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Ya me había bañado hace cinco minutos y me sentía totalmente cansada. Mis pies ardían y mis músculos temblaban levemente por el cansancio de haber bailando casi seis horas seguidas sin parar. Abrí el nuevo armario y un nudo en la garganta de alegría me invadió el cuerpo, elegí un simple conjunto de ropa interior blanca de algodón y un vestido corto simple estampado de flores pequeñas de distintos colores y en los pies me calcé con unos zapatos bajos color celeste. Me arreglé el pelo en una simple coleta alta y sin nada de maquillaje, solo pellizqué mis mejillas para darle un poco de color y me puse el perfume para que quedara un rastro de aroma a pomelo. Respiré hondo para calmar las sensaciones que transmitía mi cuerpo y bajé con paso lento hasta que vi a Justin con un recipiente de vidrio moldeado con espaguetis y salsa boloñesa o al menos eso era lo que veía. Su cabello estaba levemente despeinado y en sus mejillas había rastros de la salsa. Me reí bajo y me acerqué a él con una servilleta de papel que tomé antes. 

—Quieto— le sonreí mientras con la servilleta sacaba toda la salsa de su rostro, en sus ojos había ternura y humildad lo que hizo que por alguna razón quisiera llorar. Me sentía feliz a su lado, aunque no me ame como yo lo amo a él. Soy la chica más afortunada de esta tierra por el simple hecho que él me conociera. 

—Vamos a tomarnos una foto— dijo sacando su IPhone del bolsillo delantero de sus tejanos oscuros. 

—Acepto si sonríes— le advertí y él me sonrió primero ami y puso el IPhone en frente de nosotros y yo le besé la mejilla mientras Justin sonreía a la cámara. Mi estómago daba vueltas dentro mío y mi corazón estaba por explotar de la alegría contenida. El sonido artificial de la cámara salió y reí mientras él me ayudaba a sentarme y servía en un elegante plato los espaguetis que se veían espectacularmente deliciosos a mi vista, me sirvió coca cola con hielo en un vaso largo y se sirvió a él. 

—¡Por fin comida de verdad! — dije levantando mis brazos en señal de victoria y él rió mientras negaba con la cabeza

—Que lo disfrutes pequeña— me dijo dulcemente y empecé a comer tranquilamente mientras nuestra conversación surgía sin problemas. Hablamos sobre deportes, música y televisión todo estaba bien entre nosotros hasta que la puerta resonó con tres golpes duros y secos. Cruzamos la mirada con Justin 

—Iré a ver— dijo levantándose y cuando él estaba caminando me acerqué a la ventana y era nada más y nada menos que Jessica. Mi corazón saltó de mi pecho y sentí un frío escalofrío recorrerme la espalda. 

—¡Es Jessica! — dije asustada y él se volteó justo un paso antes. Puse mi plato en la heladera y con las manos temblorosas le hablé— Me esconderé arriba, tú no digas absolutamente nada ¿Sí? — dije y él asintió esperando a que subiera las escaleras, los golpes en la puerta se hicieron más fuertes y entré a mi cuarto, cerré la puerta y me escondí dentro del armario secreto de ropa de danzas y para mi sorpresa ya dentro y segura había una ventana polarizada que me permitía ver sin que me vieran ami desde el otro lado. Era una simple pared pero estaba dentro. 

Agradecí a Justin silenciosamente en mis foros internos por haber creado esto. Y segundos después la puerta se abrió con un estallido y di un pequeño grito. Jessica estaba hecha una furia y aún no sabía la razón. Justin gritaba pidiendo que se vaya pero ella no hacía caso. 

—Ella esta aquí ¡Esa zorra esta aquí! — rugió enojada y mis vellos de la espalda se me erizaron completamente. 

—¡No hables de ella de esa manera! — gritó Justin pero me quedé sin respiración cuando ella se abalanzó hacia él con un fuerte y fogoso beso, ella tocaba cada centímetro de su cuerpo y él poco a poco empezaba a seguirle la corriente. No me di cuenta de que sollozaba y que estaba empezando a largar lágrimas rápidamente. Él sacó su camiseta ajustada y empezó a besar su clavícula y sacó su sostén de un solo toque, bajó su falda y aparté mi mirada cuando la cosa estaba haciéndose más profunda. El nudo en la garganta no podía irse y empecé a asustarme cuando realmente empezaba a faltarme el aire dentro. Era una pequeña habitación y tenía solo una ventana cerrada. Me caí de rodillas al suelo y empecé a sentir la necesidad de algo dulce para subir mi azúcar. Arañé el suelo cuando me estaba ahogando, mi vista se hacía borrosa mostrando a los costados luces de colores, agarré mi pecho y empecé a inhalar y exhalar rápido para recuperar aire. Y desesperada agarré un barrote de la mesa de roble y vi la pared que se movía sin poderse controlar, el piso vibraba y se movía de un lado a otro. Los gemidos del otro lado de la pieza y las lágrimas desesperadas mías se mezclaban haciendo un elixir demoníaco y sádico. Pedía a dios salir de esta viva pero con toda la debilidad y algo de fuerza que quedaba y me fui hacia adelante tratando de romper la pared. Vi una pequeña cuchilla en la mesilla y la tomé en mis manos. Fui de a poco acercando ese objeto a mi muñeca y miré hacia la ventana. Él la penetraba mientras Jessica gemía como poseída. Sollocé y di un grito de dolor cuando enterré la cuchilla en mi muñeca haciendo que salga sangre desesperadamente. Los gemidos se hacían rápidos al igual que los cortes en ambas muñecas. Mi vida es una mierda, soy una mierda y siempre me tenía que pasar algo amí. Paré de golpe cuando me sentí peor que antes y solté la cuchilla cuando esta se cayó al suelo lleno de sangre.

¿Por qué toda la mierda tenía que ser para mí? Tomé el barrote y para mi suerte se rompió un pequeño pedazo de pared y sentir la esperanza abarcarme, pero no duraría mucho por lo tanto tomé otro impulso débil y otro pedazo de pared cayó. 

<<Una mas… una mas>> pensé y con la última fuerza que me quedaba rompí la pared con el barrote. Pero fue demasiado tarde, porque ya estaba tirada en el piso solo con la cabeza afuera del agujero de la pared rota, mi cabeza daba vueltas pero ellos ya estaban llegando a su orgasmo y luego de eso… vi absolutamente los brazos negros hundirme en la profundidad de mi mente.

Gritos SilenciososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora