba no mostrarme triste o resignada. Creo que de todas las que estaban conmigo, yo era la que seguía manteniendo ese positivismo que siempre me caracterizó.
Cuando estaba embarazada, le contaba a mi hijo esos preciados recuerdos, que, aunque eran mentiras dulces, eran bellos momentos.
Le contaba cuando Norman solía enfermarse y que, Ray me ayudó a hacer un teléfono de vasos para poder hablar con nuestro mejor amigo; también, cuando le pedí a Ray que me cantase esa melodía, y lo gracioso y tierno que se veía al decirme que nadie más se enterara de esto y como con una sonrisa yo accedí.
Esos recuerdos y esa melodía, eran lo único que me impulsaba a seguir adelante. Y así fue, como conseguí ser madre a mis 28 años, siendo la más joven de todas, de mi generación. Tal vez, incluso más que Mamá.
Habían reconstruido Grace Field, cuando me dijeron que me haría cargo de esta granja. Volver a verla, me trajo con más fuerza mis preciados recuerdos.
Era tonto aferrarse al pasado, pero si con eso lograba recordar quién era y por quiénes seguía en pie, no me molestaba en absoluto. Sonreí, ¿Qué estarán haciendo Ray y Norman? ¿Cómo estarán los demás?
En eso, escucho como alguien tararea esa melodía, esa inconfundible melodía. Un dolor se agolpó en mi pecho, ¿Podría ser que...?
No pude evitar apresurar mis pasos hacia donde provenía ese tarareo. Al llegar, mis ojos no pueden creer lo que ven.
Tenía mis sospechas desde que me entregaron a Rei y Norma, sobre que, probablemente, fuesen mis hijos. Y el verlos juntos, tarareando esa melodía, sólo confirmó mis dudas.
Mi hijo Rei, poseía el mismo color de ojos que yo, solamente su cabello era castaño oscuro con algunos reflejos rojizos. Y mi hija Norma, tenía el mismo color de cabellos que yo, solamente sus ojos eran lila.
Sentía las lágrimas acumulándose en mis ojos, y las sentí descender cuando ambos me miraron. Con sonrisas y miradas tristes.
Y aunque no lo dijesen, ellos me preguntaban claramente en silencio "¿Por qué nos trajiste a este mundo, mamá?"
Me acerqué a ellos y los abracé. Ellos también me abrazaron, llorando en silencio también; me había convertido en lo que jamás deseé ser, y el que mis hijos les haya tocado ser el ganado que yo debía cuidar, era mi castigo.
Fue entonces, que tomé una decisión. Una que tal vez, ninguna madre en toda la historia de este pútrido mundo hubiese tomado.
Yo sacaría a mis hijos de aquí, y si podía, a todos los demás niños de esta granja. Tal vez yo me haya dado por vencida hace muchos años, sin embargo, yo no les daría esta opción a mis hijos.
No porque yo me haya rendido, ellos tenían que hacerlo. Los sacaría de aquí, sin importar lo que pudiera pasarme después... Porque... Desde un principio quería huir con mi familia, ¿no?
Me separé de ellos un poco, mirándolos. Limpié sus lágrimas y de paso las mías, les sonreí.
— Tengo un plan para ustedes. — les dije, a lo que ellos me prestaron mucha atención. — Necesito que saquen a todos los niños de aquí con ustedes.
— Pero eso... — interrumpí a Rei.
— No es imposible, Rei. Sólo quiero que tengas presente que no te doy la opción de rendirte de ahora en adelante, ¿De acuerdo?
Él asintió, aunque su ceño se haya fruncido un poco más que antes.
— ¿Qué tenemos que hacer, mamá? — me preguntó Norma, un poco insegura. Acaricié el cabello de ambos.
— Antes que nada, deberán esforzarse en ser los mejores de todos. Trataré de enseñarles algunas cosas, y como recompensa por sus calificaciones, les iré diciendo lo que necesitan saber.
— ¿Seríamos algo así como... cómplices?
Sonreí, un poco triste. Comenzaba a comprender cómo se sintió Ray desde está edad; aunque yo lo hacía, más que nada, por el bienestar de mis hijos. Porque tenía fe en ellos.
— Sí, Rei... Lamento mucho poner esta carga sobre sus hombros.
Pero es lo mejor, si quiero que sobrevivan.
Ambos negaron. Volví a abrazarlos, cerrando mis ojos con culpabilidad; tal vez, conforme vayan creciendo, vayan volviéndose un poco como Ray. Pero, yo me encargaré de que ese peso, se aligere, un poco.
Porque esto, es algo que no debería haber pasado. Pero yo lo quise así, por mi egoísmo, ellos sufrirán.
Pero serán libres.
Porque esto, para mí, es algo que una madre haría por sus hijos. Por amor a mis hijos, haría lo que fuese para que estuviesen bien.
-Traumada Taisho
Bueno, simplemente se me ocurrió y pues, ¿Qué quieren que diga? Ojalá les guste, como a mí al escribirlo.
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Pour Mes Enfants [The Promised Neverland]
Fanfiction[Long-fic/What If] Emma se da por vencida, y decide convertirse en Mamá. Pero al descubrir que Rei y Norma, son hijos suyos, decide hacer lo que ninguna madre ha hecho, sacrificarse para que sus hijos se salven. Demostrando así, lo que una madre es...