Adicción

El humo del cigarro se deslizaba lentamente por su boca. Recorría con la mirada el lugar, nada le llamaba la atención. Hace unos minutos una hermosa chica con un corto vestido negro le había invitado a bailar pero él no se inmutó. Solamente la miró de soslayo para después negar con una sonrisa cínica en el rostro.

-No me interesas -Fue lo único que dijo desviando su mirada nuevamente a la pista dando otra calada a su cigarro. Su único y gran vicio.

La chica molesta se alejó lanzando un gemido de indignación.

Después de eso nadie se había acercado a él, cosa que no le molestó en absoluto. Dando una última calada a aquel pequeño tubo de papel se levantó de su asiento dejando el sobrante en el primer cenicero que encontró. Estaba decidido a irse. Aquella noche había sido de lo más aburrida para él, después de unos cuantos tragos y de fumar dos cigarros su interés se había esfumado por completo.

Caminaba entre personas que se restregaban con descaro a otras, de personas -en su mayoría chicas- que le coqueteaban sin ningún pudor. Él solo rodaba los ojos. En definitiva estaba cansado de ese lugar. Empujó de la manera más cortés que pudo a una chica cuando su mirada fue capturada por otra.

Unos ojos marrones seductores peligrosamente delineados haciéndolos más cautivadores. Descendió la mirada hasta los delgados labios que se veían muy apetecibles. Sin saber cómo o en qué momento su cuerpo se movió hacia aquella persona, su respiración se aceleró y de repente yacían uno frente al otro.

-Hola -Fue lo único que pudo oír del contrario antes de sentir como era invadida su boca con aquellos delgados y sensuales labios.

De inmediato correspondió con la misma voracidad aquel beso deslizando las manos por todo el torso contrario hasta detenerse en el redondo trasero del más bajo dando un apretón. El chico soltó un jadeo en sus labios lo que lo hizo sonreír.

Ambos se movían en un solo ritmo, sentían la calidez del cuerpo contrario aun a través de la tela. Los dos sentían como la necesidad de sus cuerpos aumentaba. Sus besos se volvían más intensos conforme el tiempo pasaba. Tuvo que separarse de esos labios adictivos unos segundos por la falta de aire. Su respiración era errática.

No era suficiente con solo besarse quería más.

El chico comprendió de inmediato, ya que fue tomado de la mano y dirigido hasta el baño. Ya dentro se encerraron en uno de los cubículos volviendo a degustar los labios ajenos.

Sonoros gemidos salían de sus bocas que eran ahogados por la música del lugar. Sus manos recorrían con ansiedad el cuerpo ajeno palpando cada centímetro. Ese hombre lo estaba volviendo loco solamente con besos, no quería imaginarse lo que sentiría cuando estuviera dentro de él. Tan solo pensarlo su miembro despertó chocando con la entrepierna ajena sacando un gemido por parte de los dos.

Su cuerpo era recorrido por unas tibias manos. Recorrieron su espalda descendiendo lentamente hasta detenerse en su pantalón. Recibió una mirada juguetona, estaba jugando con él, provocándolo para saber cuál era su límite.

-Hazlo -Soltó en un jadeo.

Recibió un asentimiento de cabeza mientras su pantalón era desabrochado. Un par de manos tibias bajaron tanto su pantalón como su bóxer. Veía como el chico se lamía los labios al ver la hombría que estaba frente a él. Grande y palpitante. Deseosa de ser atendida.

Movió su cadera como una invitación sin ser dicha. Su sonrisa se ensanchó cuando vio como aquel chico se ponía de rodillas y se acercaba a lamerle solo el glande.

-Mmm -jadeaba tomando al pelinegro del cabello.

Ansiaba más.

El pelinegro lo observó. Su mirada estaba cargada de deseo. Miró como este se encontraba orgulloso de ser el causante de que consumiera por el placer recibiendo otra lamida lo que lo hizo soltar un suspiro. Si el pelinegro continuaba así comenzaría a desesperarse. Como si el contrario leyera su mente de un instante a otro su miembro fue engullido por completo.