Pieces.

20 0 0
                                    

El mundo había sido salvado una vez más por los Vengadores.

La humanidad podía ver un amanecer, nuevamente.

Las personas volverían a sus rutinarias vidas y vivirían a su modo, ignorantes de las pérdidas y sacrificios que tuvieron que hacerse para lograr tal propósito.

Y mientras tanto, el funeral del verdadero salvador de la existencia humana, se realizaba a las afueras de la ciudad, en una pequeña casa de campo alojada cerca de un hermoso y cristalino lago. Los presentes, todos seres cercanos  y Vengadores también, fueron testigos de la despedida de su querido Tony Stark.

Todos... Excepto uno.

Mientras la pequeña familia de Tony se reunía cerca del lago para brindar tributo a su amigo, Gray permanecía al otro lado del lago, frente a ellos pero oculta entre la arboleda. ¿Cómo describir el dolor de perder a alguien? ¿Cómo expresar el vacío que permanece cuando una persona amada parte lejos?

Gray había sido una pseudo-pupila del asombroso Tony Stark. Nunca coincidieron en opiniones y la mayor parte del tiempo discutieron por desavenencias. Mientras Tony intentaba llevar por el buen camino a Gray, ella era testaruda e impulsiva. Sin embargo, también hubo momentos en los cuales compartieron anécdotas y buenos recuerdos. Gray sabía que Tony hubiera dado la vida por ella, y Gray... Bueno, Gray deseaba con todas sus fuerzas que Tony hubiera muerto sabiendo que le quería.

¿Alguna vez se lo dijo?
En alguno de aquellos momentos buenos... ¿Se lo hizo saber?

Las dudas y la tristeza carcomían tanto su mente y corazón, que la joven de aspecto lúgubre deseó con todas sus fuerzas ser capaz de tener un poder que le permitiera abandonar su cuerpo durante unos minutos. Solo eso ... Solo quería ser alguien más, alguien ajeno a todo el dolor que estaba torturándola en ese instante. ¿Acaso era mucho pedir?

La muchacha tuvo que morderse fuertemente el labio inferior para no gritar cuando vio como, finalmente, el funeral llegaba a su fin.

Y ya está.
Así, sin más, alguien dejaba de existir.
De ese modo concluía el camino de las personas: lágrimas, un legado dejado atrás y recuerdos. Solo recuerdos.

Ya no habrían más discusiones, ni tampoco sentiría una de aquellas manos inexpertas pero paternales, acariciar su cabeza a modo de aprobación. Ya no habrían más helados en las madrugadas, ni más reproches. Tony Stark ya no existía, ni volvería a existir. Entonces... ¿Porque se había esforzado tanto en luchar, en recuperar a todos? Al final ni siquiera pudo salvar a quién había intentado ser un padre para ella.

La vida podía ser tan injusta...

Gray empezó a sentir como sus manos temblaban. La vorágine de sentimientos que estaba apoderándose de sí, amenazaba con ahogarla. Rápidamente pasó la manga de su chaqueta de cuero por el rostro, provocando (aún más) que el poco maquillaje que llevaba se malograra.  Maquillaje... Una sonrisa amarga se trazó en los labios de la muchacha frente a tal pensamiento. Ella, quién nunca se había preocupado por su aspecto, aquel día decidió hacerlo solo por él.  ¿Para qué?

“ Tan lúgubre como siempre, mocosa. Me gusta tu estilo. ”

La voz de Tony resonó en su mente como si el verdadero estuviera allí, junto a ella. No obstante, el solo hecho de recordar algo así, provocó que un llanto intenso la abrumara. Torpemente, rebuscó en uno de los bolsillos de la chaqueta y extrajo una pequeña botella de vodka. Últimamente, ese dichoso frasco se había convertido en su mejor amigo.

Dio un buen sorbo y se enjuagó el semblante mientras miraba hacia el otro extremo del lago, donde todos los presentes empezaron a abandonar sus lugares para reunirse dentro de la casa. Gray sintió que no formaba parte de ello pues, como siempre y tantas veces Tony le había reprochado, ella misma se excluía de todo lugar cuando sentimientos depresivos la envolvían.

InkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora