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Pasó un mes para ser exactos y la relación que mantenía con Justin estaba pasando de ser amigos a algo más pero sin ser confirmado nada. Las fans de Justin tenían buena relación conmigo y si me cruzaba con alguna automáticamente pedían fotos a las cuales no me negué nunca. Hoy era dos de septiembre y faltaban cuatros días para mi cumpleaños, Justin estaba más que emocionado con ese tema ya que cumpliría dieciocho años. 

Los ensayos de baile habían finalizado y hoy es la actuación en el teatro municipal de Los Ángeles donde me encontraba ahora viviendo con Justin, los nervios me impedían comer y hasta a veces respirar ¿Me caería? ¿Me olvidaría la coreografía? Las preguntas me atormentaban a cada rato y tendría que estar en el teatro en dos horas, a las seis de la tarde, para que me acomode en mi camarín, me vista y me arregle. A las diez de la noche empezaba la función ya tenía mis trajes en mi bolso grande, mis zapatillas de baile, mi maquillaje, gel de cabello, pinzas y vendas para mis dedos. Estaba repasando la coreografía mentalmente cuando sonó mi celular con un sonido estridente. Era Justin

—¿Princesa? — sonreí automáticamente cuando me llamó por el apodo que me puso desde hace unas semanas atrás

—Soy yo— dije mordiéndome el labio inferior, los nervios los tenía con él aunque hablara por un teléfono

—No podré llevarte al teatro, pero llegaré a las diez para verte ¿Podrías ir en un taxi? — me preguntó con voz nerviosa, Jessica solía hacerle una escena cada vez que no cumplían con sus caprichos. 

—No tengo ningún problema en ir en taxi— le hablé preparando mis últimas cosas, la ropa que me pondría luego de la función y mis perfumes— Termina lo que tienes que hacer y si tienes tiempo llega al teatro. 

—Está bien, iré con algunas personas para que me hagan compañía— rió— Te quiero muchísimo princesa 

—Y yo a ti, Biebs— dije serena— Cuídate mucho y sonríe ¿Si? 

—Te lo prometo—

La llamada terminó y me tiré a mi cama mientras daba un suspiro de alegría interna, vi la hora y faltaban una hora y veinte minutos. Di un grito al haberme tardado tanto y bajé con mis bolsos y porta trajes negro y salí cuando cerré la puerta y apagué las luces. Los camarógrafos estaban fuera invadiéndome nuevamente. 

—Hola chicos— saludé como siempre mientras les sonreía— Lamento no poder contestar sus preguntas, pero ahora tengo que irme

Levanté mi mano en señal para que parara un taxi y afortunadamente este paró en frente mío, subí y el olor a gel de cabello, perfume fuerte y cigarrillo rancio me invadió. Saludé por el vidrio a los camarógrafos y el taxi se dirigió a mi destino. El teatro.

Le pagué con veinte dólares y bajé para subir las escaleras que estaban llenas de fans, mías o eso creía. Gritaban mi nombre desesperadamente y les tiré un beso al aire. 

—¿Verán la función? — les pregunté

—No tengo dinero para esa entrada— dijo una niña aproximadamente de once años o doce. Le sonreí y saqué de mi bolso delantero una entrada en primera fila que había reservado para Jessica y mi “familia”. La niña me abrazó y empezó a llorar mientras me daba las gracias. Repartí las entradas y me despedí de ellos. Entré prácticamente corriendo y pude ver el enorme teatro que tenía en frente, tenía butacas rojas con destellos dorados y el telón del enorme teatro estaba cerrado. Sonreí y mis ojos se cristalizaron de la emoción. Saludé a Marta quien me llevó al camarín para que me vistiera y hagamos una prueba. Entré y me quedé impactada, los suelos eran de madera oscura y tenía perchas para colgar mi ropa. Había un espejo con luces a los costados y una elegante silla que estaba al frente, había baño separado y un servicio a mi derecha que contenía cosas dulces y saladas. Agua, jugos naturales y gaseosas en poca cantidad. Mordí mi labio inferior mientras sacaba todos mis trajes y los colocaba en los percheros. Me puse el traje blanco con piedras de color blancas, rosas claras y cremas. Tenía una presentación maravillosa con un corset con piedrecillas bordadas y la falda era “plato” hacia arriba de tules brillantes con detellos dorados. Me puse vendas en mis dedos y por encima me puse las zapatillas de punta rosadas. Me senté y empecé a maquillarme tenía que teneru n aspecto pálido y que mis ojos resaltaran por lo tanto usé el delineador por encima de la marca de agua, puse brillo en mis labios y para finalizar el tocado en el pelo que tenái forma de alas de cisne. Di un último suspiro de nervios, y salía a ensayar junto a todos.

Eran las nueve de la noche y faltaba solo una hora para salir a escena, Marta estaba de los nervios al igual que yo. No podía ni respirar de la emoción que sentía. Espero que solo esto me salgaa bien. Entré a mi camarín y retoqué mi maquillaje por veinte minutos. 

—¡Cuarenta minutos para salir a escena! — gritó Richard, otro miembro del Staff de baile. Sentía el nudo en mi garganta aprisionarme y mi celular vibró. Era un mensaje de Justin

“Princesa, ya estoy aquí con unos amigos. Todo saldrá de maravilla. Te quiero” Sonreí a la pantalla de celular mientras ingería un poco de agua. Me miré al espejo y me observé para comprobar si había alguna imperfección

—Todo saldrá bien, esta es tu noche— hablé a mi reflejo. Los minutos pasaron y era hora, mi hora.

—¡Diez minutos! ¡Todos a sus posiciones! — volvió a repetir Richard, mis manos temblaban de la emoción y Marta tocó a mi puerta emocionada al igual que yo. Esta noche iba a ser buena, corrimos al escenario y ahí estaba Zack Smith quien sería el príncipe, estaba actuando y bailando junto a las bailarinas del elenco. El auditorio estaba mucho más que lleno, el estribillo sonó y mordí mis labios. Tomé una respiración y Marta tocó mi hombro.

—Lo harás de maravilla, bella— sonreí y eso me tuvo más tranquila. Moví mis brazos con delicadeza mientras que con pequeños pasos entraba en escena y la canción empezaba a sonar. Todos hicieron sonidos de exclamación 

(http://www.youtube.com/watch?v=40tkh0_cNYQ00:46 en adelante) 

La decoración era vacía como lo redactaban en muchos libros, un paisaje de un lago y por supuesto… era el cisne. Mis piernas se movían con delicadeza, mi cara expresaba lo que sentía con la música. Este era mi momento y lo estaba aprovechando al máximo. Mis brazos se levantaban con ligereza y todo estaba yendo a la perfección, Zack me levantaba en los aires como una pluma y me dirigía con sus movimientos de manos, su rostro estaba demasiado cerca del mío y en un momento sus labios rosaron con los míos, lo alejé con mis manos como si fuera parte del acto y al parecer entendió… Nueve minutos de coreografía pasaron y llegaba mi final para convertirme en cisne negro. Quedé en un pie, resistiendo con mi otra pierna apuntado hacia el cielo como una línea recta. Y los aplausos se hicieron presentes, saludé hacia el público y pude ver a Niall con los otros chicos, pero mi vista se vió hacia Justin quien sonreía de punta a punta. Mis ojos se iluminaron de gozo al tenerlo ahí y me fui en puntas de pie. 

Corrí a mi camarín para terminar y por suerte tardé menos, puse mis labios rojo carmín y cambié el tocado por un color negro. Y me fui atrás de bambalinas para terminar el acto y poder irme en paz. 

La música estridente sonó y ahora mi actitud debería hacerse apasionante y ser un cisne libre. Entré con un salto desde atrás y todos aplaudieron en mi acto. Este era mi solo de baile por lo tanto me luciría como nunca. Recolecté todo lo que había pasado por mi vida, todos los maltratos y quejas. Ilusiones y malestares y los tomé como impulso para saltar. Y así lo hice, el estribillo fue puro giros y saltos, superé mi marca saltando a más de un metro de altura, me sentía libre y apasionada. Una serie de saltos vinieron y tomé un respiro. Corrí de puntas de pie y tomé impulso para saltar, sentía que volaba por los aires mientras posicionaba mis brazos como las alas de un cisne. Este era el acto más lago, unos quince minutos mínimo. Pasaron diez y mis piernas se sentían cansadas pero no le hacían falta fuerzas. Estábamos en el acto final y todos se pusieron detrás de mí, elevé mis piernas en el aire en una línea recta y no lo pude evitar… sonreí al reflector y me cegaba del público por lo cual no sentí temor alguno. 

Uno… dos… tres. Pensé y me elevé en una pierna mientras mis brazos se posaban detrás en forma de un cisne y así… mi calvario terminó. 

Mis oídos se taparon por un momento… ya había terminado… ¡Y salió más que perfecto! Cerré mis ojos para evitar llorar y mi pecho se desinfló dejándome respirar libremente. Los aplausos, silbidos y piropos eran lanzados al aire, sonreí con mi boca algo temblando e hice una reverencia al público mientras que con mis labios hacía un gesto de “gracias”. Me sentía más que bien, pero algo hacía falta y me di cuenta de que Justin no estaba sentado en su asiento.

Gritos SilenciososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora